Un rutilante escaparate
A pesar de los vientos de guerra y de la actual ca¨ªda del mercado del arte, visible por el momento m¨¢s en las subastas que en las ferias, la presente edici¨®n de Arco 2003 luce muy esplendorosa. A ello contribuye, en primer lugar, la amplitud del espacio -el lujo es el espacio-, con los dos pabellones 7 y 9, dotados con anchas avenidas a lo bulevar parisi¨¦n, los cuales a¨²n podr¨ªan haber rendido m¨¢s a no ser por la man¨ªa de los organizadores de sembrar el recorrido con cachivaches que perturban las perspectivas y el paso de los visitantes, aunque algunos de ellos sean gigantescas camas con edred¨®n emplazadas quiz¨¢ para aliviar el estr¨¦s de los grupos fatigados.
Pero tambi¨¦n ayuda eficazmente al esplendor la milla de oro, ubicada en el pabell¨®n 7, en el que se ha juntado todo el oro suizo -Beyeler, Krugier, Bischofberger (?fant¨¢stico despliegue de Barcel¨®!), etc¨¦tera- con el oro consuetudinario de Marlborough, de Elvira Gonz¨¢lez, etc¨¦tera. En este sentido, la actual edici¨®n es bastante ins¨®lita, porque da la impresi¨®n de no taponar como antes los agujeros de nuestro subvencionado y mediocre mercado con ap¨®sitos museogr¨¢ficos provinciales, sino que exhibe una oferta poderosa.
Con una perspectiva m¨¢s profesional, esta edici¨®n es la mejor desde sus inicios
Por eso quiz¨¢ es el primer Arco en el que el arte sumergente (Picasso, Giacometti, Bacon, etc¨¦tera) se impone con creces al emergente, este a?o comparativamente m¨¢s d¨¦bil, a pesar de los esfuerzos de la directora del ente ferial. En el fondo, yo creo que, desde un punto de vista comercial, esto no es malo, porque los almacenes de lujo deben ofrecer de todo y no s¨®lo cuarto y mitad.
Por otra parte, el protagonismo que se le ha dado este a?o a Suiza tiene la ventaja a?adida de mostrar al p¨²blico espa?ol lo que puede ser una feria verdaderamente importante como la de Basilea (que, por cierto, se nos ha merendado el mercado latinoamericano con la exitosa edici¨®n de Miami), donde en cada pared, y con carteles a la vista, se pone el precio en d¨®lares y francos de las obras, lo que le informa a uno hasta cu¨¢nto puede costar lo que all¨ª cuelga.
Esta perspectiva m¨¢s profesional que ha adquirido este a?o Arco pone, por su parte, m¨¢s en entredicho la abrumadora presencia institucional, que, junto a otros entes parasitarios, si bien alegra al pol¨ªtico auton¨®mico y municipal, lo hace a costa de arrebatar el cr¨¦dito comercial que se debe exigir a una feria.
En cualquier caso, se mire por donde se mire, quiz¨¢ sea esta la mejor edici¨®n de Arco de entre las ya m¨¢s de veinte celebradas hasta la fecha. Es cierto que sigue pendiente el que se colme el fuerte desajuste entre la oferta internacional -este a?o muy salvada por la potencia de la Confederaci¨®n Helv¨¦tica- y la entusiasta oferta espa?ola. Sigue sin haber casi galer¨ªas estadounidenses; muy pocas latinoamericanas -?qu¨¦ maravilla el expositor de Jorge Mara-La Ruche!-; escas¨ªsima presencia brit¨¢nica, aunque salvada con elegancia por Lisson, declinante la oferta alemana, desigual la francesa y casi nula la italiana.
En cuanto a las galer¨ªas espa?olas, se puede decir que est¨¢n casi todas las que lo merecen y caben, y con un fervor luminoso, que se merece la mejor suerte comercial. Es raro hallar un puesto que no est¨¦ bien nutrido en cuanto a calidad y cantidad de obras, con lo que ello indica de encomiable esfuerzo e ilusi¨®n.
De manera que, aunque subsista todav¨ªa la inc¨®gnita sobre qu¨¦ pasar¨¢ en esta edici¨®n desde el punto de vista econ¨®mico -misterio tremendo siempre-, est¨¢ claro que la imagen de Arco, como dec¨ªa al comienzo, es hoy como un rutilante escaparate perfectamente dispuesto para encandilar a las multitudes, que no dudo afluir¨¢n all¨ª con el gozo de siempre, quiz¨¢ aumentado.
Por ¨²ltimo, aunque resulta ciertamente absurdo pretender juzgar la situaci¨®n del arte actual a trav¨¦s de una oferta ferial, cabe hacer alguna consideraci¨®n sobre lo exhibido en Arco en la presente edici¨®n, adem¨¢s de lo que ya antes se dijo sobre la debilidad comparativa del llamado arte emergente. En realidad, hay un tono ecl¨¦ctico subrayado con la presencia de diversas generaciones de artistas y, sobre todo, con una diversidad de soportes y de medios, quiz¨¢ s¨®lo alterada por una mayor cantidad de fotograf¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.