Par¨¢bola de la moneda y la seguridad de los pacientes
Va a hacer tres a?os, el Institute of Medicine (IOM) publicaba el informe Errar es humano, en el que se consideraba que los errores m¨¦dicos, b¨¢sicamente hospitalarios, provocaban entre 44.000 y 98.000 muertes anuales, lo que supondr¨ªa una mortalidad superior a la de los accidentes de tr¨¢fico, el sida o el c¨¢ncer de mama.
El informe ha desencadenado desde entonces un intenso debate, sobre todo en c¨ªrculos acad¨¦micos y pol¨ªticos. Algunos autores reducen la estimaci¨®n del IOM a unas 5.000 muertes anuales, mientras que para otros la cifra ser¨ªa mayor, hasta alcanzar el tercer lugar en el conjunto de todas las causas de defunci¨®n en Estados Unidos. En cualquier caso, una de las consecuencias del informe ha sido la creaci¨®n de nuevas figuras profesionales sanitarias relacionadas con la seguridad.
El 35% de los m¨¦dicos y el 42% de la poblaci¨®n declara haber padecido, ellos o sus familiares, errores m¨¦dicos
Llama la atenci¨®n la poca importancia que se da a los errores, pese a que se atribuyen a fallos personales
Aunque buena parte de estos errores son evitables, ni la opini¨®n p¨²blica ni los propios profesionales los perciben todav¨ªa como un problema importante, seg¨²n indica una encuesta realizada a una muestra de 831 m¨¦dicos y 1.207 personas de la poblaci¨®n general, que acaba de publicar el New England Journal of Medicine.
S¨®lo el 5% de los m¨¦dicos y el 6% del p¨²blico lo considera un problema importante, mientras al 29% de los profesionales les preocupa m¨¢s el importe de los seguros de mala pr¨¢ctica y los litigios o el coste de la atenci¨®n sanitaria (27%), que tambi¨¦n constituye el problema m¨¢s importante para el 38% de la poblaci¨®n, seguido del coste de los medicamentos (31%).
Y no es por falta de experiencia, ya que el 35% de los m¨¦dicos y el 42% de la poblaci¨®n consultada declara haber padecido, ellos mismos o sus familiares, errores m¨¦dicos, m¨¢s de la mitad de los cuales fueron graves, llegando a la muerte en el 7% de los casos seg¨²n los m¨¦dicos y en el 10% seg¨²n la poblaci¨®n general. Quiz¨¢ es que se sienten particularmente desafortunados, porque dos tercios de los dos grupos creen que las defunciones atribuibles a errores m¨¦dicos evitables no llegan a 5.000 por a?o.
El estudio propone una serie de explicaciones y de posibles soluciones que los encuestados valoran. Entre 11 posibles causas, los m¨¦dicos eligen m¨¢s frecuentemente la falta de enfermeras en los hospitales (53%) y el exceso de trabajo y estr¨¦s (50%), que para el p¨²blico fue la segunda opci¨®n (70%) tras el tiempo insuficiente dedicado a los pacientes (72%).
El 55% de los m¨¦dicos y del p¨²blico coinciden al identificar las equivocaciones de los m¨¦dicos como la m¨¢s importante raz¨®n de los errores. Coincidencia que tambi¨¦n se produce al admitir en casi un 60% la responsabilidad siquiera parcial de los pacientes en los errores y que se extiende a la hora de valorar alguna de las 16 soluciones propuestas.
Para el 55% de los consultados en ambas muestras resulta conveniente que los hospitales desarrollen sistemas espec¨ªficos de prevenci¨®n de los errores m¨¦dicos.
Sin embargo, se producen notables discrepancias cuando se valora la posibilidad de suspender la licencia al m¨¦dico responsable, ya que el 3% de los m¨¦dicos lo considera ¨²til, frente al 50% de la poblaci¨®n general; o la obligaci¨®n por parte del hospital de notificar los errores a la autoridad sanitaria, una medida valorada como id¨®nea por el 23% de los m¨¦dicos y el 71% de la poblaci¨®n general. Adem¨¢s, el 86% de los profesionales consideran que los informes hospitalarios relativos a los errores deben ser confidenciales, mientras que el 62% de la gente prefiere que se hagan p¨²blicos.
Es de agradecer que desde la encarnaci¨®n del paradigma cient¨ªfico de la medicina nos lleguen estimaciones y valoraciones oportunas al respecto. Sin menospreciar el inter¨¦s de estas opiniones, acotadas por el dise?o del estudio y condicionadas por las circunstancias espec¨ªficas de la sanidad estadounidense, llama poderosamente la atenci¨®n la poca importancia que merecen los errores m¨¦dicos y, todav¨ªa m¨¢s, que se atribuyan mayoritariamente a la responsabilidad personal de profesionales y pacientes.
El informe del IOM dedica un apartado completo a considerar las causas de los errores y las condiciones que los favorecen. Un planteamiento m¨¢s estructural recogido tambi¨¦n por la OMS en uno de los documentos de trabajo de la 109 sesi¨®n del Comit¨¦ Ejecutivo titulado "Calidad de la Atenci¨®n Sanitaria: la seguridad del paciente", que reconoc¨ªa la necesidad de una acci¨®n concertada internacional para reducir las consecuencias adversas de las intervenciones sanitarias.
Estos efectos indeseables sobre la salud exceden con mucho a los errores, sean negligentes o no. Porque el extraordinario desarrollo del potente arsenal terap¨¦utico y profil¨¢ctico se puede comparar a una moneda cuya cara es la enorme capacidad de intervenci¨®n eficaz frente a problemas graves, pero que es inseparable de la cruz que provoca, en un amplio sentido, iatrogenia, a menudo importante.
"Ofeleein i mi vlaptein", que es, como en la Grecia de Hip¨®crates dec¨ªan "primero no da?ar". De ah¨ª la necesidad de una actitud cr¨ªtica que permita balancear los beneficios y los perjuicios esperables antes de llevar a cabo cualquier intervenci¨®n sanitaria. Ya que mientras resulta razonable exponerse al peligro de los efectos adversos importantes cuando el beneficio esperable es claramente superior, no lo es correr incluso peque?os riesgos si las ventajas son nimias o inexistentes. Lo que acostumbra a pasar precisamente cuando el comportamiento sanitario se caracteriza por el consumismo.
Andreu Segura es profesor de Salud P¨²blica de la Unversidad de Barcelona y coordinador del proyecto Aupa Barceloneta.
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