Sueldos de hambre y miseria en Bolivia
La mala situaci¨®n de las clases populares de Bolivia ha provocado los disturbios
El Gobierno boliviano concretar¨¢ las medidas adelantadas la noche del domingo por el presidente de la Rep¨²blica para intentar recomponer el cada vez m¨¢s quebradizo hilo de estabilidad del pa¨ªs, tras la revuelta vivida la semana pasada. Dr¨¢stica disminuci¨®n de ministerios y altos cargos; ataque al fraude fiscal; di¨¢logo social para elaborar el nuevo presupuesto de la naci¨®n, y otros modos de gobernar son algunas de las l¨ªneas de trabajo que quieren mitigar el malestar de la poblaci¨®n. La oposici¨®n ya ha adelantado que deber¨¢n ser medidas m¨¢s expl¨ªcitas, ya que "por ahora es como dar aspirinas a un enfermo de c¨¢ncer", y sigue cuestionando el propio sistema democr¨¢tico. Nuevas marchas de protesta se celebraron ayer en La Paz, pero sin incidentes y con escaso eco.
La teor¨ªa de una manipulaci¨®n golpista en la sombra es dif¨ªcil de asumir
Las presiones del FMI para generar recursos que estabilicen la econom¨ªa boliviana antes de facilitar nuevas ayudas (que inclu¨ªa un impuesto de impacto en el precio de los carburantes, aplazado por el Gobierno de centro-derecha de Gonzalo S¨¢nchez de Losada) llevaron al Gabinete a dise?ar una pol¨ªtica fiscal de especial influencia en las clases populares y que recortaba los exiguos salarios bolivianos, los m¨¢s bajos del continente.
Los m¨¢s de 500 millones de d¨®lares anuales de fraude fiscal, que ning¨²n Gobierno ha sido capaz de frenar, junto con un crecimiento neto en la n¨®mina de cargos p¨²blicos del 34% a partir de las elecciones de 2002 y el peculiar sistema de sobresueldos para pol¨ªticos de alto nivel o los gastos suntuarios de las instituciones, todo ello en boca de los ciudadanos m¨¢s sencillos, enmarcan la explosi¨®n de violencia popular en La Paz y otras ciudades el mi¨¦rcoles y el jueves.
La falta de previsi¨®n ante una respuesta popular tan contundente y una serie de coincidencias junto a la plaza Murillo, sede del poder pol¨ªtico del pa¨ªs, en La Paz, fueron el detonante para un enfrentamiento armado espont¨¢neo. En este contexto, la teor¨ªa de una manipulaci¨®n golpista en la sombra es dif¨ªcil de asumir. Este comentario en voz baja de los c¨ªrculos intelectuales y pol¨ªticos no pasa de ser una llamada de atenci¨®n ante la posible degeneraci¨®n del sistema pol¨ªtico tradicional.
Un sistema ya cuestionado en Bolivia desde sectores indigenistas, campesinos, cocaleros y los m¨¢s afectados por la escasez de recursos, que lograron el segundo puesto en las elecciones de 2002. Un grupo de ¨¦lite de la polic¨ªa amotinado en su cuartel y con el resto del cuerpo en huelga en todo el pa¨ªs; un pu?ado de estudiantes del colegio p¨²blico al que se le atribuye la mejor formaci¨®n educativo y con ella la mayor concienciaci¨®n pol¨ªtica; un equipo militar en precario, el batall¨®n de los coloraos, escoltando el palacio presidencial; a lo que hay que a?adir el visceral enconamiento de la relaci¨®n entre la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito, compusieron el c¨®ctel que hizo explosi¨®n la ma?ana del mi¨¦rcoles y no dej¨® de consumirse hasta la madrugada del viernes. Los chicos lanzaron piedras a la sede de la Presidencia, los coloraos lanzaron gases lacrim¨®genos, los antidisturbios policiales desde su sede amotinada les lanzaron gases a los militares y en medio empezaron los disparos.
La refriega se detuvo cuando alguien inici¨® el canto del hinmo nacional, todos lo corearon, pero tras la ¨²ltima estrofa, "mejor morir que esclavos vivir", pasaron a vivirse escenas de guerra, que terminaron extendiendo el fuego por el resto de la ciudad y la vecina El Alto. En medio aparecieron los francotiradores y con ello las tesis del golpismo. Todo pudo vivirse en directo por unos medios de comunicaci¨®n entre el sensacionalismo de algunos y el intento de otros por transmitir mensajes de defensa del sistema democr¨¢tico. As¨ª, tres canales de televisi¨®n se unieron al cuarto canal que continuaba la retransmisi¨®n en directo de los acontecimientos, la red ATB, para realizar un espacio informativo conjunto, por primera vez en la historia del pa¨ªs. Tan r¨¢pido como se inici¨®, par¨®, aunque nadie hiciera caso en las primeras horas de las ¨®rdenes de parar la refriega ni de las llamadas gubernamentales a la calma. La tard¨ªa salida de tanquetas militares en La Paz fue el principio del fin. La profusi¨®n de armas de fuego incontroladas a¨²n la hab¨ªa complicado m¨¢s y la aparici¨®n de algunos francotiradores con sofisticados armamento aument¨® la crispaci¨®n. Pero, saciada la rabia contra edificios oficiales asaltados de manera selectiva y saciado el af¨¢n de pillaje en otros casos, volvi¨® la calma.
El hilo de la estabilidad boliviana se ha hecho m¨¢s quebradizo y es cada vez m¨¢s dif¨ªcil hacer convivir a una poblaci¨®n donde casi el 90% vive en el umbral de la pobreza, o bajo ¨¦l, y el resto se compone de una casi inexistente clase media y de un grupo que conoce m¨¢s Miami que su propio pa¨ªs. Como algunos empresarios que se dedicaban a sacar oro de contrabando y que tienen sus dineros en para¨ªsos fiscales y deudas de m¨¢s de 10 millones de d¨®lares en sus cuentas bolivianas.
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