Operaci¨®n Decencia
Hizo bien Marisa Paredes en vestirse, este a?o, de verde, por si le ca¨ªa un v¨®mito vecino en el hombro. Cosa que nadie hubiera podido ver, en el caso de haber sucedido, porque el ¨²ltimo reducto oficial de la gala del s¨¢bado, aparte de cuatro momias en platea, estuvo a cargo del realizador, o del comisario que ten¨ªa a su espalda, para alejar la c¨¢mara cual transbordador espacial, que en paz descanse, cada vez que los c¨®micos soltaban una inconveniencia. No hubo forma de ver a la ministra de la cosa escuchando el asunto, supongo que emocionada.
Y entre tanto (muy entre y muy tanto: casi cuatro horas), los otros ladraban su resentimiento por las esquinas del escenario. En cierto modo, en su contundente discurso de bienvenida, Marisa, la Presidenta de la Academia, ya lo hab¨ªa advertido: a ver si tenemos un poco de aguante con la s¨¢tira, vino a decir, que al fin y al cabo, nosotros os sufrimos cosas peores. Se mojaron todos, y bien. Del gran Goya de Honor, Manolo Alexandre, el hombre m¨¢s guapo de la gala (con permiso de Berlanga) a los presentadores, pasando por todos los dem¨¢s.
Los c¨®micos montaron un telediario con la verdad, con la opini¨®n sin miedo, sin censura
Lo m¨¢s inteligente que el guionista de la ceremonia, Juan Cavestany, perpetr¨®, con la ayuda y complicidad del entero mundazo del cine espa?ol, fue aprovechar la plataforma que ofrec¨ªa TVE (La Suya: el s¨¢bado fue La Nuestra) para elaborar tremendo anuncio de casi cuatro horas lanzado en directo a todos los hogares como r¨¦plica a los telediarios que el Ente viene y vendr¨¢ suministrando. Ah¨ª la ten¨¦is, hijos m¨ªos. En vivo y en directo. Si hasta Pen¨¦lope Cruz llevaba prendido a la pechera el cartel reglamentario de "No a la guerra"... ?La mism¨ªsima novia de Tom Cruise! Dios, espero que a su vuelta sigan d¨¢ndole trabajo, y que ¨¦l la ame todav¨ªa y a pesar de todo.
No fue cosa de broma, aunque lo que se fue diciendo se dijo entre ocurrencias y florituras de artistas. Con glamour (y Prestige), se fue hilvanando un tema tras otro, una deuda tras otra, un ladrido y un rencor tras otro, como si dij¨¦ramos. E instrucciones precisas al Gobierno: no se les da el voto para que hagan lo que les viene en gana. Sali¨® Nunca M¨¢is, c¨®mo no; la guerra infame; el paro; el enga?o; la irritaci¨®n; la estafa. S¨ª, sobre todo la estafa. Y hubo mucha irreverencia, mucho humor, pero del duro.
Los c¨®micos, m¨¢s dignos que nunca, tan bien representados en el escenario como en la platea, en las pel¨ªculas premiadas como en las que no lo fueron, entre los que trabajan y entre los que no pueden... Los c¨®micos, se?ores y se?oras, hicieron el s¨¢bado por la noche algo que ten¨ªan que hacer: decirnos a qu¨¦ lado, con qui¨¦n est¨¢n. En la lenta y dolorosa ceremonia que tiene lugar en nuestras conciencias, en la recuperaci¨®n de la moral colectiva, del asco y del pedir cuentas al C¨¦sar, los c¨®micos y la gente del cine en general se sirvieron del espacio c¨ªvico que los Goya les ofrec¨ªan, de ese espacio que por ser suyo es tambi¨¦n (y ¨¦ste, verdaderamente, s¨ª) nuestro, y montaron un telediario con la verdad, con la opini¨®n sin miedo, sin censura ni ocultaciones. Un telediario de casi cuatro horas. Toma del frasco.
Fue una ceremonia emocionante. C¨ªvicamente emocionante, quiero decir. No de lagrimeo emotivo, ni de autobombo complaciente. Quienes all¨ª estuvieron dieron la cara por todos nosotros, se la jugaron.
Queridos c¨®micos, gracias. Espero que el a?o que viene no teng¨¢is que organizar la fiesta en el sal¨®n de mi casa.
Babelia
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