Incompetentes sin competencia
Engatusado por el trilero Gaspart, el honorable Van Gaal va camino de correr la misma suerte que el maquiav¨¦lico Serra Ferrer y el vividor Rexach. Desde que el vicepresidente se puso la gorra de presidente, como si con el cambio de siglo estuviera permitida cualquier licencia, el fango que baja del Camp Nou no distingue entre nobles y plebeyos, por ser indulgentes con el curr¨ªculo de cada uno, pues con los n¨²meros en la mano cuanto m¨¢s rango tiene el entrenador mayor parece su fracaso. Firmado por tres temporadas, Van Gaal durar¨¢ m¨¢s o menos media Liga, momento para el inventario, aun cuando en el Bar?a ya no se distingue entre invierno y verano de tan mal tiempo como hace siempre.
Van Gaal negocia el finiquito firmando alg¨²n que otro aut¨®grafo, dispuesto a contemplar la tragedia desde su retiro de Sitges de la misma manera que N¨²?ez la presencia levantado en su localidad de tribuna. Orgulloso como es, por no recordar que se tiene como el mejor entrenador del mundo, bastante pena tiene ya con haberse convertido en un actor secundario y sellar la peor clasificaci¨®n liguera en la historia azulgrana cuando fue fichado para ganar.
Al entrenador conviene reprocharle mientras tanto dura el litigio salarial que haya acentuado la ca¨ªda imparable del equipo en lugar de combatirla. En manos de ning¨²n otro t¨¦cnico, el Barcelona hab¨ªa parecido tan poca cosa. Van Gaal no ha mejorado a ning¨²n futbolista, ha confundido a la mayor¨ªa y ha jugado siempre con negras, de manera que a cualquier rival le ha sido f¨¢cil el jaque mate. "Es lo que hay", ha venido a decir, sabedor de que su libreta no tiene truco. Van Gaal dejar¨¢ un Bar?a derrotado y desmoralizado, fr¨¢gil, a tiro de piedra del descenso, tan falto de calidad como de car¨¢cter y estilo.
Ocurre que la presumible despedida del t¨¦cnico no guarda relaci¨®n con su presentaci¨®n, y en la diferencia est¨¢ su pecado. Van Gaal particip¨® de la grandilocuencia de Gaspart, de un falsa apariencia y un hacer ver que no ven¨ªa al caso. Frente a las retiradas de Wenger o Capello, el holand¨¦s dio un paso al frente en un acto de militancia cul¨¦ presidido por un lloro sobrecogedor.
En su regreso al estadio, Van Gaal actu¨® como si el tiempo no hubiera pasado, tal que fuera el amo de un club hegem¨®nico y no uno de tantos: prescindi¨® de Aberlardo y Sergi, liquid¨® a Rivaldo, despreci¨® a Ronaldo, se mostr¨® desganado por Morientes y apost¨® por un jugador de alquiler como Mendieta. El t¨¦cnico asumi¨® como decisiones deportivas asuntos que s¨®lo ten¨ªan que ver con la econom¨ªa de guerra provocada por el despilfarro de la junta. A cambio, Gaspart se cur¨® en salud y le llev¨® a Riquelme en lugar de un lateral, un central y un ariete, como diciendo que una cosa es que se equivoque el entrenador y otra el presidente. No es extra?o pues que el socio tenga una cierta compasi¨®n por Van Gaal, m¨¢s que nada porque se siente igualmente enga?ado desde las elecciones.
La bulla va contra Gaspart, desautorizado moralmente para tomar cualquier decisi¨®n a la vista de su obra. La salida de Van Gaal ser¨¢ un punto y seguido en un club que en tres a?os ha cambiado tres veces de entrenador y sigue sin una estructura t¨¦cnica estable; en una junta de la que han dimitido cinco vicepresidentes; y en un equipo menor. La descapitalizaci¨®n es sobrecogedora futbol¨ªstica, econ¨®mica y socialmente, tanto que Catalu?a ya no parece necesitar del Bar?a para expresarse una vez que la entidad ha renunciado a los valores que le dieron sentido y se ha entregado a un resultadismo al uso que pasa entre otras cosas porque le cierren el campo. Desvirtuado como ha quedado, el Barcelona no gana ni seduce sino que escapa a cualquier control social, de manera que el presidente act¨²a por su cuenta y riesgo. Gaspart ya no tiene credibilidad ni encontrar¨¢ m¨¢s c¨®mplices para gobernar porque no hay asunto que tratar.
Para el presidente admitir que el Bar?a puede ir a peor significa que a¨²n le queda margen para actuar, y de ah¨ª que con el mismo bombo que se trajo a Van Gaal ahora quiera despedirle regate¨¢ndole dinero. Las distintas salidas a los conflictos que se suceden se han visulizado ya tantas veces que cuando se producen no tienen efecto. Tres cuartos de lo mismo ocurrir¨¢ cuando convoque la asamblea. Gaspart soluciona cada problema generando uno de nuevo, y as¨ª hasta el d¨ªa del juicio final, que para ¨¦l ser¨¢ hasta que Dios quiera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.