Anne-Sophie Mutter y Andr¨¦ Previn ofrecen su m¨²sica contra los tiempos de guerra
La violinista y el director se declaran pacifistas y act¨²an en Madrid, Barcelona y Valencia
En una mano, Anne-Sophie Mutter lleva su viol¨ªn Stradivarius de 1710, y con la otra sujeta sin soltarlo a su nuevo marido desde agosto, el director de orquesta Andr¨¦ Previn. Juntos act¨²an hoy en Madrid, ma?ana en Barcelona y pasado en Valencia, donde har¨¢n m¨²sica de c¨¢mara con los tr¨ªos para viol¨ªn, piano y violonchelo de Brahms y Mendelssohn, junto a Lynn Harrell. Es su ofrenda para la paz porque, seg¨²n Mutter, "la gente que hemos elegido nos ignora y la m¨²sica nos da moral". Previn asiente y se desmarca de Bush: "Soy estadounidense, pero no tengo nada que ver con la gente que nos gobierna".
"Nos gust¨® ver las manifestaciones en Espa?a este fin de semana. Nadie con sentido puede estar de acuerdo con asesinar indiscriminadamente", dice la violinista de glamour, vestida con jersey rosa, pa?uelo a juego y con la melena rubia bien marcada en sus ondulaciones arm¨®nicas. A su lado, Previn la mira y habla poco. Se contiene para lanzar piropos, pero no lo puede evitar. "Si hablo bien de ella dir¨¢n que soy parte interesada. Me gusta c¨®mo toca, c¨®mo cocina la pasta y c¨®mo es. Ah, y es la mejor violinista del mundo, eso ya lo hab¨ªa dicho antes de casarme con ella", dice Previn. "?l hace mejor la pasta", discute Mutter.
Les separan m¨¢s de 30 a?os, Previn naci¨® en Berl¨ªn en 1930 -aunque ahora es estado-unidense- y la violinista alemana (Rehinfelden, Badem), en 1963, pero les une la m¨²sica y el placer de hacerla real. "Una vez, a un compositor americano le preguntaron que por qu¨¦ hac¨ªa m¨²sica y ¨¦l respondi¨®: 'Para escucharla'. Pues eso", asegura ¨¦l. Es su filosof¨ªa com¨²n, sobre todo la del director y autor de ¨®peras como Un tranv¨ªa llamado deseo, que tambi¨¦n ha compuesto ya un concierto para viol¨ªn dedicado a Mutter que se estrenar¨¢ en Espa?a el 3 de marzo en Murcia.
Pero estos d¨ªas les toca el turno a Brahms y Mendelssohn. En el primer caso hay tambi¨¦n una historia de amor de fondo. "El tr¨ªo de Brahms se lo dedic¨® a Clara Schumann, se palpa el amor por esta mujer en su belleza mel¨®dica", dice Mutter, sonri¨¦ndole. "Es muy brillante, virtuoso y divertido para el p¨²blico", a?ade.
Disfrutan su faceta camer¨ªstica. Les relaja alejarse de grandes orquestas y de las ¨®peras que Previn dirige en el Metropolitan de Nueva York, donde, por cierto, estrenar¨¢ su nueva obra, una versi¨®n l¨ªrica del libro Seda, de Alessandro Baricco. "Nos gusta hacer m¨²sica de c¨¢mara, probar cosas nuevas, improvisar cada noche", afirma ella, aunque los tiempos no est¨¦n para bromas, pero s¨ª para medicarlos con arte: "La m¨²sica nos hace mejores. Nos hace darnos cuenta de que estamos hechos de la misma carne y que todos sentimos la necesidad de la belleza y la armon¨ªa".
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