Los cortesanos asedian a Fraga
El presidente gallego se debate entre presiones contradictorias, mientras el PP se moviliza para neutralizar a Xos¨¦ Cui?a
Con esa sombra de amargura que lo ti?e ¨²ltimamente, Manuel Fraga cort¨® ayer por lo sano la rueda de prensa que acababa de iniciar tras la primera reuni¨®n de su nuevo Gobierno. Sin que el periodista acabase la pregunta, el presidente de la Xunta se puso en pie y dictamin¨®: "Se levanta la sesi¨®n". Tres preguntas sobre la crisis del PP gallego hab¨ªan bastado para sacarle de sus casillas. Tres preguntas que conten¨ªan una parte del drama que acecha a Fraga, extraviado en el laberinto de su propia Corte, bajo el asedio de intrigas y presiones cruzadas.
La factura del tel¨¦fono se dispar¨® ayer en la sede del PP gallego. La direcci¨®n del partido estaba movilizada para neutralizar los posibles apoyos al destituido delf¨ªn de Fraga, Xos¨¦ Cui?a. Un nuevo Gobierno de la Xunta hab¨ªa tomado posesi¨®n por la ma?ana, el primero en el que no se sentar¨¢ Cui?a desde que Fraga comenz¨® a presidir el Ejecutivo gallego, en 1990. Trece a?os de delfinato que el presidente despach¨®, el pasado jueves, en media hora. El ¨²ltimo episodio de la larga lista de sinsabores que afligen a un hombre de 80 a?os obsesionado con no emborronar la ¨²ltima l¨ªnea de su biograf¨ªa.
El primer s¨ªntoma de que la autoridad de Fraga se debilitaba pudo observarse el pasado 1 de diciembre, horas despu¨¦s de que 150.000 gallegos pidiesen a gritos su dimisi¨®n. El hombre que hac¨ªa esperar de pie a sus consejeros frente a la mesa de su despacho asisti¨® como testigo a una agria discusi¨®n entre los miembros del Gobierno. Cuando tuvo que tomar partido, hizo caso a Cui?a. Le encomend¨® que se encargase de aliviar la falta de medios de los marineros que luchaban contra el fuel y acept¨® que ser¨ªa un buen gesto permitir que el Parlamento investigase el accidente del Prestige. La mitad del Gabinete se enfureci¨®. Y tambi¨¦n el Gobierno central, que d¨ªas despu¨¦s dej¨® sin contenido la comisi¨®n parlamentaria al prohibir el testimonio de cualquier alto cargo del Estado.
Para entonces, el ambiente en el Gobierno segu¨ªa enturbi¨¢ndose no s¨®lo por la crisis del Prestige sino por la inminente remodelaci¨®n anunciada por Fraga. Algunos dirigentes del PP le suger¨ªan que ser¨ªa un buen momento para nombrar un vicepresidente y establecer un escalaf¨®n sucesorio. Desde Madrid quer¨ªan evitar a toda costa que ese cargo lo ocupase Cui?a, seg¨²n numerosas fuentes del PP. El pasado d¨ªa 2 hubo Consejo de Gobierno y, seg¨²n la versi¨®n que han difundido dirigentes afines a Cui?a, Fraga llam¨® al delf¨ªn a su despacho y le anunci¨® lo que llevaba esperando desde hace a?os: ser¨ªa vicepresidente y consejero de Medio Ambiente. Preguntado ayer por la veracidad de esta historia, Fraga no respondi¨® claramente. Se limit¨® a constatar que nunca ha tenido vicepresidente y a anunciar que no lo tendr¨¢ jam¨¢s.
Sea cierta o no esta versi¨®n, en los d¨ªas siguientes arreci¨® la ofensiva contra Cui?a desde el Gobierno y desde la direcci¨®n nacional del PP. Hasta que el pasado jueves la Cadena SER revel¨® que empresas familiares del consejero hab¨ªan vendido una peque?a partida de material para limpieza de la costa. Cui?a acudi¨® despreocupado a una cita urgente con Fraga. Durante a?os, el presidente le hab¨ªa defendido de los que criticaban el imparable crecimiento de las empresas de su familia. Nunca le hab¨ªa importado que el aluminio, las ventanas y las puertas de los Cui?a acabasen en los hospitales p¨²blicos o los centros educativos. ?Qu¨¦ le podr¨ªa reprochar ahora por una minucia de 42.000 euros?. Cui?a se qued¨® at¨®nito cuando le exigi¨® la dimisi¨®n. "Alguien me ha dado una pu?alada por la espalda", coment¨® a sus colaboradores.
El camino para los planes de la direcci¨®n nacional del PP parec¨ªa despejado. En el nuevo Gobierno no habr¨ªa un vicepresidente oficial para no levantar suspicacias, pero s¨ª uno de hecho: Jes¨²s Palmou, secretario regional del PP, con el pleno respaldo de la c¨²pula nacional del partido. Todo estaba decidido hasta que, en la noche del viernes, otro grupo de cortesanos que hab¨ªan apoyado a Cui?a durante la crisis convenci¨® a Fraga para que dejase a Palmou fuera del Gobierno. El presidente dio marcha atr¨¢s, frustr¨® los planes del PP nacional y dej¨® al secretario regional a merced de una furibunda ofensiva de Cui?a para presentarle como "traidor".
En su fugaz comparecencia de ayer ante la prensa, Fraga se limit¨® a comentar sobre su antiguo delf¨ªn: "Nadie es fijo ni irremplazable".
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