La expulsi¨®n de Azkoitia deja sin premio al Rayo

Saques de falta enviados a la grada, al portero contrario o a la tierra de nadie. Carreras de pollos sin cabeza. Juego al patad¨®n. Una retah¨ªla de balones perdidos... As¨ª fue, ayer, la tarde de f¨²tbol en Mendizorroza: una tarde de perros. Y gracias, sobre todo, al embrollo que se li¨® el Alav¨¦s, que s¨®lo empat¨® el partido porque termin¨® con un jugador m¨¢s y se le ocurri¨® tirar por una vez entre los tres palos. El Rayo Vallecano intent¨® otras cosas que se parec¨ªan m¨¢s al f¨²tbol. Tuvo el partido, la victoria, en sus pies. Sin embargo, Azkoitia, un ex alavesista, cometi¨® la torpeza de ganarse dos tarjetas amarillas en menos de un minuto y, por tanto, la expulsi¨®n. El Rayo se qued¨® vendido y tuvo que conformarse al final con el consuelo de un injusto empate.

Con Gustavo Ben¨ªtez en el banquillo, el Rayo despleg¨® una presi¨®n m¨¢s que aceptable. Midi¨® el riesgo y acert¨® de pleno. Atosig¨® a Abelardo y Llorens, dos futbolistas cuya titularidad s¨®lo puede entenderse por la falta de competencia en su puesto. Tuvieron innumerables problemas para sacar controlada la pelota. De hecho, es casi imposible cometer m¨¢s errores en un solo partido que Llorens ante sus ex compa?eros. Jos¨¦ Manuel Esnal, Man¨¦, que lo vio como todo Mendizorroza, no tuvo otro remedio que, por primera vez, mandarlo lo m¨¢s cerca posible de la delantera para que all¨ª sus estropicios no fueran irreparables. A Perag¨®n, que rondaba por aquella zona, le toc¨® la loter¨ªa. Se dio un gusto sobre el campo. Marc¨® el primer gol en una acci¨®n de pura velocidad y, despu¨¦s, sigui¨® moviendo al Rayo a su antojo.

El ¨²nico capaz de solucionar el desaguisado en el Alav¨¦s era Ilie, pero ayer jug¨® con unas molestias que le dejaron aparcado en el vestuario en el descanso. El equipo de Man¨¦, desordenado, con miedo y sin cerebro, se agarr¨® a la expulsi¨®n de Azkoitia para abalanzarse sobre el Rayo en la ¨²ltima media hora. Una de las pocas jugadas que ejecut¨® con cabeza, un saque de esquina rematado por Karmona, le dio lo que no se mereci¨®. Hubo tiempo para m¨¢s. Pero lo que no hab¨ªa era recursos para cambiar el signo. Es lo que hay.