El estr¨¦s, una 'no enfermedad' muy cara
La UE calcula que provoca el 50% de las bajas laborales y cuesta 20.000 millones al a?o
Seguro que le suenan los s¨ªntomas: fatiga, ansiedad, dificultad para relajarse, p¨¦rdida de concentraci¨®n, p¨¦rdida de apetito, des¨®rdenes en el sue?o o acidez de est¨®mago. No ser¨ªa extra?o que sufra alguno a diario o le tengan que sufrir a usted por alguno. Pero a lo mejor no es consciente de las consecuencias que pueden llegar a tener a la larga: ataques de p¨¢nico, ¨²lcera, arritmias, hipertensi¨®n, diabetes, dolor cr¨®nico o depresi¨®n. El estr¨¦s no es un problema de nervios. Es un problema m¨¦dico que est¨¢, seg¨²n la UE, en el origen del 50% de todas las bajas laborales.
Seg¨²n datos de la Agencia Europea para la Salud y la Higiene en el Trabajo, 40 millones de trabajadores europeos (el 28%) padece estr¨¦s. La misma agencia calcula el coste socioecon¨®mico de esta dolencia, s¨®lo en el ¨¢mbito laboral, en 20.000 millones de euros. "Es una cifra a la baja", asegura Christina Roberts, directora de la agencia europea, con sede en Bilbao. El estr¨¦s est¨¢ en el origen de la cuarta parte de las bajas laborales de m¨¢s de dos semanas de todos los problemas de salud relacionados con el trabajo.
Como definici¨®n, valga la que ofrece Antonio Cano, presidente de la Sociedad para el Estudio de la Ansiedad y el Estr¨¦s: "Se trata de un problema de adaptaci¨®n al medio. Estr¨¦s es el proceso de movilizar recursos para atender las demandas del medio. Se manifiesta en la prisa o la sensaci¨®n de peligro". M¨¢s formal, la UE lo define as¨ª: "El estr¨¦s en el trabajo es un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiol¨®gicas y del comportamiento a ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, la organizaci¨®n o el entorno de trabajo. Es un estado que se caracteriza por altos niveles de excitaci¨®n y de angustia, con la frecuente sensaci¨®n de no poder hacer frente a la situaci¨®n".
Esto, traducido a personas, se ve en estados de ¨¢nimo como el siguiente: "Llego a trabajar y nunca s¨¦ con qu¨¦ me voy a encontrar; siempre hago montones de cosas, a veces m¨¢s de las que me gustar¨ªa y y¨¦ndome vac¨ªo... sin saber realmente si he hecho algo". As¨ª se expresaba en una carta an¨®nima un trabajador del hospital Miguel Servet de Zaragoza, dirigida al gerente. En ese hospital se ha celebrado esta semana un ciclo de conferencias sobre el tema para sus 5.000 trabajadores. La doctora Pilar Pa¨²l, psic¨®loga y organizadora de las jornadas, explica que "los m¨¦dicos y enfermeros tienen todos los factores desencadenantes del estr¨¦s. Cada vez que hac¨ªamos un curso sobre el tema las plazas volaban". En s¨®lo un a?o, Pa¨²l ha tratado este problema con 150 trabajadores del Miguel Servet antes de decidirse a organizar las jornadas.
Es dif¨ªcil cuantificar el estr¨¦s en Espa?a. Las espectaculares cifras que da la Agencia Europea para la Seguridad e Higiene en el trabajo no tienen nada que ver con las espa?olas. Seg¨²n la IV Encuesta Nacional de Calidad de Vida en el Trabajo, s¨®lo un 5% de los trabajadores espa?oles padece estr¨¦s. La metodolog¨ªa es completamente distinta: en vez de preguntar "?Tiene usted estr¨¦s?", como hizo la UE, el Ministerio de Trabajo elabor¨® una encuesta con seis s¨ªntomas claramente ligados al estr¨¦s, y consider¨® como casos aquellos en los que el trabajador afirmaba padecer tres de esos s¨ªntomas. Desde Trabajo se da por aceptado que, sin las diferencias de m¨¦todo, Espa?a encaja en ese 28% de media.
Seg¨²n Clotilde Nogareda, t¨¦cnico del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, que elabora la encuesta, "uno de los grandes logros de los ¨²ltimos a?os es que se acepte ya como un problema laboral. Se acepta que en el trabajo hay una serie de factores que llevan a la persona a tener una presi¨®n continuada a las que en un momento dado no puede hacerles frente". Antonio Cano explica que "algunos, a base de estr¨¦s, desarrollan ansiedad. Se calcula que m¨¢s de un 15% de la
poblaci¨®n tendr¨¢ un problema de ansiedad". Las mujeres, los j¨®venes y los mayores ya son de por s¨ª grupos de riesgo de estr¨¦s laboral. En el caso de las mujeres, se calcula que tienen tres veces m¨¢s probabilidades que los hombres de sufrir ansiedad provocada por el estr¨¦s, debido a que a¨²n hacen en su gran mayor¨ªa doble jornada laboral: en el trabajo y en su casa. En el caso de los j¨®venes el estr¨¦s suele surgir por la falta de experiencia en su puesto, con la consiguiente falta de entendimiento. Los trabajadores mayores suelen caer v¨ªctimas del estr¨¦s por su dificultad para adaptarse a las nuevas tecnolog¨ªas.
La expresi¨®n m¨¢s clara del estr¨¦s es el ataque de p¨¢nico. El doctor Antonio Cano explica que es "cuando el individuo se bloquea por completo y ya no es capaz de dar ninguna respuesta. Entonces se acelera el ritmo cardiaco y empieza a respirar ansiosamente, con una sensaci¨®n de que le falta el aire". La situaci¨®n es muy desagradable, "porque la persona, al verse as¨ª, piensa que se va a morir. No piensa que sea un ataque de p¨¢nico, sino que es un infarto, con lo que se asusta m¨¢s todav¨ªa".
Tras un ataque de p¨¢nico, "la primera soluci¨®n que le van a dar", explica Antonio Cano, "es un ansiol¨ªtico para reducir los s¨ªntomas". Los medicamentos ansiol¨ªticos (Tranquimazin, Lexatin o Valium pueden ser los m¨¢s populares) producen una reducci¨®n del grado de comunicaci¨®n de las neuronas. Es como si se enfriara la actividad cerebral. "El ansiol¨ªtico debe servir ¨²nicamente para calmar los s¨ªntomas, no puede ser tomado como soluci¨®n. No resuelven el problema origen del estr¨¦s y adem¨¢s crean adicci¨®n", advierte Cano, quien cita que el a?o pasado se vendieron 35 millones de cajas de ansiol¨ªticos. "Y eso, contando s¨®lo los que se vendieron con receta".
Aparte de la ansiedad, otro efecto del estr¨¦s es el llamado s¨ªndrome burnout, o del trabajador quemado. "Este concepto se desarroll¨® para enfermeros, una de las profesiones m¨¢s quemantes", explica Cano. "Es cuando la falta de recompensas provoca que el trabajador no se realice y se desmotive. En el caso de los enfermeros es muy importante detectarlo, porque el enfermero quemado genera una despersonalizaci¨®n y una falta de inter¨¦s muy peligrosos en su trabajo. Digamos que, en vez de ver un viejecito enfermo que pide un vaso de agua, lo que ve es un pesado tocando el timbre y fastidi¨¢ndole el d¨ªa".
La dificultad para medir el problema est¨¢ en que el estr¨¦s no aparece en el cuadro de enfermedades laborales, que no se actualiza desde 1978. ?ngel C¨¢rcoba, del departamento de Salud Laboral de CC OO, opina que "el gran problema es que no haya una baja por estr¨¦s, no es una enfermedad profesional y no da derecho a periodos de baja o compensaci¨®n. Es mucho lo que se sabe y se conoce, pero poco lo que se hace. Se deber¨ªa incorporar a un nuevo cuadro de enfermedades profesionales. En Espa?a no hay registros ni estimaciones sobre el coste econ¨®mico del estr¨¦s".
Al finalizar las jornadas sobre estr¨¦s en el hospital Miguel Servet, una empleada le comentaba con sorna a un compa?ero: "Han dicho que para no tener estr¨¦s hay que compatibilizar la vida familiar con el trabajo. Pues empezamos bien, porque yo ya tengo que salir pitando para dar de comer a mis ni?os a las dos y media".
Para reconocer el estr¨¦s lo primero es mirarse a uno mismo. Como dice Pilar Pa¨²l, "la carga mental est¨¢ en el puesto de trabajo, pero el estr¨¦s est¨¢ en la persona".
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