Morir por ignorancia
El autor defiende que el m¨¦dico no debe atender s¨®lo al cuerpo del paciente, sino pensar tambi¨¦n en el sufrimiento ps¨ªquico de la persona enferma, y critica la publicidad que a veces se da de m¨¦todos ajenos a la medicina cient¨ªfica
En estas ¨²ltimas semanas han aparecido diversos art¨ªculos noticias y entrevistas que me han sumido no s¨®lo en la perplejidad, sino en una casi incontrolable indignaci¨®n, no s¨®lo por mi condici¨®n de m¨¦dico, sino tambi¨¦n como simple ciudadano.
Debo de reconocer que la lectura de una delirante entrevista a una ex m¨¦dico, expulsada del Colegio de M¨¦dicos de su pa¨ªs (Canad¨¢), me caus¨® tanta desaz¨®n que he necesitado el paso de un prudente espacio de tiempo para intentar, una vez m¨¢s, defender mi profesi¨®n y muy especialmente el derecho a la correcta y completa informaci¨®n que tienen todos los pacientes.
Hace pocos d¨ªas, en Roma, asist¨ª a una mesa de discusi¨®n sobre informaci¨®n m¨¦dica. Una de las participantes defini¨® su profesi¨®n como mediatore culturale, es decir, su trabajo consiste en actuar de intermediario entre el m¨¦dico y el paciente, consiguiendo que este ¨²ltimo comprenda el mensaje transmitido por el facultativo. Un 80% de los enfermos denuncian la dificultad de acceso al servicio sanitario italiano, y aunque no dispongo de cifras nacionales, probablemente el grado de insuficiente informaci¨®n debe asumir porcentajes similares en el Estado espa?ol.
"El tiempo que se dedica a cada enfermo es insuficiente y cada vez lo ser¨¢ m¨¢s"
"El acto curativo es un proyecto compartido entre dos personas, paciente y enfermo"
El tiempo que se dedica a cada enfermo es insuficiente y cada vez lo ser¨¢ m¨¢s, no s¨®lo por la masificaci¨®n de la asistencia, junto con muchos otros factores sociosanitarios, sino tambi¨¦n por la ascendente y dram¨¢tica soledad en la que viven los que sufren.
Si la actuaci¨®n m¨¦dica suele ser catalogada como coherente y eficiente hasta completar el diagn¨®stico, a partir del tratamiento los pacientes suelen quejarse de incompleta informaci¨®n y ayuda para afrontar aquellos tratamientos que por su agresividad conllevan efectos secundarios de todo tipo y grado de toxicidad.
Una peque?a parte de los enfermos brit¨¢nicos que deben ser sometidos a cirug¨ªa cardiaca son enviados a Italia para ser operados. Este turismo no se realiza por voluntad del paciente o porque los cirujanos italianos sean m¨¢s h¨¢biles que sus colegas brit¨¢nicos, sino porque resulta mucho m¨¢s econ¨®mico para el Gobierno ingl¨¦s remitir los pacientes al extranjero que crear nuevos servicios de cirug¨ªa, en su propio territorio.
Obviamente, en este transvase sanitario nadie se preocupa del impacto que para el paciente tiene el sentirse apartado de su entorno habitual y en un pa¨ªs cuyo idioma desconoce, adem¨¢s de un sinf¨ªn de hechos que le deben ser extra?os y m¨¢s dif¨ªciles de asimilar por las condiciones en que se encuentra.
Cuanto m¨¢s se tecnifica la medicina mayor es la dificultad de di¨¢logo entre m¨¦dico y paciente. Es frecuente que amigos o simples conocidos llamen a mi tel¨¦fono particular para preguntarme si tal o cual m¨¦dico es de mi confianza o si la terap¨¦utica que le proponen es adecuada, aunque la consulta haga referencia a especialidades totalmente apartadas de la m¨ªa. Este hecho es un simple reflejo de la falta de comunicaci¨®n a la que he hecho menci¨®n. Es evidente que no puedo conocer las habilidades, aptitudes y conocimientos de todos mis colegas y menos atreverme a opinar sobre temas que desconozco, pero el amigo que reclama mi juicio profesional est¨¢ buscando aquella tranquilidad necesaria para entregarse a algo tan comprometido como la recuperaci¨®n de la salud.
El acto curativo es un proyecto compartido entre dos personas, paciente y enfermo, y nosotros, los profesionales de la medicina, somos el instrumento que el enfermo tiene para vencer la enfermedad, pero, como medio que somos, debemos ser permeables a la angustia que todo proceso patol¨®gico genera. No cabe enrocarnos en una posici¨®n inaccesible y ante toda muestra de debilidad del paciente, considerarlo como personalidad en quiebra que requiere la ayuda del psiquiatra o del psic¨®logo. La psicoterapia de apoyo debe ejercerla el m¨¦dico que trata cualquier proceso org¨¢nico, o el cirujano, por brillante y dif¨ªcil que haya resultado la intervenci¨®n quir¨²rgica realizada. Desentenderse del todo que constituye el paciente y atender s¨®lo a su cuerpo sin pensar en su m¨¢s que posible sufrimiento ps¨ªquico es practicar una medicina deficitaria y unidimensional.
No debemos extra?arnos que proliferen los simples charlatanes, los curanderos o las alternativas naturalistas, cuyo denominador com¨²n es el dedicar todo el tiempo necesario al ciudadano que les consulta.
En este contexto, el papel de los medios informativos es important¨ªsimo, puesto que al dar pantalla o publicidad a m¨¦todos que nada tienen que ver con la medicina cient¨ªfica facilitan la credibilidad en aqu¨¦llos. Recordemos el tristemente famoso caso de un curandero italiano que con un medicamento de su invenci¨®n, curaba el c¨¢ncer. Se le dio gran publicidad y es incalculable el da?o que este falso m¨¦dico ocasion¨® a miles de pacientes, que retrasaron su tratamiento convencional por el alternativo, perdiendo sus opciones de curaci¨®n.
Entiendo perfectamente que las noticias m¨¦dicas reciban el mismo tratamiento que cualquier otra que llegue a las redacciones de los medios de informaci¨®n: la oportunidad, el inter¨¦s, hasta admito un ponderado sensacionalismo, pero llegar a extremos de total desinformaci¨®n es ciertamente lamentable.
Hace muy poco, entre grandes titulares se cuestionaba la eficacia de las pruebas preventivas del c¨¢ncer. Antes de poner en entredicho el valor de la citolog¨ªa anual para el diagn¨®stico precoz del c¨¢ncer de cuello uterino me parecer¨ªa conveniente que se recordara que la incidencia de esta enfermedad hace 20 a?os, era de 60 mujeres por 100.000 y en la actualidad oscila entre el 6 y 12 por 100.000 gracias a la difusi¨®n de la citolog¨ªa, que permite diagnosticar, y por tanto tratar, las lesiones preinvasoras, evitando la aparici¨®n del tumor invasor, y si estos datos parecen poco elocuentes, con-viene conocer que sobre los 500.000 nuevos casos de c¨¢ncer de cuello uterino que anualmente se dan en el mundo el 80% inciden en los pa¨ªses subdesarrollados, donde no existe posibilidad de prevenci¨®n.
Grave es tambi¨¦n, tanto por parte del m¨¦dico que lo expresa como del periodista que lo divulga sin juicio cr¨ªtico alguno, que la citolog¨ªa deber¨ªa ser sustituida por tal o cual test cuya eficacia real tan s¨®lo puede contemplarse en un programa de diagn¨®stico precoz en el que se hermanaran las dos opciones para espaciar el intervalo entre los ex¨¢menes. A veces, estas afirmaciones contundentes por parte de ciertos cient¨ªficos huelen tanto a deseo de protagonismo o intereses ajenos a la medicina que el lector medianamente avispado reconocer¨¢ de inmediato, pero pocos leen el texto y muchos s¨®lo se quedan con los titulares sensacionalistas.
La pobre mamograf¨ªa tambi¨¦n ha sido cuestionada. ?Acaso no se trata de una prueba observadora dependiente y que adem¨¢s estar¨¢ mediatizada por la calidad y definici¨®n de la imagen? Por tanto, sujeta a errores que constituir¨¢n un peque?o porcentaje que debe ser aceptado.
Brevemente voy a transcribir unas cifras de mi propio departamento y que pueden ser superponibles a cualquier otro que est¨¦ involucrado en la lucha contra la enfermedad maligna de la mama: entre 1974 y 1977 el porcentaje de tumores en estadios incipientes con un muy alto ¨ªndice de curaci¨®n era del 14%; los tumores inoperables y de curso fatal alcanzaban al 20%. En 1997, aunque desgraciadamente todav¨ªa vemos tumores muy avanzados, el 10,7%, pues todav¨ªa existen reductos de la poblaci¨®n femenina reticentes a la prevenci¨®n, los casos incipientes han alcanzado el 57,6%. Y esta enorme mejor¨ªa en el pron¨®stico del c¨¢ncer de mama ha sido debida, entre otros factores, al diagn¨®stico mamogr¨¢fico. Hace 25 a?os los tumores eran diagnosticados por la propia paciente, ahora ella acude al control mamogr¨¢fico, y las cifras hablan por s¨ª solas.
Por todo lo que he explicado, mi justa indignaci¨®n cuando leo en la contraportada de un prestigioso diario que la ex doctora ya mencionada, metida a gur¨² de la seudociencia, responde a la pregunta: "Si un hijo suyo tuviera c¨¢ncer, ?qu¨¦ har¨ªa usted?". "Alimentar¨ªa su fe en s¨ª mismo: eso fortalece el sistema inmunitario, lo que aleja el c¨¢ncer. ?El miedo es el peor enemigo! Mina tus defensas. ?Nada de miedo, nada de sumisi¨®n al c¨¢ncer! Tranquilidad, convicci¨®n, delicadeza, terapias suaves". Afortunadamente, y en la misma entrevista, en un recuadro, se notifica un n¨²mero de tel¨¦fono para poder adquirir el libro de la ex doctora. Sin comentarios.
La lucha contra los tumores malignos del cuerpo humano es una asignatura pendiente de la biomedicina. Las cifras de curaci¨®n globales, que en 1900 eran igual a cero, ahora alcanzan el 60%. La esperanzadora realidad es el descubrimiento de nuevos f¨¢rmacos, de terapias menos agresivas, de sensibilizaci¨®n al problema, lo cual crea una corriente de solidaridad enormemente beneficiosa para los que sufren. Todo ello gracias al trabajo de investigadores, m¨¦dicos, voluntarios. Por esta an¨®nima lucha que se dirime en laboratorios, hospitales, en el seno de las familias, por los que padecen un tumor maligno o lo han padecido, por todos los que sufren y conf¨ªan en la medicina, he cre¨ªdo conveniente denunciar que no puede frivolizarse la informaci¨®n en temas tan importantes.
Santiago Dexeus es director de la c¨¢tedra de Investigaci¨®n en Obstetricia y Ginecolog¨ªa-UAB. Institut Universitari Dexeus.
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