El AVE ya llega tarde

El tramo de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Lleida lleva camino de convertirse en un ejemplo de imprevisi¨®n y mala gesti¨®n p¨²blica, en la que aparecen implicados el ente gestor de infraestructuras ferroviarias (GIF), que es el organismo que construye la v¨ªa, y el Ministerio de Fomento. La l¨ªnea del AVE se ha retrasado sobre la fecha prevista -deb¨ªa entrar en servicio en diciembre ¨²ltimo, pero no lo har¨¢ al menos hasta marzo-, pero quiz¨¢ sea ¨¦ste el menor de los problemas. Resulta que los trenes destinados a servirla, suministrados por Siemens, no est¨¢n disponibles, con lo cual la l¨ªnea se inaugurar¨¢ con locomotoras de Alstom, la empresa que perdi¨® el concurso de adjudicaci¨®n; las estaciones de la red tampoco est¨¢n terminadas y el sistema de se?alizaci¨®n, el sofisticado ERMTS (European Railway Traffic Management System), todav¨ªa est¨¢ en periodo de prueba, con los efectos que de tal circunstancia pueden derivarse para la seguridad.

Tales retrasos e ineficiencias, que provocan la irritaci¨®n de las zonas afectadas -la C¨¢mara de Comercio de Lleida ha calificado de vergonzosa la "previsi¨®n" del Gobierno-, revelan una conducta oficial poco escrupulosa con el compromiso y muy atenta a los efectos de la propaganda inmediata. En el caso del AVE Madrid-Lleida se ha aplicado un modelo pol¨ªtico que se repite con frecuencia: se anuncia con gran despliegue una inversi¨®n y una vez conseguida la repercusi¨®n del anuncio en la opini¨®n p¨²blica el proyecto deja de tener inter¨¦s para los encargados de promoverlo administrativamente, porque ya ha cumplido su funci¨®n propagand¨ªstica, y aparecen los retrasos y las deficiencias de coordinaci¨®n.

A la arbitrariedad se suma la irresponsabilidad pr¨¢ctica de la Administraci¨®n. Fomento no ha explicado las causas del retraso ni, al parecer, tiene inter¨¦s en hacerlo. De forma que los ciudadanos no saben si la demora se debe a imponderables o simplemente a que se aceleraron los plazos de entrada en servicio para satisfacer en falso los requerimientos de las empresas y los municipios implicados. El coste pol¨ªtico que deber¨ªa pagarse por la chapuza queda diluido en el silencio y en la resistencia de la Administraci¨®n para explicar el caso en el Parlamento. No es dif¨ªcil imaginar la reacci¨®n del PP si la puesta en marcha del AVE Madrid-Sevilla hubiera sido igual de chapucera y el Gobierno de entonces hubiera tenido la actitud distra¨ªda del actual.

El mismo silencio espeso se cierne sobre los descarrilamientos ferroviarios, nada menos que siete durante el presente mes de enero. Cuando se acumulan los accidentes y se repite el origen de los trenes afectados hay que explicar con detalle por qu¨¦ y c¨®mo se ocasionaron los descarrilamientos. Si, como parece, la causa m¨¢s probable es el desajuste de los ra¨ªles por causa de las heladas, habr¨¢ que explicar por qu¨¦ no se revisaron las v¨ªas. Si desde instancias oficiales se niega tajantemente que la causa de los siniestros sea la mala conservaci¨®n de las v¨ªas, parece l¨®gico suponer que exista alguna relaci¨®n entre los accidentes y la antig¨¹edad del material rodante. En todo caso, los ciudadanos tienen derecho a saber.