El mundo donde el tiempo se detiene
"EN LA OFICINA LARGA y estrecha de Speichergasse, la sala rebosante de ideas pr¨¢cticas, el joven empleado de patentes todav¨ªa atenazado en su silla, con la cabeza sobre el escritorio. Durante los ¨²ltimos meses, desde mediados de abril, ha so?ado muchos sue?os sobre el tiempo. Sue?os que se han apoderado de sus investigaciones. Los sue?os lo han cansado, lo han agotado tanto que en ocasiones no sabe si est¨¢ despierto o dormido. Pero los sue?os se han acabado. De las muchas naturalezas posibles del tiempo, imaginadas en tantas noches, hay una que parece convincente. No es que las otras sean imposibles. Las otras podr¨ªa ser que existieran en otros mundos".
Imaginemos un mundo gobernado por un tiempo circular, que se curva sobre s¨ª mismo; un mundo donde las historias se repiten con precisi¨®n, sin fin. En un mundo donde el tiempo transcurriera ostensiblemente m¨¢s lento cuanto m¨¢s alejado se estuviera de su superficie, la gente habitar¨ªa en las monta?as; la altura se convertir¨ªa en un cotizado privilegio... En otro mundo imaginario donde causa y efecto fueran err¨¢ticos, la historia suceder¨ªa sin orden ni concierto. En un mundo en el que no existiera el pasado (s¨®lo presente y futuro), la gente no tendr¨ªa recuerdos. U otro mundo imaginario, donde todos sus habitantes viven en tiempos distintos, atrapados en una opresiva soledad temporal...
?stos son algunos de los curiosos mundos plasmados en la interesante obra Los sue?os de Einstein (Einstein's dreams, 1992), del f¨ªsico Alan Lightman. Una obra a caballo entre la novela y el ensayo, que profundiza en la intrincada naturaleza del tiempo y en la azarosa vida del genial cient¨ªfico alem¨¢n Lightman.
?Qu¨¦ es el tiempo? La fascinaci¨®n por el concepto de tiempo se remonta a los or¨ªgenes del pensamiento humano. Piedra angular de creencias, religiones y filosof¨ªas, el tiempo irrumpe en el ¨¢mbito de la ciencia como una magnitud mesurable de la mano de Galileo y Newton.
Mucho antes, pensadores de la talla de san Agust¨ªn sosten¨ªan: "Si nadie me pregunta, s¨¦ que es el tiempo; pero si se me pide que lo explique, no puedo hacerlo". Interpretaciones algo m¨¢s precisas pueden encontrarse en Plat¨®n, que aboga por un tiempo c¨ªclico, o en Arist¨®teles, que sostiene la idea de tiempo asociada al movimiento.
De hecho, la noci¨®n de tiempo existente en el renacimiento europeo constituye un legado del mundo griego (basado en un concepto de cosmos ordenado y racional, del que se infiere que el tiempo es cognoscible para el ser humano) y del juda¨ªsmo, entre otras fuentes (islamismo).
En contra de la visi¨®n dominante de un tiempo c¨ªclico, por mimetismo con la propia naturaleza, basada en ciclos como la alternancia entre el d¨ªa y la noche, o las estaciones, el juda¨ªsmo aboga por un tiempo lineal.
Otro pensador, el poeta Angelus Sibelius, escribir¨ªa en el siglo XVII que el tiempo "es tu propia creaci¨®n, su reloj corre en tu cabeza. En el instante en que dejas de pensar el tiempo se detiene abruptamente". Curiosamente, una pel¨ªcula reciente, Detener el tiempo (Clockstoppers, 2002), del director Jonathan Frakes, juega con esa misma idea: cuando el joven protagonista, Zak, se pone un curioso reloj de pulsera creado por su padre (que encarna la figura del m¨ªtico sabio loco, habitual en este tipo de comedias), descubre que el tiempo se ha detenido por completo a su alrededor (un deseo que habremos anhelado en m¨¢s de una ocasi¨®n).
Con Newton y su "tiempo absoluto, verdadero y matem¨¢tico, en s¨ª mismo y por su propia naturaleza, que fluye de la misma forma sin relaci¨®n con nada externo", se instaura un tiempo r¨ªgido, absoluto y determinista que, empero, coincide apreciablemente bien con el tiempo intuitivo, dictado por el sentido com¨²n.
Pero los diferentes problemas planteados en esta caracterizaci¨®n de las propiedades de la luz llevan a Einstein a replantearse de nuevo la naturaleza del tiempo: una entidad categ¨®ricamente flexible, relativa al observador, un concepto revolucionario que pone en jaque conceptos tales como la simultaneidad de los sucesos, y que nos acerca a la verdadera naturaleza del tiempo, por mucho que se trate todav¨ªa de una revoluci¨®n inacabada. Ya lo ven, un concepto inc¨®modo y sinuoso. T¨¦nganlo presente antes de abrir la boca cuando alguien les pida la hora...
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