Lectores indignados
Varias decenas de lectores de este peri¨®dico se lanzaron, el pasado viernes, a los tel¨¦fonos de la Redacci¨®n, y tambi¨¦n al de esta Defensora, cuando vieron el encarte publicitario que inclu¨ªa el diario: un cuadernillo del Partido Popular, titulado "Por la paz, por nuestra seguridad", en el que el partido del Gobierno explicaba su conocida postura en relaci¨®n con la anunciada guerra de Irak, si bien en sus 12 p¨¢ginas s¨®lo citaba la palabra guerra en tres ocasiones, dos referidas a Felipe Gonz¨¢lez y otra a Sadam Husein.
Todos los lectores sin excepci¨®n se mostraron indignados ante lo que consideraron "un panfleto a favor de la guerra contra Irak". Y casi todos se sintieron "traicionados" por "su peri¨®dico". Por ejemplo, Antonio Ayuba, de Zaragoza, encontr¨® intolerable "que EL PA?S, con su difusi¨®n, hubiera servido de veh¨ªculo para un panfleto que defiende la guerra, algo que va contra su l¨ªnea ideol¨®gica". Y ped¨ªa que el peri¨®dico tambi¨¦n mantuviera "una l¨ªnea ¨¦tica y coherente con la publicidad". Otra lectora madrile?a, Mar¨ªa Luisa Mart¨ªnez, ped¨ªa perd¨®n por expresar que el encarte le hab¨ªa "revuelto las tripas", y afirmaba que no pod¨ªa entender c¨®mo "el ¨²nico peri¨®dico en el que podemos confiar nos mete en casa una publicidad, no a favor de la guerra, sino en contra de la paz". Por su parte, Salvador Fern¨¢ndez, de Barcelona, confesaba que se planteaba la disyuntiva de seguir leyendo o no EL PA?S. "Ha sido un d¨ªa muy triste. Este peri¨®dico es para m¨ª un espacio de libertad, uno de los pocos que quedan ante la apisonadora del Gobierno, y ese panfleto es un hecho grav¨ªsimo. Quiero saber cu¨¢l es su pol¨ªtica en casos similares". "No hay derecho a que nos invadan de esta manera. Comprendo que es publicidad y tienen que hacerlo, pero me parece injusto. Me he sentido muy desorientada", confesaba Mar¨ªa de la Sierra Marto, de Madrid.
Es s¨®lo una muestra, pero muy representativa de las quejas de nuestros lectores.
El Libro de estilo de este peri¨®dico, al referirse al tratamiento de la publicidad, nada dice en relaci¨®n con la pol¨ªtica o ideol¨®gica. Lo m¨¢s aproximado, el art¨ªculo 1.40, se refiere s¨®lo a las campa?as electorales y establece que "la publicidad pol¨ªtica no se podr¨¢ emplazar en las p¨¢ginas dedicadas a esta informaci¨®n". Aunque est¨¢ claro que la publicidad, lo mismo que el resto de los contenidos del peri¨®dico, como define el art¨ªculo 1.1 de sus Principios, tiene que guardar el orden democr¨¢tico y legal establecido en la Constituci¨®n. Y en ese marco "acoge todas las tendencias, excepto las que propugnan la violencia para el cumplimiento de sus fines".
Dado que el director del peri¨®dico mantiene el derecho de veto sobre todos los originales, incluidos los de publicidad, esta Defensora ha pedido a Jes¨²s Ceberio que aclarara a los lectores la postura del mismo en los casos de publicidad pol¨ªtica. "El ¨²nico compromiso que un peri¨®dico asume con sus contenidos publicitarios es que no violen las leyes ni las normas espec¨ªficas que contiene nuestro Libro de estilo. El director de EL PA?S tiene derecho de veto sobre todas las p¨¢ginas del diario, pero en ning¨²n caso puede hacer un uso arbitrario de esa prerrogativa. Estoy seguro de que la inmensa mayor¨ªa de nuestros lectores, incluidos aquellos que se han sentido ofendidos por el folleto -en otros tiempos se llamaba panfleto- del Partido Popular, est¨¢n en contra de aplicar aduanas ideol¨®gicas a la publicaci¨®n de anuncios. ?Se imaginan que un diario tuviera que compartir el contenido de los anuncios que los partidos deciden publicar en cada campa?a electoral? El peri¨®dico se pronuncia en sus editoriales y responde ante sus lectores de un compromiso que figura en su Libro de estilo desde la primera edici¨®n: no someter la informaci¨®n ni la opini¨®n a presiones externas de ninguna naturaleza, incluidas las de sus anunciantes. En este caso, EL PA?S se ha limitado a aplicar al PP las tarifas oficiales que est¨¢n a disposici¨®n de cualquier otro anunciante", dice Ceberio.
As¨ª pues, la cuesti¨®n es si admitimos o no publicidad pol¨ªtica, y puesto que la admitimos -el pasado jueves la p¨¢gina 27 del peri¨®dico era un "No a la guerra", publicidad de las organizaciones convocantes de las manifestaciones de ayer-, parece claro que no podemos censurarla, siempre que respete las reglas del juego.
Esta Defensora se identifica con la sensibilidad de los lectores y comprende su enfado, pero no puede dejar de hacerles una pregunta: ?reaccionar¨ªan igual si se prohibiera a Izquierda Unida, al PSOE, o cualquier otro partido, hacer publicidad en contra de la guerra o de una manifestaci¨®n?
Sueldos de esc¨¢ndalo
La reciente noticia del aumento de los sueldos de los diputados brasile?os (5 de febrero, p¨¢gina 10 de Internacional), titulada "Los diputados brasile?os se suben el sueldo hasta 23.000 euros al mes", ha causado entre algunos lectores, si no tanta conmoci¨®n como en Brasil, al menos la suficiente para que algunos de ellos hayan pensado que exist¨ªa un claro error, a¨²n no subsanado por el peri¨®dico.
Un lector de Oviedo, Roberto S¨¢nchez Ramos, manifest¨® inmediatamente a la Defensora su incredulidad ante la noticia, y solicit¨®, si era pertinente, una rectificaci¨®n. Otros lectores se han dirigido a la secci¨®n Cartas al Director, mostrando tambi¨¦n su extra?eza y aportando sus propios datos, que, s¨®lo en parte, coincid¨ªan con los publicados por este peri¨®dico. Uno de ellos, Francisco Fern¨¢ndez Buey, afirmaba en su carta, publicada el pasado 11 de febrero, que el nuevo sueldo de los diputados brasile?os es de unos 12.000 reales (unos 3.500 euros) al mes, y preguntaba de d¨®nde sal¨ªa la cifra publicada de 23.000 euros mensuales. A?ad¨ªa que le parec¨ªa de justicia una rectificaci¨®n "en lugar bien visible, tan visible al menos como aquel en que ustedes publicaban la err¨®nea de 23.000 euros".
Dado que no se trata, como alg¨²n lector ha sugerido, de un malintencionado torpedo dirigido a la l¨ªnea de flotaci¨®n del nuevo presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, empe?ado en el desaf¨ªo de sacar de la pobreza a 40 millones de conciudadanos, esta Defensora entra en una detallada, aunque pueda parecer excesiva explicaci¨®n, conveniente para aclarar la noticia.
El corresponsal en Brasil, Juan Arias, hac¨ªa constar en su cr¨®nica que el pol¨¦mico sueldo llegaba "entre pitos y flautas" a la cifra de 70.462 reales mensuales (unos 23.000 euros). Y a continuaci¨®n especificaba los "pitos y flautas" con detalle: 12.720 reales mensuales de salario (unos 4.000 euros), pero por 17 mensualidades; 13.474 reales (unos 4.500 euros) para viajes; 3.000 reales (1.000 euros) para vivienda en Brasilia (incluso los que viven all¨ª); 4.268 reales (1.400 euros) para gastos de tel¨¦fono y oficina; 25.000 reales (8.300 euros) para gastos de gabinete en Brasilia, y 12.000 reales (4.000 euros) para gastos de oficina en su Estado.
Juan Arias se reafirma en todos los datos de su cr¨®nica, aunque reconoce que puede haber una diferencia de m¨¢s-menos unos 3.000 euros, puesto que el m¨ªnimo que percibir¨ªan al mes los diputados, entre todos estos conceptos, ser¨ªa de 60.000 reales (unos 20.000 euros), "lo que en Brasil se ha convertido en un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo nacional".
Hay que lamentar que, a la hora de editar la cr¨®nica, se hiciera desaparecer de la misma, con la mejor de las intenciones, la explicaci¨®n detallada de cada partida. El redactor jefe de Internacional, Jos¨¦ Manuel Calvo, afirma que la edici¨®n no fue muy acertada, "porque al eliminar estos datos, que tambi¨¦n ayudaban a entender mejor el titular, la informaci¨®n qued¨® m¨¢s confusa". Y a?ade que el fallo se origin¨® al agregar otro dato que consideraron importante, "que los diputados del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, sin mayor¨ªa absoluta en el Parlamento, votaron a favor de la subida salarial".
?Se puede mezclar el concepto salario mensual con otros ingresos fijos y seguir hablando de sueldo como hizo EL PA?S? Esta Defensora cree que es un error, que induce a confusi¨®n, considerar como sueldo todas las partidas de gastos de representaci¨®n, por mucho que en este caso as¨ª lo hagan en el propio Brasil.
Sin embargo, no es la primera vez que este diario, al hablar de salarios de pol¨ªticos, suma al salario directo otras partidas indirectas. Por ejemplo, el 11 de junio de 2000, al citar los sueldos de los eurodiputados espa?oles, publicaba que el salario ser¨ªa, con la subida prevista, de 1.400.000 pesetas, pero a?ad¨ªa que tambi¨¦n percib¨ªan otras importantes cantidades mensuales por dietas diversas, asistente, gastos de desplazamiento, y viajes a sus pa¨ªses.
Por tanto, aunque pueda ser discutible a?adir los gastos en especie al salario, el caso de los diputados brasile?os no es el ¨²nico, aunque s¨ª parece m¨¢s desafortunado en su resultado final.
Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o por correo electr¨®nico (defensora@elpais.es) o telefonearla al n¨²mero 91 33 78 36.
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