Virgencita
En mi infancia, cuando la religi¨®n a¨²n era importante, corr¨ªa el chiste de un tullido que fue a Lourdes para que la Virgen le arreglara el cuerpo. Una vez all¨ª, alguien lo iba conduciendo en su silla de ruedas mientras ¨¦l, con gran fervor, exclamaba a voz en cuello: ?Virgencita, t¨² que eres milagrosa, c¨²rame! De pronto, al portador se le escap¨® la silla y ¨¦sta, libre ya, se precipit¨® cuesta abajo a gran velocidad. El tullido, aterrado al ver que estaba a punto de estrellarse contra un ¨¢rbol, cambi¨® sobre la marcha su plegaria: ??Virgencita, por favor, que me quede como estaba!!
Hace unos veinte a?os, cuando los espa?oles ¨¦ramos tan ingenuos que cre¨ªamos que el PSOE iba a proporcionarnos la felicidad, Ronald Reagan gan¨® la presidencia del imperio con un eslogan en los labios: "menos Estado". Seg¨²n el antiguo actor convertido en pol¨ªtico, muchos de los males del capitalismo proven¨ªan de la injerencia estatal, cuya pesada maquinaria era incapaz de solucionar los problemas del mundo actual. En consecuencia, empez¨® a largar lastre y a transferir a manos privadas todo tipo de funciones, con la excusa de que la competici¨®n entre proveedores es favorable para el consumidor. All¨ª se inici¨® la vertiginosa traves¨ªa por el mar de la eficacia contable y el beneficio econ¨®mico, que hoy nos ha llevado al puerto de la globalizaci¨®n.
Dado que Espa?a estornuda cada vez que EE UU se resfr¨ªa, aquel mensaje reaganiano cal¨® hondo en nuestros socialistas, que tambi¨¦n empezaron a privatizar. No ser¨¦ yo quien afirme que la d¨¦cada de izquierda que vivimos fue el desastre que nuestra derechona se complace en remachar. No. Las cosas mejoraron durante la gesti¨®n de Felipe Gonz¨¢lez, y ello a pesar de reconversiones industriales, herman¨ªsimos guerristas, pelotazos, dondedijedigos digodiegos en el refer¨¦ndum de la OTAN y dem¨¢s minucias que cualquiera puede buscar en las hemerotecas, pero tambi¨¦n es cierto que cuando un gobierno se ba?a con indolencia en aguas infestadas de tiburones no debe sorprenderse si le pegan un mordisco. En el caso del Estado espa?ol, la dentellada vino del Partido Popular, que tras desembarazarse del patrimonio que quedaba por vender, nos ha instalado por completo en el ed¨¦n neoliberal.
La Comunidad Valenciana, desde donde escribo, es el reflejo especular de dicha situaci¨®n. Tambi¨¦n aqu¨ª, como en Madrid, tenemos al PP y tambi¨¦n aqu¨ª los antiguos pol¨ªticos de raza han sido sustituidos por marionetas sin escr¨²pulos que hacen lo que les ordena el capital. El cinismo ha aumentado entre esta nueva fauna estatal, pues privatiza a mansalva servicios sociales y, al mismo tiempo, se pone las medallas que ganan las ONG, que ahora hacen gratis el trabajo. No pasa un d¨ªa sin que el ciudadano se entere de que el poder urbaniza tierras antes intocables, de que muchos medios de comunicaci¨®n est¨¢n a las ¨®rdenes del gobierno o de que una multinacional francesa controla el agua que llega por el grifo. A este paso, pronto las playas pertenecer¨¢n a la Walt Disney Corporation y habr¨¢ que pagar por tomar el sol.
No soy nost¨¢lgico. El pasado fue malo y el presente tambi¨¦n. Pero, Virgencita, por favor, t¨² que eres milagrosa, haz que al menos nos quedemos como cuando mandaban los sociatas.
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