La ocasi¨®n
Francisco Camps y Joan Ignasi Pla, ambos candidatos a la presidencia de la Generalitat por distintas formaciones pol¨ªticas, no volver¨¢n a tener nunca una ocasi¨®n mejor para demostrar qui¨¦nes son realmente. Ambos son poco conocidos entre los ciudadanos y tienen todav¨ªa mucho que hacer para mostrar su aut¨¦ntico rostro pol¨ªtico. Pues es ahora o nunca, porque empiezan a producirse v¨ªctimas civiles entre la sociedad valenciana por culpa de su enfrentamiento pol¨ªtico.
La situaci¨®n es bien simple. Inspectores de ambos bandos pol¨ªticos est¨¢n analizando el terreno del adversario para descubrir o maquillar cualquier dep¨®sito de armas de corrupci¨®n masiva del oponente. Y ambos utilizan sus "descubrimientos" sin importarles en absoluto que se lleven por delante a v¨ªctimas civiles. Es importante diferenciar claramente entre el esc¨¢ndalo pol¨ªtico, que siempre es dudoso y discutible pero inevitable como estrategia electoral, y el sacrificio de civiles para influir en el voto popular, porque eso tiene otro nombre que no quiero recordar en estos momentos, aunque lo tengo en la punta de la lengua.
La ¨²ltima v¨ªctima que tengo delante de los papeles es Rafael Gonz¨¢lez Pons, cuyos principales pecados son, en primer lugar, trabajar por m¨¦ritos propios y, adem¨¢s, ser hermano de un senador. Por lo visto, ser¨ªa mejor para nuestros pol¨ªticos del bienestar que estuviera en el paro y que los cargos p¨²blicos no tuvieran familia o que fueran p¨²blicamente repudiados.
Pero no es la primera v¨ªctima de esta sucia batalla ni ser¨¢ la ¨²ltima, porque ya se anuncian largas listas de espera para que un amplio abanico de familiares sea sacrificado por los inspectores de ambos signos de esta guerra pol¨ªtica. Hermanos, primos, cu?ados y dem¨¢s parentela se convierten as¨ª en peque?os reservorios de gas nervioso, cuyo principal efecto no est¨¢ en las elecciones sino en la producci¨®n de v¨ªctimas familiares que transforman a un pol¨ªtico civilizado en un guerrillero vengativo. Puede que sea esto precisamente lo que algunos personajes muy concretos est¨¢n intentando en la pol¨ªtica valenciana.
Cuando el pr¨®ximo presidente de la Generalitat tome posesi¨®n de su cargo, ser¨¢ inevitable que repita la vulgaridad de que piensa ser el presidente de todos los valencianos. Y ¨¦se ser¨¢ el momento de preguntarle si incluye tambi¨¦n a los desacreditados ciudadanos que cayeron como v¨ªctimas inocentes de su victoria pol¨ªtica. O, al menos, que les dedique un recuerdo emocionado por su aportaci¨®n al ¨¦xito personal.
Por supuesto que hay otra opci¨®n. Es la mejor ocasi¨®n para que Joan Ignasi Pla y Francisco Camps demuestren por primera vez un rasgo aut¨¦ntico de liderazgo cre¨ªble, un rasgo que quiz¨¢ pueda ayudarles a conseguir cierto grado de confianza p¨²blica. La decisi¨®n firme, p¨²blica e inapelable de que se acabaron las v¨ªctimas civiles, de que bajo ning¨²n concepto se pueden volver a producir. Al margen del infantilismo de qui¨¦n fue el primero en empezar y de los compromisos que tengan con sus valedores y patronos.
De lo contrario, si consienten que se pueda utilizar a cualquier valenciano como arma pol¨ªtica, entonces los candidatos no merecen m¨¢s que desprecio y el placer solitario de votarse a s¨ª mismos.
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