Nosotros
Nada m¨¢s cierto y m¨¢s in¨²til que la acusaci¨®n por Sadam -descripci¨®n- de los inspectores de Naciones Unidas como esp¨ªas: los hemos enviado los de la ONU para descubrir sus "armas de destrucci¨®n masiva". Un busismo: no especifica, no dice qu¨¦ es una masa. Los 20 asesinatos en Israel son masa: muertos por suicidas donde lo valiente quita lo cort¨¦s; quiz¨¢ la del pueblo palestino d¨ªa a d¨ªa, a?o tras a?os; sin duda, las v¨ªctimas de Nueva York y los afganos de Bush y lo que hace casa de fieras de Guant¨¢namo. Esp¨ªas ¨²tiles cuando ataquemos, dizque por febrero. El ataque est¨¢ calculado: se destruir¨¢ aquello que luego se ha de reconstruir para que sirva al nuevo Irak, preparado en Londres, educado para servir como si fuese europeo; nos quedaremos con los campos de petr¨®leo para que se pueda reconstruir con su dinero lo que destrozaremos ya.
No s¨¦ si es para esto para lo que la nueva filosof¨ªa declara que la raz¨®n ha muerto, que no es m¨¢s que una partecita de la creaci¨®n de ser humano, y que la Revoluci¨®n Francesa termin¨® el 11 de septiembre en Nueva York. Es m¨¢s sencillo decir que ha ganado el viejo r¨¦gimen, el Ancien R¨¦gime, que se meti¨® en la Revoluci¨®n Francesa y en su doctrina gemela, la de la Independencia de Estados Unidos. Todo resulta tan sencillo como cambiar los protagonistas del Bien y los del Mal; ni siquiera cambiar las palabras, sino su sentido, y regarnos con nuevas frases en todos nuestros idiomas, que poco a poco van siendo uno: malo, pero uno. Es cierto que la unidad de Occidente es tal que no podemos seguir con la Torre de Babel: muera Babel, viva el Esp¨ªritu Santo, y hablemos el ingl¨¦s de Fukuyama.
?Por qu¨¦ me inquieta el ataque a Irak, guerra o lo que sea, venganza o justicia? Porque soy antiguo, obsoleto: la Momia, dicen los que siempre ganan, porque atemperan su obra al cambio de tiempo. Quiz¨¢ estuvieran en otro tiempo afilando la hoja pesada de la guillotina, quiz¨¢ llamando a la polic¨ªa para que apresara a los actores en huelga. Quiz¨¢ impulsando a la muerte en Irak, aplaudiendo la del Afganist¨¢n, comprendiendo la de los palestinos. ?Qu¨¦ me importan a m¨ª palestinos, iraqu¨ªes, afganos o coreanos? Es raro. Qu¨¦ m¨¢s me da, si me puedo adscribir a la nueva filosof¨ªa, a la del nuevo fil¨®sofo por antonomasia, Bernard-Henry L¨¦vy (adoctrina en El Mundo), o a la de sus disc¨ªpulos y hermanos de raza. Ah, como yo: s¨®lo que los m¨ªos corrieron perseguidos por la aristocracia cat¨®lica y no han parado de correr. Y lo que queda.
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