Lo mejor de cada uno
La marcha uni¨® a personas de or¨ªgenes muy distintos, desde militares a viejos comunistas
Sus ganas de paz, su clarinete, su bandera republicana, sus zapatillas blancas, su novia nueva o sus trillizos de a?o y medio... Lo mejor de cada uno se pase¨® ayer en Madrid contra la guerra.
Antonio Ortega se ech¨® a la calle solo, apoyado en un recuerdo: "No ven¨ªa a una manifestaci¨®n desde hace 26 a?os. La ¨²ltima vez fue cuando mataron a los abogados laboralistas de Atocha. Aquello fue un golpe fascista a nivel nacional, pero este... este golpe fascista de ahora es bastante peligroso."
Felicidad Laguna, que es de Valladolid pero trabaja en Madrid, acudi¨® acompa?ada de su amiga Blanca Cano: "Estamos contra la guerra, pero no contra los americanos. Todos no tienen culpa de que su presidente sea Bush. ?O tenemos nosotras dos alguna culpa de que nos mande Aznar? F¨ªjese qu¨¦ de gente. Los pol¨ªticos deben tomar nota. Tambi¨¦n los socialistas, eh. ?No les da verg¨¹enza que sean los actores, o la gente corriente como nosotras, quienes tengan que tomar la iniciativa contra Aznar?".
Tambi¨¦n hubo ayer quien baj¨® a la calle acompa?ado de un secreto: "Tengo dos hijas mayores y este es el peque?o. Tiene cinco a?os". El ni?o se agarraba a la mano de su padre, feliz, cubiertos de pegatinas que ped¨ªan la paz y condenaban la guerra. Otros ni?os tambi¨¦n luc¨ªan folios pegados a la espalda -"S¨ª a la guerra, pero de pasteles"- o colgados de sus cochecitos: "No os pele¨¦is en nuestro nombre". El padre del ni?o de cinco a?os sigui¨® contando: "Nunca antes hab¨ªa salido a protestar, quiz¨¢ alguna vez en los tiempos de la transici¨®n. Pero hoy... Hoy s¨ª hay motivos. Es un crimen que quieran cambiar sangre por petr¨®leo. Y yo le aseguro, con conocimiento de causa, que el ¨²nico motivo para empezar esta guerra es el petr¨®leo".
-D¨ªgame su nombre.
-Si le digo mi profesi¨®n comprender¨¢ por qu¨¦ no le puedo dar mi nombre.
-D¨ªgame entonces a qu¨¦ se dedica.
-Soy comandante del Ej¨¦rcito.
Lo dijo y sonri¨® pidiendo complicidad. A punto estaba de echarse a caminar con su hijo de la mano cuando volvi¨® la cabeza y dijo: "Sabe que me siento muy a gusto hoy; muy identificado, joder, con todos estos que van aqu¨ª".
Y los que pasaban por su lado eran muchos. Hab¨ªa j¨®venes comunistas bebiendo sangr¨ªa y tir¨¢ndose al suelo bajo bombas imaginarias. Y jubilados cogidos de la mano, algunos forrados de abrigos ra¨ªdos y otros seguros bajo chaquetones de marca. A la altura del hotel Ritz, un hombre ya muy mayor caminaba apuntalado del brazo de su mujer. Llevaba unas zapatillas de deporte blancas, muy juveniles. Parec¨ªa uno de esos ancianos que salen a pasear las tardes de sol por las afueras de sus pueblos. Aunque ¨¦l -ese hombre que se llama Marcelino Camacho y tiene ya 85 a?os- pas¨® muchos a?os de su vida a la sombra, sin libertad. Por eso ayer estaba feliz: "La gente parece haber despertado. Y est¨¢ aqu¨ª porque el petr¨®leo es ya el due?o del mundo. Ya no existe ni la OTAN, ni EE UU, ni siquiera Bush. Todos est¨¢n dominados por los intereses del petr¨®leo, y por eso, s¨®lo por eso, nos van a llevar a la guerra".
Y, contra la guerra, la alegr¨ªa de estar juntos siendo tan distintos. Los espa?oles viejos y los que les dar¨¢n color a sus nietos. Marisol Correa, 32 a?os, colombiana: "Me fui de un pa¨ªs donde no se respetan los derechos del pueblo, y llego a otro donde existe de todo lo que hace falta para ser feliz, pero resulta que su presidente los quiere meter en una guerra". Y de Vallecas lleg¨® Eduardo Rivas con su boina negra y su clarinete: "?Has visto cu¨¢nta gente, chaval? Qu¨¦ alegr¨ªa, eh, parece que los gal¨¢pagos empezamos a despertar".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Diplomacia
- Manifestaciones
- Irak
- Protestas sociales
- Pacifismo
- Orden p¨²blico
- Estados Unidos
- Preparativos b¨¦licos
- Guerra Golfo
- Movimientos sociales
- Madrid
- Seguridad ciudadana
- Guerra
- Oriente pr¨®ximo
- Malestar social
- Comunidad de Madrid
- Asia
- Relaciones internacionales
- Espa?a
- Problemas sociales
- Conflictos
- Relaciones exteriores
- Sociedad
- Justicia