No ama?ar¨¢s partidos
Un nuevo reglamento regula las normas de conducta de los pelotaris profesionales
Primer mandamiento: No ama?ar¨¢s un partido.
Segundo mandamiento: No tendr¨¢s conductas antideportivas o agresivas.
Tercer mandamiento: No har¨¢s declaraciones p¨²blicas que inciten a la violencia.
Cuarto mandamiento: No te dopar¨¢s ni te negar¨¢s a someterte a un control antidopaje.
Quinto mandamiento: Nunca tendr¨¢s comportamientos o actitudes que atenten gravemente contra la buena imagen de la Liga de Empresas de Pelota a Mano...
Los pelotaris profesionales ya tienen su propia biblia. La ha redactado la Liga de Empresas, el organismo creado por Asegarce y Aspe que desde finales del a?o pasado regula todo lo concerniente a la pelota a mano de alto nivel. Un nuevo c¨®digo de conducta determina qu¨¦ pueden y qu¨¦ no pueden hacer los deportistas, y establece un r¨¦gimen punitivo, con multas proporcionales a la falta que se cometa.
Juli¨¢n Arruabarrena, el presidente de la Liga, ha impulsado este reglamento como s¨ªmbolo de la modernidad, y de que la pelota intenta "poner cierto orden" en las relaciones entre sus estamentos. Se ha inspirado en otros c¨®digos de conducta que ya existen en distintos deportes y los ha adaptado a las peculiaridades de la pelota. El documento, de 17 folios, afecta a las competiciones organizadas por la Liga, es decir, las principales citas del calendario profesional: el Manomanista, el Cuatro y Medio, y los torneos m¨¢s importantes de verano.
Un juez ¨²nico, ya elegido por la Liga aunque todav¨ªa est¨¢ aterrizando en el cargo, impartir¨¢ justicia y debe determinar si los expedientes que se les puedan abrir a los pelotaris merecen recibir una sanci¨®n o no. Existe una escala de infracciones, desde las muy graves, como ama?ar un partido, fomentar la violencia o doparse, hasta las leves. Las multas pueden llegar hasta los 3.000 euros y las sanciones, a los tres meses de suspensi¨®n.
Al elaborar el documento, la Liga no ha sondeado la opini¨®n de los pelotaris porque entiende que no debe hacerlo. "No tenemos por qu¨¦ consultar con nadie, es un texto sencillo aunque importante", explica Arruabarrena. Los profesionales, sin embargo, se sienten dolidos. Alberto Larrondo, portavoz del sindicato Eskutik,que agrupa a 70 manistas, entiende que no compete a la Liga elaborar un reglamento interno porque es una sociedad limitada, formada por Asegarce y Aspe, y que carece de jurisprudencia. El abogado de la asociaci¨®n, I?igo Landa, lo corrobora: "Se busca un sistema parecido a otros deportes, con la salvedad de que aqu¨ª la competici¨®n no es oficial [no est¨¢ avalada por la Federaci¨®n], as¨ª que est¨¢ fuera de la jurisdicci¨®n deportiva". Por tanto, no reconocen la validez jur¨ªdica ni del reglamento ni del juez que lo interpreta.
En el fondo, la mayor¨ªa de las obligaciones que recoge el c¨®digo de conducta ser¨ªan asumibles por cualquier deportista profesional. Sin embargo, detr¨¢s existe una intrincada relaci¨®n entre la Liga (o las empresas), el sindicato de pelotaris, las federaciones y las instituciones o, m¨¢s concretamente, el Gobierno vasco. Ser¨¢ que los pasos hacia la modernidad deben ir poco a poco.
Barriola, el 'cobaya'
Abel Barriola puede ser el conejillo de indias del nuevo reglamento implantado por la Liga de Empresas. El ¨²ltimo campe¨®n del Manomanista cometi¨® una infracci¨®n hace diez d¨ªas en el front¨®n de Zeanuri. Un juez ¨¢rbitro le amonest¨® con la tarjeta negra porque durante el partido del Campeonato de Parejas que que les enfrentaba a ¨¦l y Agirre contra Eugi y Go?i III se retir¨® al vestuario para buscar la bolsa de tacos.
El reglamento estipula que un pelotari s¨®lo puede ausentarse de la cancha en tres supuestos: por necesidades fisiol¨®gicas, por un cambio necesario de indumentaria o para recibir atenci¨®n m¨¦dica.
?ste puede ser el primer caso para el juez ¨²nico. Seg¨²n el reglamento, esa actuaci¨®n est¨¢ reflejada como falta leve por p¨¦rdida deliberada de tiempo. En principio, Barriola s¨®lo ser¨¢ apercibido, pero si comete de nuevo la infracci¨®n podr¨ªa recibir una sanci¨®n.
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