Renta agraria

A quien se le haya ocurrido el t¨¦rmino "renta agraria" para sustituir al subsidio de desempleo, no hay m¨¢s que reconocerle, cuanto menos, algo de audacia. En lo pueblos andaluces, los ¨²nicos rentistas que se conoc¨ªan hasta ahora eran los terratenientes que prefer¨ªan, en mucho de los casos, dejar sus fincas en manos de otros para que las explotaran a cambio de unas sustanciosas y seguras contrapartidas econ¨®micas. Sin embargo, a partir de ahora, nos vemos obligados a pensar en que los jornaleros en paro pueden ser susceptibles, tambi¨¦n, de percibir, no ya un salario o seguro de desempleo, sino toda una renta. Los ling¨¹istas tienen en esta novedad materia suficiente para investigar en torno a lo que dan de s¨ª los eufemismos. A lo mejor todo resulta un esfuerzo in¨²til si corre esta definici¨®n la misma suerte que la de AEPSA, siglas con las que el PP quiso en su d¨ªa pasar p¨¢gina. Da igual, porque la ciudadan¨ªa seguir¨¢ llamando a este sistema PER, se pongan como se pongan.

El lenguaje dar¨¢ para m¨¢s. Por ejemplo, para comprobar las piruetas que dar¨¢n en el Partido Popular para tratar de apuntarse el tanto y sostener, sin perturbarse lo m¨¢s m¨ªnimo, que no han llegado a rectificar con respecto a su propuesta inicial incluida en el ya fenecido decretazo.Un simple vistazo a lo que finalmente ha quedado en el texto nos dar¨¢ una idea clara de que las cosas han sufrido modificaciones apreciables hasta el punto de que se puede considerar como toda una claudicaci¨®n producto de la presi¨®n que se ha ejercido desde Andaluc¨ªa. La reafirmaci¨®n de esta idea, que trasluce una evidente derrota en toda regla del Gobierno central, centrar¨¢ buena parte del debate pol¨ªtico de esta semana. Por de pronto, los sindicatos UGT y CC OO tienen previsto reunirse con los representantes de los distintos grupos pol¨ªticos en el Parlamento andaluz, excepto el PP. Una cita que, sin duda, va servir para escenificar la celebraci¨®n del triunfo que ha significado frenar desde aqu¨ª la voluntad inicial del Ejecutivo de suprimir de un plumazo los derechos sociales de los trabajadores del campo.

El que puede salvar la cara de este proceso puede que sea el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana, quien al final se ha visto forzado a corregir lo que otros hicieron mal. Su figura emerge por encima de la de su compa?ero de gabinete, Javier Arenas, quien el mismo d¨ªa que se anunciaba un acuerdo en torno al PER y la desconvocatoria de la huelga del 20-F, trataba de lograr alguna cuota de protagonismo hablando, otra vez, del inminente traspaso de las Pol¨ªticas Activas de Empleo. A pesar de ello, ya deben tener claro en la Junta que con qui¨¦n tienen que despachar este asunto no es otro que con el pol¨ªtico levantino si es que quieren que las cosas lleguen a buen puerto de una vez por todas.

Puede que la cuestionada capacidad de interlocuci¨®n de Arenas para resolver los asuntos relacionados con Andaluc¨ªa sea uno de los muchos efectos colaterales que queden del conflicto del campo. Otro de ellos, es el serio desgaste que han sufrido los populares en las zonas rurales de Andaluc¨ªa. Ocho meses de aguantar el tipo para luego cambiar de nombre las cosas y doblegarse a las exigencias sindicales. No es de extra?ar que m¨¢s de uno en las filas del PP est¨¦ pensando si despu¨¦s de todo ha merecido la pena el riesgo al que le han sometido los suyos en Madrid.

Mientras tanto, el presidente andaluz, Manuel Chaves cruza el Atl¨¢ntico para apoyar la campa?a de promoci¨®n del aceite de oliva en Estados Unidos. Encabezar¨¢ una delegaci¨®n andaluza que coincidir¨¢ con uno de los momentos m¨¢s decisivos a la hora de determinar si habr¨¢ o no guerra contra Irak. Se desconoce si en Norteam¨¦rica le reprochar¨¢n su rechazo a la utilizaci¨®n de las bases de Rota y Mor¨®n en la posible contienda, pero de seguir as¨ª las cosas no ser¨ªa de extra?ar encontrar a Chaves en la pr¨®xima marcha contra la bases que se celebra anualmente en la localidad rote?a y que es convocada por las organizaciones de izquierdas y pacifistas.