De la pasi¨®n al calvario
La segunda dimisi¨®n de Joan Gaspart repite los vicios que han caracterizado su trayectoria: habilidad en lo personal e improvisaci¨®n en lo colectivo. Las apariencias indican que su proverbial capacidad para la huida hacia adelante y para implicar a los dem¨¢s en la soluci¨®n de sus errores ha provocado un nuevo foll¨®n. Incapaz de hacer las cosas bien ni con el favor de las urnas, Gaspart ha abusado de este proceder en el que todo queda siempre en una zona de incertidumbre. Adem¨¢s, y gracias al roce personal sobre el que establece sus relaciones y a su hipn¨®tico encanto en las distancias cortas, consigue que sus opositores sufran una suerte de s¨ªndrome de Estocolmo que les impide admitir que el te¨®rico sacrificio es salida forzosa, la supuesta experiencia lastre y las condiciones planteadas un suced¨¢neo de vanidad.
Gaspart convoc¨® a la prensa para comunicar a los socios que dimit¨ªa y los emplaz¨® solemnemente a una asamblea de compromisarios sagrada. Seis d¨ªas m¨¢s tarde, la asamblea se ha esfumado al igual que la moci¨®n de censura. El making off acaba siendo m¨¢s importante que la pel¨ªcula y descubrimos un pasteleo que, en lugar de resolver una crisis, descalifica a los que participaron en ¨¦l. Con un agravante: Gaspart no ten¨ªa nada que perder y los dem¨¢s s¨ª. Lo que parec¨ªa una mediaci¨®n responsable de Josep Maldonado, secretario general de deportes de la Generalitat, se convierte en una intromisi¨®n que da la raz¨®n al nu?ismo, que tanto insisti¨® en no arrimarse a sombras pol¨ªticas.
A Llu¨ªs Bassat, en cambio, le meten en el ajo y consiguen salpicarlo con un pacto que ya le ha perjudicado. Ramon Fust¨¦ lleg¨® tocado por el anuncio de sus problemas. Por si eso fuera poco, los herederos de esta transici¨®n cometieron la osad¨ªa de creerse la importancia de su (decisivo) papel. La prueba: han ayudado a forzar la soluci¨®n que m¨¢s les conviene (que le convenga al Bar?a, lo veremos con las pr¨®ximas decisiones del nuevo equipo). Con lo f¨¢cil que deber¨ªa haber sido elaborar un calendario asumible por todos, ha acabado prevaleciendo el nerviosismo oscurantista sobre el que se ha edificado la fragilidad institucional.
Las dos im¨¢genes que mejor resumen el gaspartismo es la del presidente pidiendo perd¨®n ayer y, hace unas semanas, tras la derrota ante el Celta en Vigo, caminando por el parking del aeropuerto de El Prat, perseguido por unos aficionados airados y defendi¨¦ndose al grito de: "Por caridad humana, dejadme en paz". El Bar?a triomfant de Josep Llu¨ªs N¨²?ez y el caritativo de Gaspart son los extremos de un periodo que agoniza.
Enric Reyna tiene el reto, en estos meses que le quedan, de endulzar este decepcionante mandato en lo deportivo y tremendamente alarmante en lo econ¨®mico con una gesti¨®n prudente, eficaz y transparente. Si les gusta decir que ellos no pueden marcar goles, que demuestren que saben dirigir el club mejor que su predecesor.
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