La Europa del derecho
El mercado es un orden por concurrencia de libertades. La mano invisible que lo rige asigna recursos y distribuye eficazmente beneficios. En el mercado, tanto m¨¢s cuanto m¨¢s transparente es, se diluyen viejas jerarqu¨ªas y diferencias y se crean nuevas comunidades de intereses. Por eso, los fundadores de la integraci¨®n europea asentaron su empresa sobre un proyecto poco a poco conseguido y a¨²n no ultimado, de Mercado Com¨²n. Pero el mercado sin reglas es rastro donde la mano, en ocasiones excesivamente visible, se hace depredadora y, por ello, cuanto mayor es la libertad m¨¢s necesaria es la regulaci¨®n. El Mercado Com¨²n exig¨ªa por ello un derecho com¨²n. Pero la empresa europea fue, tambi¨¦n desde sus inicios, un proyecto pol¨ªtico, y la pol¨ªtica es, en ¨²ltimo termino, decisi¨®n. Una decisi¨®n que, si no se inserta en un orden concreto trenzado de normas, cae inevitablemente en la arbitrariedad que excluye la libertad y erosiona el mercado. Por ello, la integraci¨®n europea, desde sus comienzos, fue tambi¨¦n una empresa jur¨ªdica. La Comunidad, hoy Uni¨®n, debiera ser una Comunidad de derecho.
Cualquiera que sea el resultado de la Convenci¨®n europea en curso, sin duda aboca a una simplificaci¨®n y clarificaci¨®n de las normas institucionales de la Uni¨®n que racionalicen su pr¨¢ctica, esto es, que la hagan m¨¢s previsible y menos propensa a la argucia pol¨ªtica. ?sta deber¨ªa ser la modesta y eficaz funci¨®n del futuro derecho constitucional de la Uni¨®n (algo distinto de una verdadera Constituci¨®n formal, material e ideal).
Pero adem¨¢s es preciso organizar jur¨ªdicamente el espacio de libertad que el Mercado ha creado para que no sea un rastro, sino un espacio de seguridad y justicia. A orientar esta magna tarea tiende, tras un riguroso balance, la importante obra colectiva -ministros espa?oles y comunitarios, magistrados, notarios y abogados colaboran en ella-, titulada La Europa del derecho", que, en versi¨®n francesa y castellana, acaba de publicar la Conferencia de los Notariados de la Uni¨®n Europea (CNUE), presidida por Juan Bolas, presidente del Notariado espa?ol y coordinador y director de dicha obra. Una muestra, a mi entender, especialmente brillante de la fecundidad en el campo jur¨ªdico de la continuada presencia espa?ola en la Uni¨®n.
Sin duda, la primera exigencia del espacio de seguridad pasa por la represi¨®n de las nuevas formas de criminalidad, propias de un mercado ¨²nico inserto en una sociedad en trance de globalizaci¨®n. La lucha contra el tr¨¢fico de personas, el narcotr¨¢fico, el subsiguiente blanqueo de capitales, los delitos medioambientales, el terrorismo y la criminalidad organizada son campos donde debe germinar un derecho penal europeo. Pero la vida ciudadana es, felizmente, m¨¢s civil que criminal, y por ello la seguridad en el estado de las personas, sus relaciones familiares y sucesorias, sus contratos, el tr¨¢fico de sus bienes, requieren mecanismos que garanticen su seguridad. Esto es la predictibilidad de las normas, la certeza de los hechos y relaciones jur¨ªdicas, la celeridad de los procesos y la pronta ejecutividad de las resoluciones judiciales y otros t¨ªtulos.
Dos son las v¨ªas para conseguirlo: una, la armonizaci¨®n de las legislaciones, en ¨²ltimo t¨¦rmino abocada a la unificaci¨®n de los ¨®rganos encargados de aplicarla. Otra, el mutuo reconocimiento, tanto en lo penal como en lo civil, basado en la confianza rec¨ªproca respecto de legislaciones, jurisdicciones y t¨ªtulos que lleva a la circulaci¨®n de ¨¦stos, a la ejecuci¨®n de las decisiones de aqu¨¦llas, a la aplicaci¨®n, en ¨²ltimo t¨¦rmino de las diferentes normas a trav¨¦s de todo el espacio europeo.
La primera v¨ªa es no s¨®lo dif¨ªcil y lenta, sino contraria a la l¨®gica de una Uni¨®n que afirma respetar las diferentes identidades nacionales y, por lo tanto, disfuncional. El derecho, todo el derecho y de manera muy especial el privado, no puede inventarse de la noche a la ma?ana por grande que fuera, que no es el caso, "La vocaci¨®n de nuestro tiempo para la jurisprudencia". Es fruto "popular", aunque no lo sea el decirlo hoy, exponente del genio y esp¨ªritu de cada pueblo. Pueblos los europeos con personalidades muy diferentes y tradiciones jur¨ªdicas muy distintas, que la ampliaci¨®n reci¨¦n acordada har¨¢ todav¨ªa m¨¢s heterog¨¦neos. Y esto es algo que la segunda de las sendas indicadas permite conciliar con una seguridad com¨²n.
Es aqu¨ª donde incide el protagonismo notarial en la cuesti¨®n y explica la tarea asumida por la CNUE. Porque el notario, encargado del control de la legalidad y asesor y conformador, de acuerdo con aqu¨¦lla, de la voluntad de quienes ante ¨¦l acuden, est¨¢ en contacto directo con las necesidades de los diferentes operadores jur¨ªdicos y econ¨®micos -verdadero "derecho popular" de nuestros d¨ªas- es, adem¨¢s, buen conocedor del "derecho de los juristas", y, por ello, puede contribuir, mediante la elaboraci¨®n negocial del derecho, a la progresiva decantaci¨®n de un derecho com¨²n. A la funci¨®n de garante principal¨ªsimo de la seguridad jur¨ªdica preventiva podr¨ªa unir as¨ª la de catalizador del derecho privado de los europeos.
Y es, de tales maneras, como se integra, de veras, Europa, sin saltos de equilibrista.
Miguel Herrero de Mi?¨®n es miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas.
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