?Dupond o Dupont?
La culpa fue de un virus en mi correo electr¨®nico, que me tuvo desconectada del mundo varios d¨ªas, oblig¨¢ndome a llevar personalmente mi cr¨®nica a la redacci¨®n. Y cuando entr¨¦ en el despacho, lo primero que vi fue la cara de sorpresa del director.
-?Qu¨¦ haces por aqu¨ª? Te hac¨ªa en Burdeos.
-Ya han empezado las clases.
- S¨ª, claro. Por cierto, ya tengo tu art¨ªculo. Ahora me dispon¨ªa a leerlo.
-?Mi art¨ªculo dices? Pero si ven¨ªa precisamente a tra¨¦rtelo.
-Pues alguien lo ha tra¨ªdo. Creo que ha sido un polic¨ªa.
Me acerqu¨¦ a mirar aquella hoja impresa; al pie pod¨ªa leerse claramente mi nombre. La cog¨ª y empec¨¦ a leer.
-?Esto no le he escrito yo! Ni tampoco he enviado a nadie. Y menos, a un polic¨ªa.
"Un polic¨ªa honrado no andar¨ªa por ah¨ª falsificando la firma de una pobre chica"
"Porque si se sale de la ley, terminar¨¢ siendo un peligroso 'txakurra enrag¨¦"
-No me fij¨¦ mucho en ¨¦l.
-O sea, ?que era un polic¨ªa bueno? ?Te trae una falsificaci¨®n y dices que es un polic¨ªa bueno? Desde luego, -intent¨¦ no perder la calma- antes, siempre eran dos; uno de ellos era el bueno. En cuanto te fiabas de ¨¦l, aparec¨ªa el malo. Ahora, en la democracia, como son todos buenos...
-?ste lo parec¨ªa, al menos. Dijo no s¨¦ qu¨¦ de una reencarnaci¨®n. Y llevaba una chaqueta roja.
-Entonces no hay duda: es uno de esos polic¨ªas montados del Canad¨¢. Bueno con los indios. Y ?qui¨¦n te dice que no iba disfrazado? Un polic¨ªa honrado no falsificar¨ªa la firma de una pobre chica.
-?De una pobre chica..?- El director iba a decir algo sarc¨¢stico, pero se contuvo al toparse con mi mirada y carraspe¨®. -Uhm... Puede que tengas raz¨®n. Veamos qu¨¦ alternativas tenemos. Tu l¨®gica parece ser que o bien es de los buenos o se trata de un poli malvado y corrupto.
-Podr¨ªa haber alternativas conced¨ª- Acu¨¦rdate de Dupont y Dupond. Nunca se sab¨ªa qui¨¦n era cada cual.
-?Te refieres a Hern¨¢ndez y Fern¨¢ndez, los que siempre segu¨ªan a Tint¨ªn?
-S¨ª, porque en Espa?a usaban otros nombres. Y ?qu¨¦ me dices de Jekill y Hyde? Tras una amable apariencia, puede estar acechando el lado malo.
-?Dos polic¨ªas en uno?
-Quiz¨¢s, pero no necesariamente. ?Recuerdas Belle de Jour de Bu?uel?
-Oh, Catherine Deneuve...
-Ella era una dama por la noche y prostituta por el d¨ªa. As¨ª pod¨ªa satisfacer sus deseos m¨¢s secretos.
-Polic¨ªa auton¨®mico de d¨ªa; y Ainhoa Pe?aflorida por la noche. No ser¨ªa mala coartada. Por el d¨ªa har¨ªa cumplir la ley y obedecer¨ªa a sus jefes. O al menos aparentar¨ªa hacerlo. Y, por la noche...
-...falsificar¨ªa art¨ªculos y suplantar¨ªa a pobres columnistas como yo.
-No estaba pensando en eso. Podr¨ªa convertirse en justiciero implacable, como Batman o Harry el Sucio.
-O en rebelde y conspirador por la libertad. Imag¨ªnate, due?o de la artiller¨ªa y sin trabas burocr¨¢ticas. El mundo en sus manos.
-Pero eso ya se ha visto antes de ahora: jueces que quieren ser polis y polis que quieren ser jueces.Esas cosas suelen acabar mal.
-Como Belle de Jour, que quer¨ªa ser completamente libre y acababa esclavizada en brazos de un chulo de la peor cala?a.
-Este polic¨ªa podr¨ªa acabar cayendo en los brazos de Madrazo. Dios m¨ªo, no quiero pensarlo.
-Me temo, que haya dado alg¨²n paso en la mala direcci¨®n. Mira lo que dice aqu¨ª: "Hoy en Euskadi s¨®lo es libre quien no espera nada ni le teme a nada".
-Entonces ?yo no soy libre porque espero todav¨ªa mucho de la vida? Y temer, temer, me temo que s¨ª, que temo a bastantes cosas. Pero no estoy de acuerdo. Y no estoy de acuerdo con que lo diga un poli y menos a¨²n que vaya dici¨¦ndolo en mi nombre. Primero el lehendakari pretende suplantarme; y ahora, hasta el polic¨ªa de la esquina quiere hacer lo mismo. ?Ad¨®nde vamos a llegar?
-Igual ¨¦ste se ha enamorado de ti.
-Pues va dado. Lo primero que espero de un polic¨ªa es que sea polic¨ªa. O sea, un txakurra como Dios manda, sin salirse de la ley. Porque si se sale de la ley, terminar¨¢ siendo un txakurra enrag¨¦, un perro rabioso.
-Pobre hombre; y todo porque ha firmado con tu nombre.
-No es por eso y ya lo sabes. Un polic¨ªa no puede decir esas cosas. Para ser polic¨ªa hay que aceptar muchas limitaciones. No pueden hacer lo que quieren.
-Nadie podemos hacer lo que queremos. Porque viene un guardia y te multa.
-Pues el guardia, menos todav¨ªa. ?No ves que tiene entre sus manos la violencia del Estado? Ha de estar m¨¢s sujeto a las leyes que cualquiera. No puede hacer con la pistola lo que quiera. Ni con la lengua. Es como ser juez del Tribunal Constitucional. No puede decir lo que le pide el cuerpo. Ni acerca de los surtidores de colores.
-Desde luego, est¨¢ claro que Ainhoa P. No hay m¨¢s que una.
-Y no hay reencarnaciones. Prom¨¦temelo.
-Tienes mi palabra.
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