Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu recupera 'El sentimiento' como su "mejor novela"
"No he cambiado ni una coma; adem¨¢s, lo he hecho a conciencia, porque no lo necesita". Tan seguro est¨¢ Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu (Madrid, 1944) de que El sentimiento es su mejor obra que lo predica a los cuatro vientos. Lo dijo tamb¨¦n la cr¨ªtica cuando apareci¨® en 1995, pero por esas cosas de las prisas del mercado literario y los fen¨®menos mete¨®ricos de dos meses, esta novela ambiciosa, jugosa, poblada de gente que se explica sin tapujos, tuvo la vida de un suspiro.
Han pasado ocho a?os desde que este autor presentara al mundo en El sentimiento, que ahora se reedita en Alfaguara, a Diana de la Riva e Isabel McVee, dos mujeres opuestas, enfrentadas, recelosas, con vidas dispares, pero con miedos comunes. "Son como agua y aceite, van juntas pero no se mezclan. Quer¨ªa trabajar con el g¨¦nero femenino por su complejidad y m¨¢s en un tipo determinado de personas, en una cierta edad y en un pa¨ªs especial", asegura Guelbenzu.
Una, De la Riva, es una amita de su casa, una mujer de servidumbres sociales, volcada en los dem¨¢s, con una edad de riesgo para muchas cosas, para la soledad, el desencanto, el desamor, los desmoronamientos. Otra, McVee, se define: "Yo soy un tibur¨®n hembra, no una hija de puta". Pisa fuerte, hasta el punto de que en un momento de la construcci¨®n de la novela el autor tuvo miedo de que se comiera a la otra. "Una lucha por la vida y la otra lucha sin ella porque la tiene resuelta. Isabel McVee me exig¨ªa cada vez m¨¢s por su concepci¨®n del mundo y de las cosas, tuve miedo de que eclipsara a Diana y decid¨ª ponerle freno", dice Guelbenzu. Delimitar el mundo femenino era una espina que el autor se quer¨ªa sacar. "Ten¨ªa ganas de hacerlo, me gusta m¨¢s el mundo de la mujeres".
Y lo hace, sobre todo, dej¨¢ndolas hablar, a ellas y a todos los personajes, porque El sentimiento es una novela en la que los personajes se definen hablando, uno de los retos contempor¨¢neos de la sugerencia, explica el novelista: "Tienen que hablar lo justo para que descubramos qu¨¦ guardan de boca para adentro, en eso consiste ejercitar la sutileza; es para m¨ª el colmo de la sugerencia".
Est¨¢ convencido de que eso, la sugerencia, es la madre del cordero de la literatura moderna. Quien mejor deje ver entre l¨ªneas, ser¨¢ el rey. Pero eso debe ir acompa?ado de los grandes temas. Y en El sentimiento, el autor de El mercurio, La noche en casa y El r¨ªo de la luna, seg¨²n ¨¦l, "la novela que yo llevo en la chepa", es decir, la que le ha marcado, hay una gran disertaci¨®n, un gran asunto: "El sentimiento conforma tanto a las personas como el pensamiento".
"Hay sentimientos tan intensos en la vida de una persona que acaban condicionando su conciencia. Sentimientos de pavor, de felicidad, de abismo, de encanto, de muerte. "La percepci¨®n de la muerte modifica y ampl¨ªa horizontes, no lo sabes hasta que no lo percibes, hasta que no lo tienes delante", dice. Y tambi¨¦n la experiencia que se desgaja de esas alegr¨ªas, desgracias: "El sentimiento es una carga de experiencia tambi¨¦n".
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