Sin nubes y sin velos

Debe ser cosa del cincuentenario de la ABAO, o de la hipersensibilidad con que se vive el m¨¢s m¨ªnimo detalle l¨ªrico esta temporada en Bilbao. Lo cierto es que coincidiendo con el estreno de Norma sali¨® un d¨ªa de viento sur en la villa del Nervi¨®n. Los d¨ªas de viento sur confieren a Bilbao una atm¨®sfera especial. El paisaje se vuelve transparente, la visibilidad alcanza cotas imprevistas. Y, lo que es m¨¢s importante, todo se vive al l¨ªmite, en un punto donde la realidad se confunde con la locura. No es, pues, de extra?ar que cuando la soprano norteamericana June Anderson ped¨ªa a la Luna en la c¨¦lebre Casta diva que dirigiera su bello rostro a los mortales "sin nubes y sin velos", el tiempo parec¨ªa detenerse a la par que la cantante se autodefin¨ªa en perfecta conjunci¨®n con la climatolog¨ªa y los estados de ¨¢nimo imperantes. El canto legato, et¨¦reo, de Anderson flotaba en el ambiente con una sutileza arrebatadora. Produc¨ªa un efecto terap¨¦utico y hasta hipnotizador. La magia se instalaba en la sala y a ello contribu¨ªa lo suyo tambi¨¦n Sonia Ganassi, con un retrato de Adalgisa en milagrosa sinton¨ªa con la protagonista.

Hace ya muchos a?os le pregunt¨¦ un d¨ªa a Alfredo Kraus por las sopranos con las que ¨¦l se encontraba especialmente a gusto compartiendo el canto. No consegu¨ª sacarle m¨¢s de un par de nombres o tres. Uno de ellos era el de June Anderson. Lo comprend¨ª el pasado s¨¢bado con m¨¢s evidencia que en ninguna otra ocasi¨®n. La ligereza, la nitidez, con las que Anderson dibuj¨® el personaje de Norma fueron de un belcantismo distinguido, tan alejado de los registros dram¨¢ticos, a lo Callas, como de los esteticistas a ultranza, a lo Caball¨¦. Es un canto perfeccionista que roza la abstracci¨®n, enga?osamente hier¨¢tico y profundamente envolvente. En este concepto, la r¨¦plica l¨ªrica de Sonia Ganassi fue mod¨¦lica. Dos diosas, dos hechiceras. Si Bush las llega a escuchar, las incertidumbres sobre la guerra con Irak habr¨ªan pasado de inmediato a un segundo plano. Los ensimismamientos son determinantes, ya se sabe.

El tenor C¨¦sar Hern¨¢ndez se qued¨® unos cuantos escalones m¨¢s abajo y as¨ª el d¨²o dram¨¢tico entre Norma y Pollione In mia mano alfin tu pas¨® m¨¢s inadvertido de lo deseable, algo no tan extra?o, si nos dejamos llevar por las consideraciones de Jos¨¦ Antonio Lipperheide en un documentad¨ªsimo art¨ªculo incluido en el programa de mano. Ciertamente, con las dos se?oras ya est¨¢bamos suficientemente embelesados, pero hay que resaltar con satisfacci¨®n el buen oficio concertador de Marcello Panni, al frente de una m¨¢s que pulcra Sinf¨®nica de Euskadi. La direcci¨®n de escena fue irreprochable en su convencionalismo. Coros ordenados; fondos de atardecer; sugerencias cl¨¢sicas; cromatismo en blancos, rojos y grises, fundamentalmente. La ABAO sigue pisando fuerte. Sin nubes y sin velos.