Un apasionante cap¨ªtulo del silencio vaticano

Costa-Gavras rescata en Am¨¦n las l¨ªneas maestras de El vicario, c¨¦lebre tragedia del alem¨¢n Rolf Hochhuth escrita en los a?os cincuenta. Y abre as¨ª otra vez las tripas del tr¨¢gico silencio que el Vaticano de P¨ªo XII mantuvo ante las evidencias que le llegaron de la verdad del holocausto. Avanzaba hacia su fin la guerra y millones de jud¨ªos eran exterminados en los campos nazis de la muerte, mientras el Vaticano ten¨ªa en su poder un aterrador fajo de folios que daba cuenta con toda precisi¨®n de hechos y cifras que all¨ª se arrojaron al sumidero de los rumores no verificables.

Lo que Hochhuth represent¨® en El Vicario y Costa-Gavras rescata en Am¨¦n se resume en la desazonadora figura de Kurt Gerstein -el esp¨ªa de Dios, como le apod¨® su bi¨®grafo Pierre Joffroy-, un qu¨ªmico reclutado por las SS hitlerianas que estuvo, por razones profesionales (fabricaci¨®n masiva de gas Zyklon) en el epicentro del se¨ªsmo de la soluci¨®n final y, aterrado por las colosales dimensiones del crimen que ocurr¨ªa d¨ªa tras d¨ªa ante sus ojos, elabor¨® un informe exacto e irrefutable, que hizo llegar al Vaticano. La respuesta del vicario a esa evidencia fue un abominable recurso al silencio diplom¨¢tico, el abandono del destino del hombre por la conveniencia pol¨ªtica,del que la Iglesia tardar¨¢ siglos en reponerse, si es que se repone.

El asunto es de conocimiento obligatorio, de pura salud mental, y Costa-Gavras, al hacer Am¨¦n, est¨¢ a la altura de este fondo higi¨¦nico y did¨¢ctico de su trabajo, esquivando los aspectos po¨¦ticos y rituales del drama de Hochhuth y abordando aquel desastre desde angulaciones m¨¢s cercanas, orillando el reportaje y dejando ver en lenguaje llano el atroz alcance de aquel silencio, que a¨²n pesa como una losa sobre Roma. Y sin hacer una obra maestra -Costa-Gavras suele estar como director por debajo de los magn¨ªficos y ambiciosos asuntos que filma- nos sit¨²a ante el rostro de esta herida sangrante y materializada en las figuras, al tiempo inquietantes y heroicas, del qu¨ªmico alem¨¢n (admirablemente interpretado por Ulrich Tukur), que muri¨® en la carcel de La Sant¨¦ parisiense unos a?os depu¨¦s; y de uno de los sacerdotes (interpretado por Mathieu Kassovitz) que, a ra¨ªz de aquello, se proclamaron en lucha abierta contra P¨ªo XII y su silencio.