1.087 personas han sido atendidas tras trabajar en la recogida de fuel
Las secuelas m¨¢s frecuentes son irritaci¨®n ocular y v¨®mitos
M¨¢s de dos meses de recogida de chapapote han dejado secuelas en algunos de los trabajadores. Seg¨²n la Xunta, desde el 29 de noviembre hasta el 7 de febrero fueron atendidas 1.087 personas. V¨®mitos, irritaci¨®n ocular y de la faringe, problemas respiratorios y dolores de cabeza son las dolencias m¨¢s frecuentes. La Xunta admite que la cifra no refleja toda la realidad, porque muchos voluntarios han sido atendidos de regreso a sus ciudades.
A¨²n no hay un estudio fiable sobre la incidencia de la recogida del fuel del Prestige sobre la salud de las personas que han ayudado a limpiar el chapapote. Por eso, para ver las consecuencias, s¨®lo se puede acudir a las estad¨ªsticas oficiales. Ni siquiera ¨¦stas abarcan todo el tiempo trascurrido desde el inicio de la recogida de fuel, ya que los datos del Servicio Gallego de Salud, dependiente de la Consejer¨ªa de Sanidad, arrancan del 29 de noviembre del a?o pasado, a pesar de que el chapapote empez¨® a llegar a las playas el 16 de ese mismo mes. Casi inmediatamente se iniciaron las labores de limpieza de las costas.
Xurxo Hervada, jefe del servicio de informaci¨®n de la Xunta sobre Salud P¨²blica, sostiene que las afecciones sufridas por voluntarios, militares y contratados de la empresa Tragsa expuestos a los residuos del Prestige son las mismas que se han registrado con anterioridad en otros desastres similares, especialmente el del petrolero Erika, hundido frente a las costas de Breta?a (Francia). All¨ª, la proporci¨®n de personas asistidas por los servicios m¨¦dicos rondaba el 6%, mientras que en Galicia las cifras indican que los trabajadores que han necesitado asistencia suponen entre un 3% y un 4% del total de las personas que han estado en contacto con el fuel. Pero Hervada admite que sus datos no incluyen a todos los afectados, y en particular a los voluntarios. Muchas dolencias comienzan a manifestarse una vez abandonada la recogida de fuel, y los voluntarios procedentes de otras zonas de Espa?a prefieren someterse a tratamiento cuando regresan a sus ciudades. Y de sus afecciones no queda constancia en Galicia.
Las afecciones m¨¢s comunes tiene que ver con la inhalaci¨®n de los gases que emanan del petr¨®leo: la irritaci¨®n de la faringe (189 casos), dificultades respiratorias (153), dolores de cabeza (208), n¨¢useas o v¨®mitos (145)... Otras molestias tratadas son la irritaci¨®n de la piel por el contacto con el combustible (102 casos), la p¨¦rdida de apetito (34) y trastornos en el sue?o (31). Hubo 59 casos de deterioro del nivel de conciencia. Tambi¨¦n, a causa del dif¨ªcil trabajo en las rocas, se registraron 140 casos de traumatismo y otros 71 de cortes.
Los datos tambi¨¦n aclaran los lugares donde mayor n¨²mero de atendidos ha habido, probablemente porque all¨ª fue mayor la concentraci¨®n de chapapote. Los lugares m¨¢s afectados han sido Carnota, con 114 personas, Muros (105), Ribeira (84), las Islas C¨ªes (77), O Grove (67), Mux¨ªa (60) y Moa?a (40 atendidos).
Por grupos de edad, m¨¢s de la mitad de los afectados tiene menos de 35 a?os, y de ellos, 446 entre 16 y 25, edad mayoritaria entre los voluntarios, muchos de ellos estudiantes. El 66% de los atendidos por eran varones.
De momento, no se han registrado "patolog¨ªas raras", seg¨²n Hervada. Ni siquiera muy graves, salvo alg¨²n traumatismo que ha requerido hospitalizaci¨®n. El caso extremo fue el de un hombre que sufri¨® un infarto mientras recog¨ªa chapapote en las R¨ªas Bajas. Fue trasladado a un centro hospitalario y salv¨® la vida. Las pocas personas que han tenido que ser hospitalizadas durante algunos d¨ªas presentaban problemas intestinales.
Los primeros d¨ªas, precisamente aqu¨¦llos de los que no hay estad¨ªsticas, la situaci¨®n fue mucho m¨¢s grave, Sobre todo, porque todav¨ªa no hab¨ªa material adecuado y la gente recogi¨® fuel sin mascarilla y, en ocasiones, con las manos desnudas, sin guantes. Pero incluso con el alcance limitado de las estad¨ªsticas oficiales, se puede concluir que ser voluntario no ha sido tarea f¨¢cil. El fuerte olor a fuel, intensificado por el alto contenido en azufre, provoca todo tipo de molestias. La m¨¢s frecuente es la irritaci¨®n de los ojos, de las que se han registrado 200 casos. A pesar de ello, Hervada sostiene que las mascarillas, al aire libre, no son de gran utilidad. Pese a ello, y por precauci¨®n, la Xunta obliga a usar las de carbono, aunque muchos municipios se quejan de que las que les suministra Tragsa no sirven, son inc¨®modas y no protegen de forma suficiente.
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