Abanico de expectativas
El barcelon¨¦s Josan Hatero (1970) pertenece a ese reducido y selecto grupo de narradores actuales que construyen sus lectores. Fieles a una idea de la literatura con sentido humano y est¨¦tico, que no fieles al mercadeo, ni a la moda, trasladan al lector la solidez de sus propuestas. Libro a libro, configuran su espacio narrativo. Son rigurosamente contempor¨¢neos, pero un algo sustancial los vincula a las excelencias de la literatura de siempre. Quien haya le¨ªdo la ¨²nica hasta ahora novela de Hatero, El p¨¢jaro bajo la lengua, sabe de qu¨¦ hablo. Esa novela, resuelta con una deslumbrante sobriedad que no pod¨ªa sino venir de su austera y sombr¨ªa materia humana, estudia y concretiza una manera personal¨ªsima de encarar la realidad. Por ello no resulta extra?o el perfil formal de los cuentos de Tu parte del trato, su ¨²ltimo libro. Quince soberbios relatos trabajados milim¨¦tricamente, piezas a la altura de nuestros desorientados d¨ªas.
TU PARTE DEL TRATO
Josan Hatero Debate. Barcelona, 2003 155 p¨¢ginas. 15 euros
Hay un cuento en este libro que sirve para ilustrar su clima psicol¨®gico, el abanico de expectativas que consume a sus protagonistas. Una mujer le pide al taxista que la lleva hasta una estaci¨®n de autobuses, que tenga la bondad de despedirla. Quedarse hasta que el autob¨²s arranque y regalarle un adi¨®s. Esta circunstancia la describe Josan Hatero con absoluta naturalidad, no pudiendo ser de otra manera ya que su trato es con la naturaleza humana. Las relaciones que se establecen entre los personajes est¨¢n siempre caracterizadas por la irrupci¨®n de un hecho, una frase o un gesto inclasificable. En el cuento Los paraguas del K¨¢iser, un joven coincide con una chica en su camino a un edificio penitenciario. La ruta juntos dura unos d¨ªas. Casi al final, el joven le cuenta a su circunstancial compa?era una an¨¦cdota: el K¨¢iser ten¨ªa asignado para cada d¨ªa de la semana un paraguas. Todos eran iguales, pero el jerarca sab¨ªa cu¨¢l era el que tocaba el lunes o el que tocaba el jueves. El asunto es extra?o, incluso para los mismos actores, y en s¨ª mismo parece que ese minirrelato dentro del relato no ilumina nada. Pero esa pieza, milagrosamente, con la an¨¦cdota sale fortalecida. Eso indica una sabidur¨ªa a la hora de dibujar un argumento, porque su centro de gravedad aparece all¨ª donde menos se esperaba. No responde a nada, pero abre una pregunta que parece no tener respuesta. Lo mismo ocurre con aquellos amantes del libro. Se re¨²nen como dos desconocidos para entregarse puntualmente. Tendr¨ªamos que remontarnos hasta el nouveau roman para encontrar plasmada la pasi¨®n amorosa con esa precisi¨®n quir¨²rgica, con ese lograd¨ªsimo simulacro de desapego afectivo. Josan Hatero observa a pie juntillas esa disciplina narrativa inherente a todo proceso ficcional. El cuento tiene unas leyes que Hatero b¨¢sicamente no soslaya. Pero su libro, como los de Javier Gonz¨¢lez, Gonzalo Calcedo o Nicol¨¢s Casariego, por citar autores en su l¨ªnea, agrega a la ortodoxia dosis impagables de mirada in¨¦dita, de vidas y hechos necesariamente desconcertantes.
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