Grietas
Todo tiene grietas. Nos lo dice un jud¨ªo canadiense llamado Leonard Cohen que se fue a un monasterio budista: "Ta?e las campanas que a¨²n pueden sonar y olv¨ªdate de ofrendas logradas, pues todo tiene grietas...". La canci¨®n se titula Himno (Anthem) y le ha servido a I?igo Garc¨ªa Ureta para homenajear a Cohen y para titular su ¨²ltimo libro. En Todo tiene grietas el escritor bilba¨ªno nos invita a mirar por la ranura del supuesto diario de un supuesto diarista que podr¨ªa llamarse Max B., pero que de ning¨²n modo se podr¨ªa apellidar Garc¨ªa Ureta, aunque comparta con Garc¨ªa Ureta un mont¨®n de vinilos y ced¨¦s, los versos de Nick Cave, el pu?o de Robert Mitchum a la luz de la luna en La noche del cazador, el vermouth que preparan en el bar Estoril, las noticias de El Correo de Euclides de Max Aub, las buenas traducciones de Sebald y de Bernhard, la silueta del pr¨ªncipe Murnau de Trastorno, el instinto de Hendrix y los buenos deseos de Frank Capra.
Un buen cheque o un buen premio a tiempo suele ser el mejor tapagrietas y el mejor tapabocas
A lo cual deberemos a?adir un pu?ado de buenas intuiciones y una pasi¨®n sin l¨ªmites por la literatura y por sus dones (esos que hacen que el oficio de vivir sea algo m¨¢s llevadero y soportable). Ahora que casi s¨®lo se publican novelitas de corte y confecci¨®n para vestir premios inveros¨ªmiles, un libro como Todo tiene grietas es algo m¨¢s que un lujo y poco menos que una necesidad para los infectados por el mal de Montano descrito por Enrique Vila-Matas.
Todo tiene, en efecto, intersticios o grietas o fisuras. Tiene raz¨®n el jud¨ªo canadiense. Eso es bueno y es malo. Eso es as¨ª. En el a?o reci¨¦n estrenado, aunque no se perciban a primera vista, ya trabajan las grietas invisibles craquelando semanas y quincenas en la cuesta de enero.
Las grietas del Prestige dejan diariamente escapar m¨¢s de ochenta toneladas de fuel. El fuel sigue escapando a pesar del sellado progresivo de grietas. Hasta el momento, el Nautile solamente ha podido sellar ocho. Todo indica, por tanto, que las primeras previsiones fueron en exceso optimistas al fechar el sellado completo de las grietas del Prestige para el veinte de enero. La paciencia de los gallegos, como todo, se agrieta.
Todo tiene grietas. Y pasa que no hay forma de tapar las grietas porque las grietas son indesmayables, como el coraje de las marineras (aunque no hayan jam¨¢s navegado es lo que son) de Cangas de Morrazo: "Se han dado buena prisa con las ayudas para taparnos la boca. Lo que buscan es dividirnos. Aqu¨ª no todos han cobrado". Tapar las grietas y tapar las bocas, la tarea es dif¨ªcil: hay demasiadas grietas y demasiadas bocas. Lo segundo parece, en todo caso, algo m¨¢s practicable. Un buen cheque o un buen premio a tiempo suele ser el mejor tapagrietas y el mejor tapabocas. Hasta que no le dieron el Cervantes la boca de Camilo Jos¨¦ Cela fue una v¨ªa de fuel. A veces un sill¨®n es suficiente para tapar la boca, convertida en herida y en grieta, de los conspicuos aspirantes a entrar en la Academia de la lengua. Todo tiene grietas. Para mal, para bien, para siempre. Lo canta Leonard Cohen: "Ta?e las campanas que a¨²n pueden sonar y olv¨ªdate de ofrendas logradas, pues todo tiene grietas, pero gracias a ellas entra la luz...".
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