Vuelta a las andadas
Una vez m¨¢s agot¨® el papel. Desde Am¨¢lia Rodrigues ninguna cantante de Portugal hab¨ªa logrado semejante reconocimiento por parte de sus vecinos peninsulares. Si se encargara una encuesta para saber qui¨¦nes son por aqu¨ª los portugueses m¨¢s populares, s¨®lo Figo y Saramago -quiz¨¢ tambi¨¦n Futre- la desplazar¨ªan del primer lugar.
Lo malo, y hay que llevar la contraria a las 2.000 personas que acudieron a verla y le testimoniaron su admiraci¨®n, es que Dulce Pontes ha vuelto a las andadas. O a sus or¨ªgenes en comedias musicales, festivales televisivos y salas de casino, donde hac¨ªa versiones de ¨¦xitos de los a?os sesenta y setenta.
Desde el primer minuto mostr¨® esa manera de cantar cercana al grito que tanto impresiona y poco emociona, esa querencia por el gorgorito, que puede con todo lo que canta. Tras el prometedor amago de su anterior disco, O primeiro canto, arropada por Wayne Shorter, Jaques Morelenbaum, Trilok Gurtu o Waldemar Bastos, en Dulce Pontes prima de nuevo su capacidad vocal sobre la sensibilidad musical. Y tiene la de Montijo tal chorro de voz que continuamente se le escapa.
Dulce Pontes
Dulce Pontes (voz), Filipe Lucas (guitarra portuguesa), Manuel d'Oliveira y Jorge Fernando (guitarras), Rodrigo Serr?o (contrabajo), Pedro Santos (acorde¨®n), Jo?o Ferreira (percusi¨®n) y Hubert-Jan Hubeek (saxo soprano y clarinete bajo). Invitados: Kepa Junkera y Alos Quartet. Festival del Milenio. Palacio de Congresos. Madrid, 11 de enero.
Cierto que son precisamente esos excesos guturales, no nos enga?emos, los que levantan pasiones en el p¨²blico. Les sucede tambi¨¦n a buenos instrumentistas que suelen ver c¨®mo magn¨ªficas secuencias arm¨®nicas y delicadas construcciones t¨ªmbricas son menos valoradas por el respetable que f¨²tiles escalas.
Dulce Pontes convirti¨® Balada para un loco, de los argentinos Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, en griter¨ªo sin alma, igual que cuando Pl¨¢cido Domingo caricaturiza boleros, y al cantar la caboverdiana Sodade, en el segundo de los bises, la sombra de Cesaria Evora era tan alargada que el escenario bien podr¨ªa haber quedado a oscuras. Lejos, muy lejos, estaban Edith Piaf, Billie Holiday, Elis Regina o la propia Am¨¢lia Rodrigues.
Una pena porque esta portuguesa que se reclama hija musical de Jos¨¦ Afonso -de ¨¦l cant¨® con acierto Se voaras mais ao perto- tiene unas facultades portentosas. Dulce Jos¨¦ Silva Pontes volvi¨® a caer en lo de siempre, y eso es lo que parece que quieren sus seguidores, que r¨ªen incluso cuando se le ocurre hacer de gallina clueca. As¨ª que aqu¨ª paz, all¨ª gloria, y OT en casa de todos.
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