Los errores de una OPE

Con fecha del domingo, d¨ªa 19, se avisa a los participantes en la oferta de empleo p¨²blico de Osakidetza de la convocatoria, a partir del 31 de enero, de la prueba oral de euskera. La escrita, que es alternativa a la oral, se celebr¨® el pasado 15 de noviembre, justo 15 d¨ªas despu¨¦s de, por ejemplo, los ex¨¢menes para celador y enfermer¨ªa. Es decir, van a transcurrir tres meses entre ambas convocatorias.

Si ya es bastante curioso que se pueda medir igualitariamente el conocimiento de la lengua vasca utilizando dos instrumentos tan diferentes como una prueba de tipo test (examen escrito) y una breve conversaci¨®n (el llamado examen oral), resulta inexplicable que no se tenga en cuenta que ese lapso de tres meses beneficia ostensiblemente a los que realicen la prueba oral. El conocimiento del euskera se considera, en esta OPE, un m¨¦rito con el que se pueden alcanzar hasta un m¨¢ximo de 9 puntos (quienes poseen el EGA o t¨ªtulo similar obtienen los 9 puntos sin necesidad de examinarse). No parecen muchos, puesto que el examen de conocimientos de la especialidad vale hasta 100, y por antig¨¹edad se obtienen hasta 38. Pero deber¨ªa saberse que en la parte media-alta de las puntuaciones alcanzadas en el examen de enfermer¨ªa, por ejemplo, 9 puntos supone pasar del puesto 200 a ocupar el 1.200. Deber¨ªa saberse tambi¨¦n que este apelotonamiento de aspirantes en puntuaciones muy similares se debe en buena parte a un tremendo error en la confecci¨®n de dicho examen de enfermer¨ªa, cuando gentes licenciadas pensaron que contestar 115 preguntas en 90 minutos supon¨ªan 80 segundos por pregunta, y no los 48 que resultan cuando no se confunden el dividendo y el divisor. Todav¨ªa un alto cargo de Osakidetza perseveraba p¨²blicamente en el error un mes despu¨¦s del examen, sin que haya habido, que yo sepa, ninguna dimisi¨®n fulminante ni siquiera ninguna disculpa a los sufridos opositores que tuvieron que responder muchas preguntas a tontas y a locas por falta de tiempo.

En fin, si a esto a?adimos que en ese examen, pese a ser de tipo test, no se restaron puntos por preguntas falladas, dejando que el azar campase a sus anchas, o que buena parte de las preguntas parec¨ªan elaboradas por un aut¨®mata que hubiera entrado a saco en un libro sin entender ni palabra, sumamos ya demasiados errores como para no sospechar que algunos dirigentes no ven con muy buenos ojos el que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley.