La manifestaci¨®n
Hoy est¨¢ prevista una de las mayores manifestaciones que se hayan visto en Espa?a en los ¨²ltimos a?os. Ser¨¢ la ocasi¨®n para confirmar lo que ya sabemos por los sondeos, el inexorable divorcio entre la ciudadan¨ªa y la posici¨®n del Gobierno sobre la guerra de Irak. El hecho de responder a una convocatoria con dimensi¨®n internacional la convierte, adem¨¢s, en la primera manifestaci¨®n de la sociedad global. Su importancia simb¨®lica trasciende la dimensi¨®n puramente nacional para convertirse en un hito hist¨®rico, la aparici¨®n con cuerpo y alma propios de la sociedad civil internacional. La lectura de orden "local", con todo lo justificada que parezca ante el seguidismo mostrado por Aznar con respecto a la pol¨ªtica de Bush, no puede ocultar ese otro car¨¢cter "internacionalista". Pues quienes hoy desfilemos contra la guerra lo haremos en nuestra doble condici¨®n de ciudadanos espa?oles y de representantes de un nuevo cosmopolitismo, como ciudadanos del mundo. A las ya de por s¨ª importantes razones para manifestarse debe unirse tambi¨¦n esta voluntad por participar en la fiesta de nuestro bautizo como miembros de un nuevo orden.
No es casualidad que ¨¦sta haga acto de presencia en el espacio p¨²blico como reacci¨®n a una guerra que carece de las suficientes e imprescindibles garant¨ªas de legitimaci¨®n moral y legal y cuyo objetivo puede alcanzarse tambi¨¦n por v¨ªas alternativas. En este caso concreto las razones de orden moral pesan m¨¢s incluso que las propiamente jur¨ªdicas. Por la sencilla raz¨®n de que una de las partes se sabe part¨ªcipe de todas las ventajas de la intervenci¨®n militar -el afianzamiento de su hegemon¨ªa y un m¨¢s que posible reparto del bot¨ªn- y casi ninguna de las cargas -la muerte, el dolor y la destrucci¨®n que a ella van asociadas-. Bismarck dec¨ªa que la guerra preventiva equivale a "un suicidio por temor a la muerte", algo sin duda cierto para las guerras modernas. Otra cosa ocurre ya en los conflictos b¨¦licos posmodernos, apoyados sobre la asimetr¨ªa m¨¢s completa entre las partes contendientes. Como vimos en Kosovo y en Afganist¨¢n, hoy es posible librar una guerra libre de bajas (o casi). Y su consecuencia m¨¢s inmediata es la banalizaci¨®n de lo que significan sus horrores. Ha devenido en una insensible intervenci¨®n quir¨²rgica de alta tecnolog¨ªa e implacable capacidad de destrucci¨®n, que luego nos es servida en la sala de estar como un videojuego m¨¢s con muertes virtuales. La responsabilidad por el dolor desaparece as¨ª detr¨¢s de su portentosa performance.
Aunque estos argumentos morales se sostengan por s¨ª mismos, para aquellos a los que les dejen fr¨ªos pueden aportarse otros m¨¢s pragm¨¢ticos que tambi¨¦n abonan el rechazo a la guerra. S¨ª hay algo de "suicidio" en la aplicaci¨®n de la intervenci¨®n militar. Si lo que la hace "necesaria" es el temor a que el terrorismo pueda llegar a disponer de armas de destrucci¨®n masiva, la ansiada eliminaci¨®n del r¨¦gimen iraqu¨ª est¨¢ lejos de garantizar la entrada en una situaci¨®n de mayor seguridad. Los riesgos de la fase posterior a la guerra derivados de la presumible humillaci¨®n del mundo isl¨¢mico probablemente provocar¨¢n una mayor radicalizaci¨®n del terrorismo internacional y una nueva era de incertidumbre sin el paraguas ya de un sistema internacional eficaz.
Luego est¨¢n tambi¨¦n los riesgos m¨¢s propiamente pol¨ªticos para quienes consienten dicha intervenci¨®n. Esa nueva opini¨®n p¨²blica que sale hoy a las calles de medio mundo representa una nueva conciencia de convivencia planetaria, que se ha ido gestando a la sombra de una globalizaci¨®n aparentemente monopolizada por los globalistas de libre mercado. Sigue encontrando su ¨²nico cauce de expresi¨®n dentro de los sistemas pol¨ªticos democr¨¢ticos encapsulados en los Estados nacionales y desde ah¨ª exigir¨¢ responsabilidades. Pero su capacidad para el juicio pol¨ªtico se ha ampliado ya a un complejo de problemas e inquietudes mucho m¨¢s extensos que trascienden claramente sus l¨ªmites territoriales. Decir no a la guerra es decir s¨ª a un nuevo orden transnacional m¨¢s libre, justo y estable. Quiz¨¢ seamos los heraldos de una nueva ¨¦poca.
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