A?oranza de Clinton
A?oranza de Clinton en la Casa Blanca de los meapilas y de los mariscales de los ej¨¦rcitos que no encuentran a Bin Laden, ni siquiera al mul¨¢ Omar, aquel gigante fan¨¢tico que huy¨® de Kandahar en motocicleta, con una caja de d¨¢tiles atada sobre el guardabarros. A?oranza de Clinton en los USA de los polic¨ªas que fichan a quienes no tienen los cuatro abuelos anglosajones, preferentemente anglos. A?oranza de Clinton, de su econom¨ªa en alza a?o tras a?o y tambi¨¦n de la levedad de su discurso, que tanto conviene por lo general, porque las grandes palabras pueden ser muy peligrosas. A?oranza de Clinton, de su viaje de juventud a Granada y de sus cenas con Garc¨ªa M¨¢rquez en los verdes campos del Ed¨¦n. A?oranza de Clinton y eso que tambi¨¦n era imperialista el de Arkansas, porque quien puede serlo, lo es, y quien no puede se aguanta, que las cosan son as¨ª desde antes de Sumeria, y no hay populismo ni oeneg¨¦, ni gavilla de novelistas social-cristianos (aunque sean ateos) que lo evite. A?oranza de Clinton, de su kennedianismo de ocasi¨®n, pero que el destino permiti¨® que fuese m¨¢s largo y eficaz que el de los hijos de aquel magnate de Boston que se cas¨® con Rose en los tiempos de San Patricio. A?oranza de Clinton, de su v¨ªdeo de despedida poniendo la lavadora de la Casa Blanca, regando el jard¨ªn y limpiando la limusina. A?oranza de Clinton, que tambi¨¦n era un hombre firme, y a quien no le floje¨® el pulso para bombardear a las falanges armadas de Milosevic, gran adalid del crimen ¨¦tnico: el viejo crimen que fomentan las familias del rencor, los maestros locos y los cl¨¦rigos del odio. A?oranza de Clinton y de su secretaria de Estado do?a Magdalena Albrigth, ni?a jud¨ªa que escap¨® del holocausto, luego se?ora de la raz¨®n y la memoria. A?oranza de Clinton, que no naci¨® en cuna de oro, como su sucesor, y que era hijo de una madre fumadora y triste que parec¨ªa un personaje de las novelas de William Faulkner. A?oranza de Clinton y de sus entretenidos lances de felaci¨®n en estos tiempos de tanta delaci¨®n.
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