Un anciano mata a su esposa, enferma de Alzheimer, y se suicida
Los vecinos creen que el hombre no aguant¨® el deterioro de la salud
Diego R. L., un fot¨®grafo jubilado de 81 a?os residente en Pinos Puente (Granada), de 13.500 habitantes, mat¨® ayer de un tiro en la frente a su esposa, Encarnaci¨®n S., de 80 a?os, que padec¨ªa Alzheimer en fase avanzada. Despu¨¦s, el hombre se suicid¨®. La polic¨ªa no tiene constancia de malos tratos previos. Los vecinos apuntan a que el detonante de los hechos fue el deterioro f¨ªsico de ambos.
El hombre aprovech¨® la ¨²nica hora del d¨ªa, entre las ocho y las nueve de la ma?ana, en que ambos permanec¨ªan solos en la vivienda para disparar contra su mujer un ¨²nico proyectil en la cabeza que le caus¨® la muerte inmediata. Luego se dispar¨®. Falleci¨® horas despu¨¦s en un hospital de Granada.
Antonio Ortega, jefe de la Polic¨ªa Local de Pinos Puente, recibi¨® a las 8.15 el aviso de uno de los cinco hijos del matrimonio, que hab¨ªa acudido a la casa de sus padres para comprobar que se encontraban bien. Lo que descubri¨® en el interior de la vivienda, una construcci¨®n modesta con un gran port¨®n de madera situada a un centenar de metros del Ayuntamiento de Pinos Puentes, fue un cuadro pavoroso: el cad¨¢ver de la madre con un orificio de bala en la frente y el cuerpo malherido del padre. En el suelo, la carabina que guardaba desde sus tiempos de campe¨®n de tiro. Los m¨¦dicos del ambulatorio comprobaron que Diego a¨²n continuaba con vida y dispusieron su traslado inmediato a un hospital de Granada, donde ingres¨® en coma profundo y, seg¨²n el parte m¨¦dico, muri¨® hacia la una y cuarto de la tarde.
Convivencia alterada
Los vecinos apuntaron una hip¨®tesis para explicar el crimen: la decadencia f¨ªsica de ambos. Encarnaci¨®n y Diego formaban un matrimonio unido. Ambos eran muy religiosos. La convivencia se vio alterada cuando Encarnaci¨®n contrajo la enfermedad de Alzheimer. Su esposo, ya octogenario, no pod¨ªa prestarle todo el auxilio que la mujer necesitaba.
Por eso la familia hab¨ªa contratado a una mujer que los cuidaba desde la nueve de la ma?ana a las seis y media de la tarde. Cuando conclu¨ªa la jornada, los hijos, por un turno que hab¨ªan establecido entre s¨ª, se hac¨ªan cargo de la pareja. Los vecinos de las viviendas contiguas apuntan a que s¨®lo durante un rato, hacia las ocho de la ma?ana, el matrimonio permanec¨ªa sin compa?¨ªa. Ese fue el instante elegido por Diego para cometer, seg¨²n todos los indicios, el parricidio y a continuaci¨®n terminar con su vida.
Diego y Encarnaci¨®n constitu¨ªan una pareja entra?able y muy conocida en la localidad. Uno de sus hijos hab¨ªa continuado el trabajo de fot¨®grafo y otros eran comerciantes. Un yerno suyo fue concejal del Ayuntamiento.
Casi todo el pueblo pod¨ªa recordar ayer alg¨²n rasgo del presunto parricida, en especial su profunda religiosidad o sus ¨¦xitos en las competiciones de tiro con carabina. Diego, seg¨²n quienes lo conoc¨ªan, arrastraba la fama de haber logrado varios campeonatos regionales e incluso un subcampeonato nacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.