"Nos tienen a todos 'asustaos"
Cant¨® Jos¨¦ de la Tomasa un fandango que, dijo, hab¨ªa escrito d¨ªas antes pensando "en estas cosas tan raras que est¨¢n pasando en el mundo, pa quienes nos basta un tomate y un poco sal", y trataba la copla de estos ni?os mimaos que est¨¢n jugando a la guerra y "?nos tienen a todos asustaos!". La ingenuidad del mensaje es evidente, pero quiz¨¢ por ello cal¨® en la audiencia, que respondi¨® clamorosamente. Menese tambi¨¦n har¨ªa una breve alusi¨®n al "No a la guerra".
Dos cantaores, el de la Tomasa y Menese, que tienen valores comunes en su forma de entender el arte: la grandeza y el clasicismo. La pureza -con todo lo relativo que este t¨¦rmino implica- se da por descontada en cantaores que jam¨¢s han asumido veleidades heterodoxas. La grandeza se les reconoce a los dos, pues su cante es de enorme aliento, poderoso en facultades, capaz de ampl¨ªsimos desarrollos de los tercios. Y en cuanto al clasicismo, los dos se mantienen fieles al cante por derecho propio cl¨¢sico de quienes marcaron unas pautas insobornables de expresi¨®n flamenca: los Torre, los Pav¨®n, los Talega, los Mairena...
Pureza y clasicismo XI Festival Caja Madrid. Cante: Jos¨¦ de la Tomasa, Tomasa la Macanita, Jos¨¦ Menese. Toque: Manolo Franco, Manuel Parrilla, Antonio Carri¨®n. Teatro Alb¨¦niz, Madrid, 18 de febrero.
Autoridad
Jos¨¦ de la Tomasa es cantaor que yo dir¨ªa no sabe cantar mal. Le toc¨® abrir el festival, y lo hizo con autoridad, apelando a los estilos imprescindibles. Por sole¨¢, nada menos. Ya hacia el final, las siguiriyas, como ¨¦l dice, el himno propio de su familia. Aqu¨ª, en su ?ay! siguiriyero, el cantaor se hab¨ªa crecido ya y daba de s¨ª lo mejor que siempre esperamos de ¨¦l. Que en el cante por ton¨¢s de cierre fue una maravilla de grandeza y matices de belleza admirable.
En parecidos t¨¦rminos tenemos que pronunciarnos acerca de Jos¨¦ Menese. Parece que, en efecto, est¨¢ reencontr¨¢ndose consigo mismo y con el cante que le es natural, y en los recitales se le ve sobrio, con mucha atenci¨®n a lo que exigen los cantes para su mejor ejecuci¨®n. Y respondiendo con la suficiencia de que es capaz. Se est¨¢ quedando solo en el cultivo de ciertos estilos que ya casi ni se oyen, en una labor recuperadora que merece la gratitud del flamenco. En esta ocasi¨®n, marianas, caracoles y peteneras. Pero tambi¨¦n soleares, siguiriyas y un apunte por ton¨¢. Y el cantaor en su sitio, con autoridad, como debe ser.
La Macanita no estuvo a su altura, ni de lejos. Ni siquiera en sus palos fuertes, sole¨¢ o buler¨ªas. Me da la impresi¨®n, y quisiera equivocarme, de que la cantaora jerezana no se halla en buen momento.
En cuanto a los guitarristas, cumplieron con excelencia, particularmente Carri¨®n, que hizo algunos toques muy hermosos.
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