'Old Spain'
Este t¨ªtulo es, creo, espa?ol: lo emple¨® Azor¨ªn -acad¨¦mico, hablista, uno de los primeros prosistas del espa?ol-. Tiene el sentido de que una vez m¨¢s se opone a Europa, a la que Rumsfeld (Donald, como el pato: 68 a?os, ministro de Defensa, rearmista, halc¨®n: azuza a Bush) ha llamado "old Europe". En el mal sentido que dan ¨¦stos a la palabra "viejo", sentido que conozco muy bien, aunque aqu¨ª nuestros plumillas utilizan mejor "obsoleto". La vieja Europa se niega a la guerra: Alemania y Francia, que se han estado matando entre s¨ª durante setenta a?os (guerras de 1870, 1914, 1939) rehacen su viejo pacto, y no quieren ir a la guerra de Irak. No parece que sea tan vieja, sino muy moderna esta Europa, porque no ha dejado de guerrear en toda su historia, con pretextos diversos -esencialmente, las de religiones, en las que todos los pa¨ªses fueron bestiales: los pac¨ªficos son los ateos- y ahora prefiere la paz, la unidad, una cierta igualdad. Sus ¨²ltimas manifestaciones guerreras han sido todav¨ªa recientes: bajo el mando de Solana, pacifista converso. Eran en realidad guerras de Washington, pero ahora parece que se han cansado.
En medio de todo esto, la Vieja Espa?a se separa y emprende el camino de Mambr¨², cantado por las hermanas Palacio -Palacio Sisters- bajo la batuta de Aznar. Digamos que en esto s¨ª es nueva, y no vieja: Espa?a fue neutral en todas las guerras europeas del siglo, hasta con Franco, y ni el primer Hitler -el que se llam¨® a s¨ª mismo Hitler, porque su verdadero apellido, Schickelgruber, sonaba c¨®mico y un poco jud¨ªo- consigui¨® arrastrar al mediocre militar a la batalla. La nueva Espa?a s¨ª va mandando fragatitas, piquetes, parejas de guardias, legionarios pacifistas, y alg¨²n peligroso avi¨®n, y ahora mandar¨¢ tropas, una vez que los bombardeos hayan acabado con Irak. En realidad, ya estamos en guerra: por un raro azar supimos que un barco de la Armada espa?ola caz¨® bravamente a un barco mercante yemen¨ª y lo abord¨® "con fuego real", y luego los americanos, donde el Estado Mayor reside, nos mandaron devolverlo: fuimos unos trastos.
As¨ª que la Old Europe se aleja de la guerra, y la Old Spain se acerca a ella, y Aznar ni siquiera se da un garbeo hasta el Parlamento para pedir permiso; al menos, para mandar que le den permiso, o para simplemente contarlo. Un gobernante de este fuste sin una guerra en su pasado no acaba de estar a gusto. Sus abuelos tuvieron las de Cuba, Afrecha y, al fin, contra los obreros espa?oles. Pero ?y ellos? ?Y nuestros Mambr¨²es?
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