La NASA hace autocr¨ªtica y pide a los contratistas que asuman su responsabilidad
La agencia espacial estadounidense reconoce sus errores de c¨¢lculo al evaluar los riesgos
La NASA ha admitido errores de c¨¢lculo al evaluar los riesgos del transbordador Columbia y ha pedido a los contratistas que copan el programa espacial que tambi¨¦n asuman su responsabilidad. El elemento clave de la investigaci¨®n -el desprendimiento de material del dep¨®sito principal de combustible que golpe¨® el revestimiento t¨¦rmico de la nave a los 80 segundos del lanzamiento- fue, sin embargo, calificado por los ingenieros durante la misi¨®n como "superficial y sin consecuencias" para la seguridad. Ahora la NASA cree que desencaden¨® la desintegraci¨®n del transbordador, un programa espacial que representa un negocio de 2.500 millones de euros para las empresas Boeing y Lockheed Martin.
"Los an¨¢lisis t¨¦rmicos indican la posibilidad de da?os estructurales localizados, pero no representan riesgo de que penetre el calor, ni mucho menos ponen en peligro la seguridad", se?alaba el informe, revelado por el director del Programa del Transbordador Espacial, Ron Dittemore, durante una comparecencia de prensa inesperadamente autocr¨ªtica en la que reconoci¨® que la ra¨ªz del problema ha sido desde el principio el dep¨®sito principal. "Es una asunci¨®n dr¨¢stica y seria. Y le hemos pedido al director y al contratista que tambi¨¦n lo asuman y ya veremos ad¨®nde nos conduce", dijo Dittemore.
El da?o del impacto se produjo en la parte inferior del ala izquierda del Columbia. Los ingenieros en tierra calcularon que el material desprendido era de unos 51cent¨ªmetros de largo por 41 de ancho y 15 de profundidad y que pesaba alrededor de 1,25 kilos. A partir de esos datos, los ordenadores de la NASA generaron un "modelo de riesgo" en un ¨¢rea de 81 cent¨ªmetros de largo por 17 cent¨ªmetros de ancho y 5 de profundidad. Dittemore afirm¨® ayer que est¨¢n analizando de nuevo si esas "proyecciones eran demasiado benignas" y, sobre todo, si "la pieza desprendida era mucho m¨¢s larga y pesada, probablemente incrustada en hielo".
Los nuevos c¨¢lculos sit¨²an el tama?o alrededor de 150 por 150 cent¨ªmetros, con lo cual el impacto habr¨ªa sido muy superior al que inicialmente pensaron, especialmente teniendo en cuenta que el Columbia se desplazaba a una velocidad de 2.800 kil¨®metros por hora.
Subida t¨¦rmica
El da?o que produjo en las placas de protecci¨®n t¨¦rmica fue el que, seg¨²n creen los investigadores, provoc¨® una r¨¢pida subida de las temperaturas cuando el transbordador entr¨® en contacto con la atm¨®sfera en su regreso a la Tierra. Ocho minutos antes de que perdiera el contacto con el centro de control de Houston, la temperatura en el tren izquierdo de aterrizaje se elev¨® 30 o 40 grados; este incremento no activ¨® las alarmas porque la temperatura exterior causada por la fricci¨®n era de m¨¢s de 1.650 grados.
Aunque la investigaci¨®n se centra en el material desprendido, la NASA no descarta otras causas y contin¨²a buscando lo que Dittemore califica como "un eslab¨®n perdido que d¨¦ sentido a este misterio". La recomposici¨®n del transbordador es crucial en esa labor. Ya se han recobrado m¨¢s de mil piezas desperdigadas por Tejas y Luisiana (incluido el morro del Columbia), y ayer anunciaron que han ampliado el ¨¢rea de b¨²squeda. En concreto, Dittemore dijo que estaban evaluando testimonios de California y Nevada de personas que aseguran haber visto caer pedazos del Columbia. De ser as¨ª, indicar¨ªa que los fallos comenzaron antes de la hip¨®tesis actual.
Mientras la investigaci¨®n oficial prosigue, el papel de los contratistas es tambi¨¦n objeto de escrutinio. Desde 1996, las empresas Boeing y Lockheed Martin crearon una alianza llamada United Space Alliance, a trav¨¦s de la cual administran casi la totalidad del programa del transbordador espacial, hasta el punto de que casi el 92% de los 14.000 millones de euros del programa va destinado a esas empresas. Son las que entrenan a los astronautas y controladores de vuelo, crean el software de los motores del transbordador, el de las comunicaciones y otros sistemas. Y se encargan de los controles de seguridad desde el momento que aterriza hasta que vuelve a despegar, al igual que repone y repara los componentes de las cuatro naves del programa (tres con la p¨¦rdida del Columbia).
Lockheed es la que fabric¨® el dep¨®sito del que se desprendi¨® el material pl¨¢stico. Hace tres a?os cre¨® una versi¨®n m¨¢s ligera del tanque (ocho toneladas menos de peso) y reform¨® los motores. El contrato actual de la empresa Lockheed con la NASA es de m¨¢s de 650 millones de euros por dos a?os y el de Boeing es de 1.800 millones de euros.
Falta de supervisi¨®n
La calidad de sus servicios ha sido criticada en varias ocasiones, incluido un informe del Congreso que se?alaba la "falta de supervisi¨®n de la NASA sobre el control de calidad y de costos". Las cr¨ªticas fueron especialmente duras en 1999 cuando Lockheed perdi¨® dos naves no tripuladas. Primero, la nave Mars Climate Orbiter a un costo de 117 millones de euros, que se quem¨® en la atm¨®sfera de Marte porque los ingenieros de Lockheed no supieron convertir datos cr¨ªticos de navegaci¨®n al sistema m¨¦trico. Y dos meses despu¨¦s, un fallo de programaci¨®n provoc¨® la p¨¦rdida de la nave Mars Polar Lander. La nave que hab¨ªa costado 154 millones de euros apag¨® los motores prematuramente en el aterrizaje.
Despu¨¦s del desastre del transbordador Challenger en 1986, NASA comenz¨® a contratar con empresas privadas la mayor¨ªa de sus operaciones como medida supuestamente de ahorro. La llegada de Daniel Goldin como director de la agencia espacial de EE UU a comienzos de los a?os noventa acentu¨® ese tipo de gesti¨®n. Goldin dijo al asumir su puesto que comenzaba una nueva era de "m¨¢s barato, m¨¢s r¨¢pido y mejor". Aquellas palabras han adquirido una especial resonancia estos d¨ªas.
No obstante, hasta que no concluya la investigaci¨®n del desastre es dif¨ªcil saber si la NASA va a reducir los contratos. De momento United Space Alliance contin¨²a trabajando en la remodelaci¨®n del transbordador Discovery y en los lanzamientos previstos para el 1 de marzo del Atlantis y del Endeavour a fines de a?o.
Bush: "El mundo ha perdido siete h¨¦roes"
"Nuestra pena es infinita", declar¨® ayer el presidente Bush en la ceremonia que ayer rindi¨® homenaje a los siete tripulantes fallecidos en el siniestro del Columbia en la explanada del Centro Espacial Johnson, en Houston (Tejas). "Hoy recordamos no s¨®lo un momento de tragedia, sino tambi¨¦n siete vidas de grandes metas y logros. El mundo ha perdido siete h¨¦roes", a?adi¨® Bush ante los 10.000 asistentes al acto.
La ceremonia fue abierta por un rabino de la Marina de EEUU que cit¨® pasajes religiosos en ingl¨¦s y hebreo, en atenci¨®n a Ilan Ramon, el astronauta israel¨ª.
A pesar de que la NASA hab¨ªa subrayado el car¨¢cter privado del homenaje, centenares de personas acudieron desde primera hora de la ma?ana ante el recinto y rezaron en silencio ante las verjas donde fueron depositando centenares de poemas, peque?as banderas estadounidenses, globos y flores en memoria de los astronautas del Columbia. A los familiares, amigos y compa?eros de trabajo de las v¨ªctimas, muchos de ellos llegados de Israel y la India, tambi¨¦n se unieron pol¨ªticos y dos figuras emblem¨¢ticas de la carrera espacial de EEUU: Neil Armstrong, el primer hombre que pis¨® la Luna, y John Glenn, el primer estadounidense que orbit¨® la Tierra.
Ante la la fotograf¨ªa oficial de la tripulaci¨®n de la misi¨®n STS-107, Bush subray¨® que "los grandes hitos son inseparables de los grandes riesgos" y que, pese a la tragedia, "el programa espacial de EE UU continuar¨¢".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.