Espacios sin humo
Ninguna cr¨ªtica de fondo cabe hacer a las pol¨ªticas p¨²blicas tendentes a restringir el consumo de tabaco y a prevenir sus efectos. En este sentido, no son cuestionables los objetivos fijados de aqu¨ª a 2007 en el Plan Nacional de Prevenci¨®n y Control del Tabaquismo, acordado por el Gobierno y las comunidades aut¨®nomas: liberar de humo los espacios de convivencia p¨²blicos, incluidos los centros de trabajo, haciendo recular a los fumadores a zonas espec¨ªficas donde cultivar su vicio, y establecer toda una serie de medidas disuasorias y preventivas para retrasar lo m¨¢s posible el acceso de los j¨®venes al consumo de tabaco.
Esta ofensiva integral contra el tabaco, para sustituir a las pol¨ªticas de parcheo practicadas hasta ahora, sintoniza con las directivas de la Comisi¨®n Europea sobre la materia, la ¨²ltima de las cuales obliga en el ¨¢mbito de la UE a prohibir antes de 2005 toda clase de publicidad sobre el tabaco en los medios de comunicaci¨®n. La justificaci¨®n de esta ofensiva es s¨®lida: garantizar el derecho a la salud p¨²blica de la poblaci¨®n e impedir que terceras personas no fumadoras sean intoxicadas contra su voluntad por quienes asumen el riesgo individual, en el ejercicio de su libertad, de intoxicarse placenteramente con el humo de su cigarrillo. Pero siendo leg¨ªtimo tal objetivo, hay que huir de confundirlo con cualquier amago de criminalizar al fumador. Se trata de impedir, por ley, que el fumador haga fumar a su pr¨®jimo, y de disuadirle de fumar. No de prohib¨ªrselo.
Ninguna pol¨ªtica prohibicionista basta para erradicar por s¨ª sola un h¨¢bito practicado por el 27,2% de las mujeres espa?olas y por el 42,1% de los hombres. Una parte importante de los fumadores desea dejar ese h¨¢bito en algun momento, por lo que es indispensable que las administraciones pongan a su disposici¨®n programas de deshabituaci¨®n gratuitos. El plan aprobado se muestra muy impreciso en esta materia, ya que no concreta la aportaci¨®n del Estado -que obtiene sustanciosos beneficios fiscales del tabaco- a la financiaci¨®n de estos programas de desintoxicaci¨®n, cuya puesta en pr¨¢ctica corresponde a las comunidades aut¨®nomas. Los buenos programas no bastan si no van acompa?ados de planes de gasto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.