El ni?o que no quiso morir en Rusia
Un nieto del l¨ªder comunista Ignacio Gallego narra su drama en un orfanato
"Soy un ni?o. Es de noche. Invierno. Necesito ir al ba?o. Es in¨²til llamar a la ni?era. La ¨²nica soluci¨®n es arrastrarme hasta los lavabos. Lo primero es bajar de la cama. Hay un modo de hacerlo; se me ha ocurrido a m¨ª. Sencillamente, me arrastro hasta el borde de la cama, me doy la vuelta hasta quedar sobre la espalda y me dejo caer. Tras la ca¨ªda llega el golpe. Y el dolor".
As¨ª comienza el espa?ol Rub¨¦n Gonz¨¢lez Gallego, nieto del fallecido dirigente comunista espa?ol Ignacio Gallego, su novela autobiogr¨¢fica Blanco sobre negro, escrita en ruso y que se ha convertido en un fen¨®meno literario en este pa¨ªs. Gonz¨¢lez Gallego, de 34 a?os, sufre par¨¢lisis cerebral, y no s¨®lo consigui¨® sobrevivir a la muerte segura a la que le conden¨® el r¨¦gimen comunista: logr¨® escribir este libro, que en Espa?a ser¨¢ publicado por Alfaguara, con el dedo ¨ªndice la mano izquierda.
Rub¨¦n Gonz¨¢lez, que sufre par¨¢lisis cerebral, fue arrebatado a su madre cuando naci¨®
El relato prosigue: "Me arrastro hasta la puerta del pasillo, la empujo con la cabeza y salgo de mi habitaci¨®n, de un lugar relativamente c¨¢lido, al fr¨ªo, a la oscuridad. Por la noche dejan abiertas las ventanas del pasillo. Hace fr¨ªo, mucho fr¨ªo. Estoy desnudo. El trayecto es largo. Cuando paso por delante de la habitaci¨®n donde duermen las ni?eras, intento pedir ayuda. Nadie responde. Grito. Nada. Quiz¨¢ no grito lo suficiente. Cuando llego al ba?o estoy helado. En el ba?o las ventanas est¨¢n abiertas. Hay nieve en el alf¨¦izar. Alcanzo el orinal. Descanso un rato. Necesito descansar sin falta antes de emprender el camino de regreso. Mientras lo hago, la orina empieza a cubrirse de hielo".
Rub¨¦n naci¨® en la privilegiada cl¨ªnica del Kremlin, gracias a que su madre, Aurora, era hija del dirigente comunista Ignacio Gallego. Pero Rub¨¦n ten¨ªa par¨¢lisis cerebral y al a?o, despu¨¦s de que las autoridades de la cl¨ªnica aseguraran a Aurora que hab¨ªa muerto, fue enviado a un orfanato especializado en retardados mentales. Rub¨¦n estaba condenado a la cama o a arrastrarse. El humanitario r¨¦gimen sovi¨¦tico escond¨ªa a los minusv¨¢lidos como ¨¦l y, a los 18 a?os, los internaba en asilos para ancianos, donde eran colocados en la sala de los moribundos. Y con ellos mor¨ªan al poco tiempo.
Es esa realidad la que describe Rub¨¦n en su novela, publicada en Rusia por la editorial Limbus-Press, de San Petersburgo. Cuando a Oleg P¨¢vlov le preguntaron poco despu¨¦s de recibir el ¨²ltimo Booker, el principal premio literario de Rusia, a quien dar¨ªa ¨¦l galard¨®n, respondi¨® sin vacilar: "A Rub¨¦n Gonz¨¢lez Gallego". "Es una obra despiadada, tozuda y honesta. Est¨¢ repleta de sufrimientos y dolor, pero al leerla no te pones a llorar. No llora su desgracia, sino que muestra su gran fuerza de voluntad, que no pudieron quebrantar", se?ala el conocido escritor. "Blanco sobre negro ha constituido un aut¨¦ntico shock para m¨ª", confiesa el cr¨ªtico Alex¨¦i Makro¨²sov. El libro ha encadilado a miles de lectores rusos y ha sido elogiado en los suplementos culturales rusos.
La historia de Rub¨¦n es el relato de una lucha por vivir: despu¨¦s de pasar por varios orfanatos, tuvo la suerte de ser enviado a Novocherkassk. "De Novocherkassk se contaban leyendas. Contaban que en el orfanato de Novocherkassk com¨ªan patatas todos los d¨ªas. En aquella fabulosa ciudad crec¨ªan tomates, albaricoques, sand¨ªas y melones, nueces y ma¨ªz, pimientos y calabacines He nacido en Mosc¨²; tuve mala suerte, muy mala suerte al nacer en esa ciudad. Donde s¨ª tuve suerte es en Novocherkassk. Yo hubiera muerto, no hubiera existido", ha escrito Rub¨¦n. Fue all¨ª donde Rub¨¦n se cas¨®, tuvo su primera hija, y all¨ª se volvi¨® a enamorar y a casar y tuvo otra hija.
En Novocherkassk le encontr¨® el realizador hispano-lituano Algis Arlaukas Pinedo, que decidi¨® rodar un documental sobre Rub¨¦n, y junto con ¨¦l emprendi¨® en 2001 el viaje en busca de su madre, que encontr¨® en Praga, tras pasar por Mosc¨² y Par¨ªs. S¨®lo cuando apareci¨® en su casa, hace dos a?os, Aurora Gallego descubri¨® que las autoridades sovi¨¦ticas le mintieron -nunca pidi¨® que le ense?asen el cad¨¢ver de su hijo- y que Rub¨¦n estaba vivo. Ahora residen juntos en Madrid.
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