"O"
He observado que, cuando los m¨¦dicos de este pa¨ªs confeccionan el historial cl¨ªnico de una paciente, suelen tener la enigm¨¢tica costumbre de preguntarle su estado civil: ?Enfermedades graves? ?Operaciones? ?Casada? He interrogado a mis allegados de g¨¦nero masculino, y ninguno recuerda que ning¨²n doctor le haya planteado semejante cuesti¨®n. En el caso nuestro, en cambio, es muy com¨²n: a m¨ª me ha sucedido numerosas veces. De hecho, y ahora que lo pienso, te suelen preguntar si est¨¢s casada en los sitios m¨¢s absurdos: al matricularte en un gimnasio, al contratar un curso de franc¨¦s... Muchas mujeres est¨¢n tan acostumbradas a esta cuesti¨®n que ni siquiera se dan cuenta de que la han contestado.
Pero donde m¨¢s me chirr¨ªa es dentro del historial m¨¦dico. Como no acabo de ver la relaci¨®n entre tu situaci¨®n civil y una faringitis aguda, por ejemplo, colijo que lo que quieren saber es si mantienes relaciones sexuales o no. Lo cual tiene sus bemoles, porque, si no se lo preguntan a los hombres, ?es que consideran que la situaci¨®n sexual no influye para nada en los caballeros pero es definitiva para nosotras? ?O que las mujeres s¨®lo pueden desarrollar su sexualidad dentro del matrimonio??O que somos tan tontas y pacatas que no podemos contestar directamente?
Cuando yo era muy peque?a las ni?as jug¨¢bamos a la comba con una primorosa cancioncilla que dec¨ªa as¨ª: "Quisiera saber mi vocaci¨®n, soltera, casada, viuda o monja". Supongo que a las chicas de hoy esta letra les debe de parecer del Pleistoceno y yo misma empiezo a sentirme la abuela Batallitas, pero lo cierto es que no hace tanto tiempo que se nos ense?aba que nuestra "vocaci¨®n" s¨®lo consist¨ªa en ser soltera o casada o viuda o monja. Durante milenios, el estado civil de la mujer fue todo lo que la mujer era, y curiosamente nuestra genitalidad y nuestra sexualidad, tan secuestradas por el machismo, eran el baremo que nos defin¨ªa. Y as¨ª, las mujeres ¨¦ramos v¨ªrgenes, o zorrones, o hist¨¦ricas, palabra que, como se sabe, viene de ¨²tero. ?ramos solteras, casadas, viudas o monjas y pare usted de contar y de vivir. Pero ahora, de la cancioncilla, escogemos ser "o". Ahora ya somos cualquier cosa, incluso asesinas m¨²ltiples. Lo cual, parad¨®jicamente, es un alivio.
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