100.000 millones de d¨®lares para derrocar a Sadam
Una guerra r¨¢pida, la instauraci¨®n de un nuevo Gobierno y una primera reconstrucci¨®n en Irak le costar¨¢ a EE UU el 1% de su PIB
Las guerras, adem¨¢s de destruir vidas, han demostrado a lo largo de la historia que son caras, que interrumpen el comercio y que, en general, frenan el desarrollo y la prosperidad econ¨®mica. Los conflictos suelen causar un repunte ficticio de la actividad (alta producci¨®n y empleo) acompa?ado de una fuerte escalada del consumo y de los precios en el periodo preb¨¦lico y durante el combate. Pero al final, cual castillo de naipes, todo ese tinglado econ¨®mico se derrumba.
En el caso de una guerra en Irak, su impacto en la econom¨ªa estadounidense y mundial depender¨¢ fundamentalmente de su duraci¨®n y de su extensi¨®n geogr¨¢fica. El primer efecto ser¨¢ la escalada de los precios del petr¨®leo hasta superar los 40 d¨®lares por barril. Si la guerra, como Washington prev¨¦, no dura m¨¢s de tres meses y no se extiende a otros pa¨ªses productores de Oriente Pr¨®ximo, la econom¨ªa de los pa¨ªses industrializados no notar¨¢ el conflicto e incluso puede beneficiarse de precios de la energ¨ªa bajos a medio plazo. Una guerra larga y extendida, no obstante, arrastrar¨¢ al mundo a la recesi¨®n.
La guerra suele frenar el desarrollo, disparar los precios y paralizar el comercio mundial
Hay dos cuestiones, relacionadas entre s¨ª, a tener en cuenta en el caso de un conflicto con Irak: el coste de la guerra y su impacto en la econom¨ªa seg¨²n los diferentes escenarios. Si nada se complica demasiado, EE UU se gastar¨¢ unos 100.000 millones de d¨®lares (el 1% del PIB estadounidense o el 14,5% del espa?ol), seg¨²n la media de los c¨¢lculos de la Oficina de Presupuestos del Congreso de EE UU y por asesores del Partido Dem¨®crata del Comit¨¦ Presupuestario de la C¨¢mara de Representantes. Si todo sale muy mal, la cifra que se baraja es 19 veces superior. El coste en un escenario favorable es, seg¨²n el profesor William Nordhaus de la Universidad de Yale, similar al de la guerra del Golfo de 1991 e inferior a la de EE UU contra M¨¦xico (1846-48) o Espa?a (1898-89). Las guerras de Corea y Vietnam costaron el 12% y 15% del PIB, respectivamente.
Nordhaus, sin embargo, sostiene en su informe que estos c¨¢lculos son incompletos, puesto que no contemplan que despu¨¦s de la guerra se necesitar¨¢n por los menos 75.000 millones de d¨®lares para mantener la paz y apuntalar al gobierno "amigo". La cifra puede llegar a un m¨¢ximo de 500.000 millones a lo largo de un decenio, teniendo en cuenta el desaf¨ªo que supone Irak frente a misiones de paz similares en los Balcanes. Como dice Nordhaus, observando los diferentes intentos de EE UU de "reconstruir" pa¨ªses (Hait¨ª, Bosnia, Afganist¨¢n), se ve "que Washington no ha descubierto ninguna f¨®rmula para el ¨¦xito r¨¢pido y barato".
Algo que ha preocupado a Nordhaus y otros expertos es el hecho de que la Administraci¨®n de Bush no haya hecho estudios serios sobre el coste de la guerra que se avecina ni de su impacto en la econom¨ªa. Ni siquiera teniendo en cuenta que el presidente present¨® unos Presupuestos para 2004 con un d¨¦ficit hist¨®rico de 307.000 millones de d¨®lares. Los expertos temen que de todas las hip¨®tesis sobre la intensidad del conflicto se d¨¦ la peor si EE UU insiste en una acci¨®n unilateral.
El temor a que Bagdad no sea un "paseo" para las fuerzas armadas estadounidenses y brit¨¢nicas sino un aut¨¦ntico "pandem¨®nium", comenta un experto del mercado petrolero en Londres, "est¨¢ creciendo entre muchos analistas". Alan Reynolds, del Instituto Cato de Washington, se pregunta: "?si Irak es una amenaza militar y tiene armas de destrucci¨®n masiva, c¨®mo es posible que se est¨¦ tan seguro de que la guerra ser¨¢ breve?". Para este analista es muy optimista el c¨¢lculo del consejero de Bush, Larry Lindsey, de que la guerra costar¨¢ como m¨¢ximo 200.000 millones de d¨®lares, y predice que la llamada segunda guerra del Golfo tendr¨¢ un coste, de media, de dos o tres veces esa cifra.
A medida que suben los costes de la guerra y m¨¢s dudas se levantan sobre su duraci¨®n y extensi¨®n, m¨¢s fat¨ªdicos son los pron¨®sticos para la econom¨ªa mundial. Los mercados de valores estadounidenses ya acumulan un retroceso del 4% en lo que va de a?o y los principales de Europa de entre el 8% y 9%. Hay una gran incertidumbre, adem¨¢s, porque ninguna de las grandes econom¨ªas del mundo se enfrenta a esta guerra en una situaci¨®n boyante. Ni EE UU, ni Alemania o el resto de la UE, ni Jap¨®n, pueden presumir ahora de fuertes tasas de crecimiento. Lo ¨²nico positivo de esta "debilidad" es que "durante las fases de desaceleraci¨®n econ¨®mica, como la actual, la intensidad de la guerra es menor que durante los ciclos de expansi¨®n", seg¨²n concluye el profesor de relaciones internacionales de la American University Joseph Goldstein, utilizando como base los ciclos largos (de 48 a 55 a?os) establecidos por el economista ruso Nikolai Kondratieff en 1926.
Otra de las conclusiones de Goldstein es que la inflaci¨®n es m¨¢s fuerte despu¨¦s de un conflicto que el periodo previo. Los precios en EE UU se incrementaron despu¨¦s de las guerras mundiales, un 122% entre 1916 y 1920, y casi un 55% entre 1945 y 1948. Entre la inflaci¨®n y el hecho de que toda guerra "distrae" recursos y esfuerzos de los sectores p¨²blico y privado la inquietud de muchos expertos sobre el futuro econ¨®mico aumenta. Tambi¨¦n se a?ade la cuesti¨®n del petr¨®leo. En un escenario malo, pero no el peor de todos, el economista George Perry -citado por Nordhaus- cree que el flujo de crudo al mercado puede llegar a reducirse en siete millones de barriles diarios si hay ataques de extremistas isl¨¢micos contra puntos de producci¨®n en Irak y sus vecinos, como Kuwait, Emiratos ?rabes Unidos y Qatar. En este caso, Perry prev¨¦ una contracci¨®n del 0,6% del PIB estadounidense. Para el resto de las econom¨ªas de los pa¨ªses importadores de crudo, como Espa?a, la contracci¨®n en sus econom¨ªas ser¨¢ igual o superior desde el punto de vista macroecon¨®mico, como personal.
El beneficio para los vencedores
Las guerras pueden ser beneficiosas y hay muchos ejemplos de ello en la historia: Holanda despu¨¦s de la Guerra de los Treinta A?os (1648) o el Reino Unido tras la derrota de Napole¨®n Bonaparte (1815). Al t¨¦rmino de la II Guerra Mundial, EE UU se convirti¨® en la ¨²ltima potencia que goza del dominio del comercio mundial tras un gran conflicto. ?Cu¨¢l es el beneficio de una guerra contra el r¨¦gimen de Husein? Es inevitable pensar en el petr¨®leo. En el hecho de que Irak posee las segundas mayores reservas de crudo del mundo, que extraer el crudo all¨ª es barato, y que es una alternativa a la dependencia de Arabia Saud¨ª, un pa¨ªs cada vez m¨¢s inestable pol¨ªticamente. Por otra parte, no es f¨¢cil olvidar que EE UU es el mayor importador de crudo del mundo y que la mayor¨ªa de quienes lo apoyan tambi¨¦n son muy dependientes del crudo. Washington ha insistido en que el crudo no es la raz¨®n de la guerra. "No es el factor", neg¨® el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, en octubre de 2001: "Es para preservar la paz y salvar vidas", a?adi¨®. Sin embargo, el vicesecretario de comercio internacional, Grant Aldonas, lleg¨® a decir en un reciente foro de empresarios que una guerra en Irak "abrir¨ªa la espita del petr¨®leo iraqu¨ª, lo que tendr¨ªa un profundo efecto en la econom¨ªa mundial y para los pa¨ªses consumidores de petr¨®leo".Una vez establecido un Gobierno af¨ªn a Washington, la industria petrolera estadounidense y aliada puede beneficiarse de una producci¨®n diaria de tres millones de barriles a un precio de mercado de entre 20 y 22 d¨®lares por barril. Adem¨¢s del sector petrolero, otros como el de la construcci¨®n, telecomunicaciones, etc¨¦tera, se beneficiar¨¢n de los contratos de reconstrucci¨®n de las infraestructuras en Irak.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Consecuencias econ¨®micas
- Crisis precios
- Precios
- Irak
- Guerra Golfo
- Reconstrucci¨®n
- Cese hostilidades
- Suministro petroleo
- Suministro energ¨ªa
- Estados Unidos
- Proceso paz
- Acci¨®n militar
- Oriente pr¨®ximo
- Pol¨ªtica exterior
- Gobierno
- Asia
- Comercio
- Guerra
- Conflictos
- Administraci¨®n Estado
- Econom¨ªa
- Administraci¨®n p¨²blica
- Relaciones exteriores
- Finanzas
- Pol¨ªtica