Caser¨ªos de Altza
Como si de una maldici¨®n se tratara, el a?o reci¨¦n despedido ha dejado a Altza sin cuatro de sus caser¨ªos m¨¢s representativos. Este barrio donostiarra contaba hasta la fecha con un rico patrimonio en arquitectura tradicional vasca, que ven¨ªa a ser el contrapunto del desarrollo urban¨ªstico incontrolado que sufri¨® la comunidad en el pasado. La uni¨®n de caser¨ªos y bloques de viviendas m¨¢s o menos ca¨®ticos ha configurado una parte no desde?able de la identidad altzatarra contempor¨¢nea, orgullosa y reivindicativa de sus construcciones rurales, pero consciente de la impronta en su paisaje de las incontroladas viviendas modernas.
Pero nuestra ciudad y nuestras instituciones, instalados en un falso concepto de modernidad, han decidido que a Altza le sobran caser¨ªos. El ¨²ltimo en caer ha sido el caser¨ªo Alamoi, instalado en un solar cuya ocupaci¨®n est¨¢ atestiguada desde ¨¦poca bajomedieval. Su presencia era incompatible con las obras de acondicionamiento y ensanche de la A-8 que lleva a cabo la Diputaci¨®n, para la que el solar deb¨ªa carecer de valor, pues no se ha dirigido a ninguna instituci¨®n o entidad para preservar su memoria.
Sus compa?eros de fatigas han sido el caser¨ªo Tomasene, el Peruene y el Etxeberri. El primero, propiedad del Ayuntamiento donostiarra, supon¨ªa el ejemplo m¨¢s importante en la ciudad de arquitectura civil altomoderna. Unos d¨ªas de lluvia en agosto supusieron que su entramado y cubierta se vinieran abajo. La actuaci¨®n de los pol¨ªticos no tiene desperdicio. Primero, el Ayuntamiento no ten¨ªa dinero para mantenerlo en pie, pues dej¨® que se cayera, y ahora se gastar¨¢ miles de euros para su acondicionamiento y reconversi¨®n en equipamiento cultural.
En cuanto a Peruene, con restos atestiguados de lavadero y probablemente de un molino bajomedieval bajo su solar, tambi¨¦n se haya en el sitio equivocado en el momento menos oportuno, ya que en su superficie se construir¨¢n nuevas viviendas dentro del plan de reforma del barrio de Herrera. Para el Ayuntamiento no merece la pena siquiera salvar su memoria con una documentaci¨®n hist¨®rica o con un estudio de sus estructuras y paramentos. Parece que este plan no puede dedicar el 0,00algo de su financiaci¨®n a recuperar el pasado del sitio en que se desarrolla. Bastar¨¢ dedicarle el nombre a una plaza de las inmediaciones.
Sobre el derribo del caser¨ªo Etxeberri, su antigua estructura no deb¨ªa permitir una vivienda con todas las comodidades. Una magn¨ªfica casa moderna se alza donde antes se erig¨ªa orgulloso el primitivo caser¨ªo.
Luego hablan t¨¦cnicos y pol¨ªticos de cohesionar las comunidades a trav¨¦s del desarrollo cultural, de profundizar en su conocimiento con pol¨ªticas de fortalecimiento de las identidades locales. Juzguen ustedes. Parece que todo lo que no sea un megacentro cultural que procure unas cuantas fotos, a poder ser antes de las elecciones, no requiere la atenci¨®n de los responsables de turno. Con este ritmo de destrucci¨®n del patrimonio arquitect¨®nico altzatarra, todav¨ªa quedan caser¨ªos para derribar hasta el a?o 2011.
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