Asperezas bien suavizadas

El asunto de fondo de La vida de nadie es duro, dur¨ªsimo, pues se inspira en la monstruosa personalidad de Jean Claude Romand, persona y personaje del que damos algunos pormenores en el comentario, incluido en otra p¨¢gina de este peri¨®dico, del filme franc¨¦s El adversario. Pero Eduard Cort¨¦s, que hace su deb¨² como director en La vida de nadie esquiva el lado brutal y sanguinario - asesin¨® a sus hijos, su mujer y sus padres para seguir manteniendo su inconcebible red de imposturas- de ese sujeto y se limita a mantener (con algunas variantes) el demente entramado de mentiras en que consist¨ªa toda su vida, sac¨¢ndolo adem¨¢s de su sombr¨ªa Francia e instal¨¢ndolo en un barrio burgu¨¦s y luminoso de Madrid, donde la abyecta y abominable desventura de Romand, que impide a la gente com¨²n identificarse con ¨¦l y apiadarse de ¨¦l, pierde distancia y se nos acerca.

Es esencial para alcanzar esta cercan¨ªa el tacto y la sabidur¨ªa con que Cort¨¦s sit¨²a a Jos¨¦ Coronado en el centro de una trama que le permite irradiar ganchos identificadores y convertir el vidrioso asunto de fondo en un suceso vivible y manejable desde las leyes de la cordura. Hace un gran trabajo Coronado, pero frente a ¨¦l, Adriana Ozores esculpe una r¨¦plica exacta, magistral, en el personaje de la esposa estafada y atrapada por la tela de ara?a de la locura de su marido. Y el gran d¨²o, escoltado por la magn¨ªfica Marta Etura, Roberto ?lvarez y un reparto bien trabado, da consistencia a un filme que roza la blandura pero que la elude con ingenio y soltura.