Los que no vamos a la guerra
No lo vi, a no ser en la fila de espera para nacer, pero en 1914 Espa?a se dividi¨® entre aliad¨®filos y german¨®filos, y las pol¨¦micas eran tremendas. Unamuno odiaba a los prusianos, y se burlaba de su himno, Deutschland ¨¹ber alles: ?por qu¨¦ iba a estar Alemania por encima de todos? Y del lema de sus soldados: "Gott mit uns", cuando a todas luces Dios no deb¨ªa estar con ellos m¨¢s que con los dem¨¢s: hasta los ingleses tienen madre. Pero si no estaba con ellos Dios, estaba P¨ªo Baroja, el agn¨®stico -eufemismo de ateo-, no se sabe bien por qu¨¦. Estas dos tendencias pod¨ªan estar divididas entre los que quer¨ªan ser neutrales y los que quer¨ªan entrar en guerra. Y los que prefer¨ªan no saber nada: llevaban una insignia grande que dec¨ªa "No me hable usted de la guerra". Hay muchos libros sobre el tema; el m¨¢s divertido y f¨¢cil de encontrar es Los que no fuimos a la guerra, de Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez: un hombre de derechas, mon¨¢rquico, de Abc, antimilitarista, partidario del amor libre: curioso, muy curioso.
Ahora la divisi¨®n es muy peculiar: los que no quieren que haya asalto a Irak, y menos que participemos, son mayor¨ªa, principalmente de izquierdas, y el partido socialista, que se ha definido m¨¢s cuando ha visto d¨®nde est¨¢ la mayor¨ªa. Son los intelectuales que pueden ir diciendo algo sin salir de sus puestos remunerados, o los que no los tienen. Y la derecha gubernamental, la extrema derecha, los patrocinados, nombrados, paniaguados, serviles como los del XIX (serv¨ªan al absolutismo); los imperialistas. Cada d¨ªa menos. E incluso revestidos de astucia, de eufemismo, de correcci¨®n pol¨ªtica: "Nosotros no queremos la guerra tampoco" -dec¨ªan los especialistas gubernamentales de la tertulia de Manuel Antonio Rico en RNE-, "pero no se deben convertir los Premios Goya en una manifestaci¨®n pol¨ªtica". Y menos, premeditada: no fue, dicen, espont¨¢nea. Los chicos de teatro estaban, por la tarde, pintando el "No" en unas camisetas blancas que se hab¨ªan comprado. Pero ?y qu¨¦, si fuera as¨ª, preparado? ?Es que el cine o el arte o el pensamiento tienen que callar cuando no hay Parlamento?
El caso es que entonces Alfonso XIII no quer¨ªa entrar en la guerra: no pod¨ªa hacerlo, casado con una inglesa, y formado en la Royal Navy; pero no pod¨ªa estar junto a los franceses porque a¨²n irradiaban revoluci¨®n, republicanismo y ate¨ªsmo. Ni don Alfonso ni don Francisco entraron en las guerras: el primero fue neutral, el segundo "no beligerante". Otra astucia. Pero esto no es ni una guerra: es el apaleamiento de un mendigo y su incendio por un peso pesado. Cosas de fachas.
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