M¨¢s que nunca, un gesto
Aunque su origen es muy anterior, precedido incluso de varios intentos fallidos a partir de 1983, la Coordinadora Gesto por la Paz (pues ¨¦sta es su denominaci¨®n original) es la emanaci¨®n c¨ªvica del contexto sociopol¨ªtico que va a expresarse en el Acuerdo de Ajuria Enea, suscrito por todos los partidos democr¨¢ticos vascos el 12 de enero de 1998. Ajuria Enea es el mejor exponente del estado de opini¨®n pol¨ªtica y del clima social del que Gesto por la Paz surge y al que consagra toda su acci¨®n. Hasta el punto de que no es posible comprender cabalmente el corpus ideol¨®gico y la realidad organizativa de Gesto por la Paz sin tomar en consideraci¨®n el contexto sociopol¨ªtico en el que surge. La firma de este Acuerdo fue acogida con entusiasmo por las mujeres y los hombres de Gesto por la Paz. Tanto que, en marzo de 1989, impulsar¨¢, junto con los Colectivos Vascos por la Paz y el Desarme y la Asociaci¨®n por la Paz de Euskalerria (asociaci¨®n que, al fusionarse con Gesto en 1991, transmitir¨¢ a esta organizaci¨®n la referencia a Euskal Herria), una iniciativa destinada a lograr la asunci¨®n y extensi¨®n de los contenidos de Ajuria Enea por todo el tejido social vasco y navarro y que finalmente fue respaldada por varios cientos de organizaciones sociales de todo tipo.
El Acuerdo de Ajuria Enea ya estaba muerto mucho tiempo antes de que el lehendakari Ardanza certificara su fallecimiento en 1997. Ajuria Enea renqueaba ya desde 1993, sacudido por la ruptura del consenso originario en torno a la reinserci¨®n. Se teorizaba sobre el ¨¢mbito vasco de decisi¨®n (1996), se discrepaba radicalmente en el tema del acercamiento (1997) y se preparaba el entierro de un Estatuto dado por muerto en Gernika (1997). De no haber sido por los crueles y prolongados secuestros realizados por ETA en 1993 y en 1996-97, secuestros que generaron la m¨¢s amplia, sostenida, variada e imaginativa respuesta de la ciudadan¨ªa, el deterioro de la unidad democr¨¢tica hubiese devenido en crisis abierta mucho antes.
No hace falta recordar que, en ambos momentos, la respuesta ciudadana contra la pretensi¨®n terrorista de poner precio a la libertad y a la vida fue liderada por Gesto por la Paz, acompa?ando la iniciativa mostrada en ambos casos por los entornos m¨¢s pr¨®ximos a las personas secuestradas (recordemos la ejemplar movilizaci¨®n de las gentes de Ikusi o de Alditrans). Pero los movimientos ciudadanos no s¨®lo son indicadores de presente, tambi¨¦n son anticipadores de futuro. En este sentido, Gesto por la Paz no s¨®lo fue la expresi¨®n ciudadana de un contexto de di¨¢logo y acuerdo entre los partidos vascos democr¨¢ticos y entre las instituciones responsables de gobernar Espa?a y Euskadi. Gesto por la Paz ha sido, tambi¨¦n, una organizaci¨®n comprometida con el sostenimiento del modelo de convivencia representado por el pacto de Ajuria Enea. Cabr¨ªa, incluso, decir que Gesto por la Paz es, en la Euskadi del 2003, el ¨²ltimo resto de aquel tiempo de convergencias, di¨¢logos y encuentros. Un resto que algunos querr¨ªan reducir a la condici¨®n de residuo.
Que necesitamos construir un nuevo escenario de di¨¢logo y acuerdo entre los partidos vascos es algo que nadie con un m¨ªnimo sentido de la responsabilidad podr¨¢ negar. Lo que seamos en el futuro, s¨®lo podr¨¢ ser fruto del acuerdo sereno. Pero el modelo de intervenci¨®n sociopol¨ªtica que quiso ser Ajuria Enea -una cordada que s¨®lo tiene sentido si es capaz de avanzar sin dejar a ninguno de sus miembros atr¨¢s, lo que excluye tanto el inmovilismo como la aceleraci¨®n- se muestra muy poco atractivo para una clase pol¨ªtica que ha experimentado la embriagadora sensaci¨®n de pensar sus proyectos sin tomar en consideraci¨®n la necesidad de someterlos a la m¨¢s amplia deliberaci¨®n p¨²blica. Y, sin embargo, no quiero ni imaginar un futuro construido como prolongaci¨®n de este presente de incomunicaci¨®n total. Es por eso, que necesitamos, m¨¢s que nunca, un gesto, un simple gesto, que haga posible recomponer un escenario de reconocimiento entre quienes llevan tanto tiempo d¨¢ndose la espalda.
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