Portadas de libros
Me ven¨ªa olvidando de los fot¨®grafos y dise?adores que vuelcan sus esfuerzos en elaborar portadas para libros. Ahora ha llegado el tiempo de resarcirme con la exposici¨®n de Juantxo Ega?a (San Sebasti¨¢n, 1961) y Borja Goitia (Pasajes, 1965) en la Casa de Victor Hugo de Pasai Donibane. Son una decena de excelentes trabajos con una plusval¨ªa did¨¢ctica elogiable. En ellos se levanta el velo de la g¨¦nesis de una labor llevada a cabo en equipo.
Desde las primeras maquetas hasta el resultado final, el recorrido queda muy bien explicado. No se juega al oscurantismo protector de t¨¦cnicas y maneras al que nos tienen acostumbrados algunos autores cuyos frutos deben m¨¢s al azar que a la reflexi¨®n y al buen hacer. Se descubren las peque?as argucias regidas por una idea central que debe surgir como met¨¢fora ic¨®nica de las p¨¢ginas escritas en el interior. Un esfuerzo para apoyar, y nunca hacer sombra, al escritor o ensayista promocionado por el editor.
A Ega?a la ra¨ªz m¨¢s profunda de su oficio le llega desde la figura de su padre, un operador de cine aficionado. Despu¨¦s, una vez pasado el instituto y sus estudios de Bachillerato, profundiz¨® en la materia asistiendo a cursos en Barcelona y Madrid. Posteriormente fue ayudante en el estudio de Fernando Larruquert, quien fuera director de fotograf¨ªa de Ama Lur, la m¨ªtica pel¨ªcula del cine en el Pa¨ªs Vasco. Con ¨¦l aprendi¨® a elegir la herramienta m¨¢s adecuada para cada circunstancia, la importancia de la direcci¨®n e intensidad de las luces, tambi¨¦n la precisi¨®n, detalle, delicadeza y cari?o que merece cada una de las tomas a realizar.
Ahora, desde esta sala que deja colgar los balcones sobre la bah¨ªa, nos deleita con im¨¢genes repletas de imaginaci¨®n y creatividad. En ellas pesa, no cabe duda, la experiencia adquirida con sus peque?os reportajes para la Kutxa, el Festival de Cine o su colaboraci¨®n con diversas revistas, am¨¦n de sus anteriores exposiciones. As¨ª se explica la eficacia conseguida con la imagen de un comp¨¢s que apoya una de sus puntas sobre un chino de tinta roja para la portada de Homo Faber, de Max Frisch. Acierta eligiendo la sencilla vela de una chalupa, virada en tonos sepia, con todas sus connotaciones viajeras, para Una tierra m¨¢s all¨¢, de Joan Mari Irigoien. Otorga una fuerza especial a los cuerpos desnudos de una mujer sobre un hombre que engarzados presentan Korapiloak, de Jasone Osoro.
Otras emociones m¨¢s profundas despierta con la suave silueta de un hombre desnudo acurrucado tras un hielo llamando a la lectura de Lagun zoztua, de Joseba Sarrionandia.
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