Yo soy feminista
El 20 de enero de 2003, los medios informativos anunciaban la constituci¨®n en la Universidad de Almer¨ªa de una asociaci¨®n antifeminista llamada Arbor Vitae. La noticia no s¨®lo me ha dejado perplejo y at¨®nito, sino indignado, sobre todo teniendo en cuenta que uno de sus promotores es Isa¨ªas G¨®mez, vicedecano de Relaciones Internacionales de la Facultad de Humanidades.
En los albores del siglo XXI, no deja de llamar la atenci¨®n, dentro de esta ola de conservadurismo ideol¨®gico y rearme moral, ?militarista?, el absurdo de dicha iniciativa. Considero el asunto grave, ya que constituye un insulto flagrante a las conquistas sociales hist¨®ricamente reconocidas en la lucha por la dignidad de las mujeres, y no s¨®lo eso, sino una afrenta a la propia condici¨®n humana.
A prop¨®sito de este hecho, no podemos dejar de volver a plantearnos la siguiente cuesti¨®n: ?Qu¨¦ es ser feminista hoy? El t¨¦rmino feminista, aunque actualmente ha perdido el carisma militante de los a?os sesenta en que las mujeres ped¨ªan igualdad, autonom¨ªa, independencia, la no discriminaci¨®n por razones de sexo, el amor libre, oportunidades laborales, iniciativas pol¨ªticas, el derecho a decidir por s¨ª mismas, etc¨¦tera, es plenamente vigente, y no pos feminismo fr¨ªvolo.
En definitiva, si entonces las mujeres exig¨ªan tener el protagonismo que se les hab¨ªa negado en el desarrollo de la historia de la humanidad, sin tutelajes ideol¨®gicos de car¨¢cter religioso, pol¨ªtico o social, buscando la liberaci¨®n de las obligaciones morales impuestas por un modelo injusto y discriminatorio que las relegaban a roles pasivos y excluyentes, hoy observamos c¨®mo en nombre del patriarcado religioso establecido muchas mujeres no han tenido ni si quiera la oportunidad de elegir a su marido o amante.
Los datos son escalofriantes. ?Cu¨¢ntas mujeres son maltratadas cada d¨ªa, acabando sus vidas de forma miserable y violenta a manos de hombres despechados? ?Cu¨¢ntas mujeres siguen estando explotadas sexual y laboralmente? ?Cu¨¢ntas mujeres siguen estando privadas de los m¨¢s elementales derechos humanos? Las mujeres, en muchos lugares del mundo, desgraciadamente, todav¨ªa siguen siendo violadas, lapidadas, mutiladas genitalmente. Siguen siendo v¨ªctimas silenciadas, condenadas anticipadamente por las costumbres ancestrales heredadas y por las religiones oficiales de turno. Son v¨ªctimas de la ignorancia, de la dependencia econ¨®mica, del fanatismo fundamentalista.
Viven cautivas, oprimidas, silenciadas, aplastadas, intimidadas sin posibilidades y sin futuro. Vidas hipotecadas y esclavas. Mujeres cargadas de hijos con bocas hambrientas, Sida...
Existen motivos para ser feminista hoy y no dejarse manipular con cantos de sirena. Aducir razones de "resentimiento respecto al hombre" no deja de ser una excusa para tapar las intencionalidades ocultas que subyacen en tan rid¨ªcula propuesta.
A este respecto, recuerdo c¨®mo a mediados de los a?os ochenta, un tal Marcos Sanju¨¢n, de Granada, vinculado al Opus Dei, fund¨® el Club de la Castidad con el prop¨®sito de que los j¨®venes no se descarriaran por libertinos apetitos sexuales y se dejasen de arrumacos. Algo de todo esto me suena en el caso que denuncio.
No deja de ser chocante, chirriante y fachosa la creaci¨®n de una asociaci¨®n antifeminista en el seno de la universidad. Esperemos que las autoridades acad¨¦micas tomen cartas en el asunto impidiendo que se establezcan alegremente en la misma tal tipo de asociaciones que envilecen y manchan el honor y el prestigio de la instituci¨®n universitaria.
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