Vivienda a debate
La evoluci¨®n del mercado de la vivienda en Espa?a sigue mostrando los perfiles m¨¢s inquietantes de la especulaci¨®n y el deterioro social. En tan s¨®lo un a?o la escalada de precios ha elevado en m¨¢s de tres puntos porcentuales el esfuerzo financiero de las familias, que ya se ven obligadas a destinar uno de cada dos euros de sus salarios al pago de las hipotecas. En cuatro a?os el precio de la vivienda ha subido m¨¢s del 60%, debido a factores tan dispares como la incapacidad oficial para articular pol¨ªticas que eviten la especulaci¨®n del suelo, la oportunidad de invertir en valores inmobiliarios despu¨¦s de las p¨¦rdidas de la Bolsa, la irresistible presi¨®n del dinero negro en busca de refugios seguros y el crecimiento de los costes de construcci¨®n. Para tratarse de un bien b¨¢sico, la vivienda en Espa?a se ha convertido en un producto inaccesible para amplias capas de poblaci¨®n, singularmente para los j¨®venes que llegan a un incierto mercado laboral.
El Ministerio de Fomento, responsable del ramo, se ha esforzado en resaltar las consecuencias macroecon¨®micas favorables de la explosi¨®n de precios. Es evidente que el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola se ha apoyado en la construcci¨®n -vivienda y obra civil- en ausencia de otras actividades de inversi¨®n m¨¢s s¨®lidas; y tambi¨¦n est¨¢ claro que la p¨¦rdida de riqueza de los consumidores ocasionada por el desplome de la renta variable ha sido compensada en parte por la llamada burbuja inmobiliaria. El problema es que el da?o social que est¨¢ produciendo la carest¨ªa excesiva de las viviendas, incluso de las m¨¢s modestas, es muy superior a los supuestos beneficios inducidos por la inversi¨®n en ladrillo.
Ha llegado, pues, el momento de que, una vez comprobada la ineficacia de la pol¨ªtica oficial para moderar el encarecimiento de la vivienda, se promueva un debate p¨²blico sobre las pol¨ªticas m¨¢s adecuadas para evitar la especulaci¨®n. Deber¨ªa empezar por la elaboraci¨®n de un Libro Blanco que defina el origen y las consecuencias de la burbuja inmobiliaria y sugiera los instrumentos pol¨ªticos y t¨¦cnicos necesarios para corregirla. Corresponde al Gobierno promoverlo, con la ayuda de otros partidos y fuerzas sociales.
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