Desarmar al que no tiene
Mi man¨ªa de descifrar el gran lenguaje -el de los todopoderosos- es para no dejar que me enga?en. Hoy est¨¢n diciendo que su guerra pr¨®xima es "para desarmar a Irak"; o, como variante, "a Sadam Husein". Evitan la palabra guerra. Palabras como agresi¨®n, invasi¨®n y algunas otras que se van a producir en la realidad ni siquiera se les han ocurrido. "Desarmar a Irak" tiene el enorme inter¨¦s de que ni siquiera es posible, porque Irak no tiene armas (dicen sus inspectores, o esp¨ªas licenciados). Se trata de que los pretextos se conviertan en razones, independientemente de los hechos. Ya se ha definido, y algo he comentado, la naturaleza del hombre en la nueva filosof¨ªa: la raz¨®n es s¨®lo una peque?a parte de su equipaje, y otros factores est¨¢n aplastados por su peso injusto. La izquierda -"esquizofr¨¦nica y oportunista": cito a Alonso de los R¨ªos en Abc- no se puede defender ya de esa sem¨¢ntica que a veces ha utilizado. Le parece natural. La castraci¨®n del habla no consiste solamente en los extranjerismos, sino en esta horrible trampa a que nos someten los due?os del idioma. Due?o del idioma es el que posee los instrumentos para difundirlo y asegurarlo; generalmente, el que posee todo lo dem¨¢s.
"Inseguridad ciudadana" fue un invento de la derecha cuando gobernaban los socialdem¨®cratas; la part¨ªcula negativa sobraba. Ahora se ha vuelto contra ellos, y Aznar responde con uno de sus coletazos: d¨ªa tras d¨ªa enmienda los c¨®digos y leyes para darnos una poblaci¨®n de abates Farias (?no se acuerdan? El vecino de celda del Conde de Montecristo...): qu¨¦ brutalidad. Terminar¨¢ haciendo guantanameros. Por lo mismo acuden con tanta frecuencia a la expresi¨®n "c¨¦lula madre", a la que los cient¨ªficos llaman "tronco": queda la resonancia de "madre" como algo que respetar y con lo que no se puede tratar en laboratorios. Como llaman "hijos" a los ¨®vulos fecundados, y consideran "aborto" no s¨®lo a lo que los proclives llaman "interrupci¨®n del embarazo", sino a cualquier medio que evite que el espermatozoide llegue al ¨®vulo. No siempre el periodista puede estar velando por las palabras que le quieren enga?ar, ni el lector: pero hay que denunciar la agresi¨®n a la verdad que contiene la "correcci¨®n pol¨ªtica".
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