?Qui¨¦n soy yo?
Aquella semana notamos que muchos oyentes hab¨ªan le¨ªdo A sangre fr¨ªa, que acababa de aparecer entre los libros de una promoci¨®n de EL PA?S. Eran tantos los cuentos en los que se apreciaba de un modo u otro la marca de Capote que no pudimos dejar de comentarlo en antena. El asunto nos sirvi¨® de excusa para hablar de los beneficios de la econom¨ªa narrativa. ?C¨®mo averiguar qu¨¦ rasgos son los m¨¢s importantes en la identidad de un personaje? Truman Capote hab¨ªa trabajado con dos personajes reales, Dick y Perry, una pareja de ex reclusos que en noviembre de 1959 asesinaron en Kansas a una familia de granjeros. El lector de A sangre fr¨ªa averigua enseguida que Perry mojaba la cama de ni?o y contin¨²a moj¨¢ndola de adulto (humillaci¨®n que contamina todos los actos de su vida), y que Dick hab¨ªa sufrido en la adolescencia un accidente que, adem¨¢s de dejarlo contrahecho, le produce en las rodillas unos dolores cr¨®nicos que combate masticando aspirinas. A lo largo del libro aparecen de forma recurrente estos datos, que acaban constituy¨¦ndose en los hilos conductores de la biograf¨ªa de los dos personajes, pues tienen la virtud de explicarlo casi todo. Econom¨ªa narrativa.
Nos preguntamos en antena si los oyentes ser¨ªan capaces de describirse a s¨ª mismos en unas pocas l¨ªneas, lo que requiere un grado de introspecci¨®n para el que no nos educan. Escribir consiste en cierto modo en hacerte due?o de tu experiencia, en nombrarla sin los filtros propuestos por los dem¨¢s. Por eso nos llam¨® la atenci¨®n la habilidad de un corresponsal, Pablo David P¨¦rez, que a la pregunta de "qui¨¦n soy yo" respondi¨® con este texto min¨²sculo: "De peque?o mi madre me obligaba a colarme en el metro pasando por debajo de los torniquetes de entrada".
La mayor¨ªa de los participantes se ci?¨®, como ustedes ver¨¢n, a la b¨²squeda de esos tres o cuatro datos significativos de la vida, pero tampoco faltaron relatos cl¨¢sicos sobre el problema de la identidad. Mark Twain contaba que su madre sol¨ªa meterlos, a ¨¦l y a su hermano gemelo, en la ba?era mientras ella trajinaba por la casa. Para distinguirlos, ya que eran id¨¦nticos, les ataba en la mu?eca una cinta de distinto color. Un d¨ªa, cuando regres¨® al cuarto de ba?o, uno de los gemelos se hab¨ªa ahogado y las cintas de ambos flotaban en el agua. Fue imposible averiguar cu¨¢l de los dos hab¨ªa muerto, por lo que Mark Twain nunca supo si ¨¦l era ¨¦l o era su hermano. ?Qui¨¦n soy yo? ?Qui¨¦nes somos? A esta pregunta intenta responder toda literatura que se precie. Lean, si no, El hombre duplicado, la ¨²ltima novela de Saramago que se ha presentado estos d¨ªas. Y feliz a?o nuevo a usted, o al otro que hay en usted. Qu¨¦ l¨ªo de vida.
PD. Correo ordinario. Cadena SER (a la atenci¨®n de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s). Gran V¨ªa, 32. 28013 Madrid. Internet. www.cadenaser.com. Una vez dentro de la p¨¢gina web hay que pinchar en La ventana y, en La ventana, La ventana de Mill¨¢s.
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