El f¨²tbol se diluye en Riazor

Nadie reprochar¨¢ al Deportivo su falta de inter¨¦s. Se podr¨¢ admirar incluso el coraje que exhibi¨® en el tramo final del choque, cuando Trist¨¢n fue expulsado con el marcador en contra y media hora de partido por delante. Pero todo eso tan encomiable no deja de ser una bagatela ante el hecho principal, el verdaderamente crudo y preocupante: el Depor ha dado la espalda al f¨²tbol, o el f¨²tbol le ha retirado el saludo al Depor, que viene a ser lo mismo. Cuando la punter¨ªa de sus delanteros no es suficiente para enmascarar la penuria futbol¨ªstica, al equipo de Irureta le sucede como ayer, que se pas¨® media tarde viendo c¨®mo el Osasuna cuidaba la pelota y acab¨® el partido entre una gran bronca del p¨²blico, muy enojado con una extra?a decisi¨®n del entrenador a punto de concluir el duelo.

No es que el Deportivo haya renunciado al f¨²tbol para intentar otra cosa, alguno de esos montajes t¨¢cticos o atl¨¦ticos que acaban arrinconando el juego. No, el plan del Depor apenas ha variado. El problema es que todos se han olvidado de c¨®mo desarrollarlo. Ya hab¨ªa sucedido lo mismo contra el Mallorca y ayer se repiti¨® ante Osasuna. El Depor empieza con idea de jugar hasta que pasa un rato y se ve que no tiene recursos para hacerlo. Una vez que pisa campo contrario, el equipo se adentra en un laberinto. Por el centro, no hay quien sepa dirigir las operaciones desde la media punta. Y tampoco aparece nadie con capacidad para desgarrar los costados del contrario. Como no hay otra cosa, el Depor finalmente s¨®lo vive para meter el bal¨®n en el ¨¢rea, donde abundan los buenos delanteros, de esos que saben aprovechar la menor ocasi¨®n. Pero ser¨ªa demasiado pretender que Makaay, Trist¨¢n o Luque aparezcan en todos los partidos para poner un poquito de color en el desierto.

La primera parte del choque fue sonrojante para el Deportivo, condenado a correr detr¨¢s del rondo que le organiz¨® Osasuna. A los visitantes se les not¨® la mano de su entrenador, Javier Aguirre, que ha inculcado al equipo las virtudes que ya exhib¨ªa en la selecci¨®n de M¨¦xico. Un conjunto atrevido, solidario, que se agrupa en el centro del campo y nunca inflinge da?os a la pelota. A Osasuna s¨®lo le faltaba un hervor m¨¢s en el ¨¢rea, hasta que Juanmi acudi¨® en su auxilio. El portero local no supo agarrar un bal¨®n bombeado, que no parec¨ªa presentar especiales dificultades, y le brind¨® una asistencia de gol a Mu?oz. Tambi¨¦n en eso el Depor se atuvo a la tradici¨®n que ha impuesto ¨²ltimamente. Cuando no es un defensa, se trata del portero, pero apenas hay partido en que los de Irureta no agasajen al contrario con un gol de regalo.

A partir de ah¨ª, todo lo que hizo el Depor result¨® meritorio: el empate de Makaay con el equipo en inferioridad por la expulsi¨®n de Trist¨¢n, las maniobras de Luque por la izquierda, la vehemencia argentina de Scaloni, el cabezazo de H¨¦ctor al larguero... Casi todos los m¨¦ritos, menos el del juego. Y Riazor, acostumbrado al f¨²tbol, ya no se conforma con coraje. Lo demostr¨® despu¨¦s de que Irureta tuviese la ocurrencia, a falta de dos minutos y con el equipo buscando la victoria, de renunciar a Makaay y su punter¨ªa m¨¢gica para dar paso a ... ?Capdevila!. La gente no se lo perdon¨®: por primera vez en much¨ªsimo tiempo, los pa?uelos censores asomaron en la grada.